Las jefas de las granjas: ellas ya suman 36.000

Son ya más del 50% de las titulares de explotación y en la montaña de Pontevedra, seis de cada diez

Las sociedades y cooperativas que registran una mayoría de socias crecieron un 33% en una década

María Ramos, con una de las terneras más pequeñas de su explotación.

María Ramos, con una de las terneras más pequeñas de su explotación.

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Cuando las puertas de las escuelas infantiles de Santa Comba abren, a las ocho de la mañana, hace ya dos horas que la mayoría de las 400 vacas de la explotación “SAT Os Agros” que lidera María Ramos Castro, están a ordeño. Corretean por la granja, con ella, sus hijas de nueve meses y dos años. Ensayan sus primeros pasos y balbucean frases entre los mugidos espontáneos de imponentes vacas frisonas. María tenía también dientes de leche cuando corría entre las terneras de la granja familiar. “Llevo toda la vida dedicada a este oficio, profesionalmente desde los 20 años; tomé las riendas de la explotación de mis padres, que heredé, y luego decidí emprender esta aventura, que me llevó hasta ahora que tengo 41”, expresa. Entusiasta del agro, sus quejas –de haberlas– se dirigen más a las trabas de la crianza en el rural, un mundo que impone sus propios horarios. “La conciliación familiar es muy difícil”, añade. Lo mismo ocurre por la tarde cuando las únicas extraescolares a las que las pequeñas llegan a tiempo son las que dictan los trabajos agrícolas.

María es solo una de las más de treinta y seis mil mujeres que en Galicia constan como titulares de una explotación. La comunidad lidera el mando femenino del agro español, superando por primera vez un 50% de jefas de granjas –más que hombres en algunos casos– y con una media muy superior a la de España, que se quedaría en el 22,6%.

La joven granjera María, en la SAT "Os Agros".

La joven granjera María, en la SAT "Os Agros". / Fdv

La brecha de género se aminora en el campo o, al menos, eso avalan los datos del último Censo Agrario del Instituto Nacional de Estadística. Además, según los estudios de los que dispone la Consellería de Medio Rural, las cooperativas y explotaciones agrarias con personas jurídicas que tienen mayoría de socias femeninas ya son siete de cada diez en Galicia.

Galicia, líder estatal

Las mujeres siempre han trabajado la tierra, aunque su contribución a la agricultura y a la ganadería ha sido invisible: el poder del campo lo ostentaron los hombres. Pero, en general, parece que las tornas empiezan a cambiar hacia la igualdad. En la última década las jefas de explotación llegaron incluso al 61% en la montaña de Pontevedra; son también el 59,7% en A Coruña septentrional y un 56% en Terra Chá, en Lugo. En Galicia, que lidera el empuje estatal con 36.216 mujeres al frente de explotaciones, así como en el Principado de Asturias, Cantabria y País Vasco es donde más mujeres hay como titulares de granjas.

Sin embargo, para granjeras como María Ramos, la percepción es que el mando femenino lleva mucho más tiempo arraigado. “Quizás mi percepción no se corresponde con las estadísticas, pero había una tradición muy extendida en esta zona de que fueran las mujeres (hijas o nueras) las que se quedaran al frente de la explotación al jubilarse los padres. Los maridos normalmente tenían un trabajo fuera, ya fuese en una fábrica o como autónomo”, explica. Esa línea vincula a la mujer con los tradicionales cuidados de la casa y la explotación, próxima al hogar o incluso en la misma parcela. “Trabajar en la granja permitía cuidar a los mayores de la casa y, también, a los niños”, resume la granjera. También ahora, “poder trabajar y criar a mis hijas rodeadas de naturaleza es un privilegio y soy consciente de la suerte que tengo”, matiza.

¿Igualdad real?

Pero hasta hace no tanto tiempo, la contribución de las mujeres a las tareas agrícolas y ganaderas ni siquiera se veía reconocida con un alta en la Seguridad Social. “Incorporadas trabajando llevaban toda la vida; quizás ahora se incorporaron como jefas”, asegura la presidenta de la Confederación Nacional de Federación y asociaciones de familias y mujeres del medio rural (Afammer) en Pontevedra, Lucita Villar Jar. “Aún falta mucho para conseguir esa igualdad real de la que tanto se habla”, defiende. La mecanización e informatización del campo, reflexiona, es una gran baza para las nuevas granjeras, “pero el trabajo es duro como siempre y es a las mujeres a quienes nos toca más”, razona.

Además, el número de explotaciones agroganaderas gestionadas por personas jurídicas, tales como sociedades o cooperativas, crecieron en Galicia. Con datos de la Consellería de Medio Rural correspondientes a 2023, están inscritas 6.795. Un incremento “motivado por los continuos avances en la profesionalización del sector” que también alcanza al sector femenino. Las mujeres tienen en Galicia una gran presencia como socias. En 2012, 3.550 explotaciones gestionadas por personas jurídicas contaban con más mujeres que hombres como socias. Esa cifra se fue incrementando en un 33% hasta las 4.717 de este año. “En la última década, la participación mayoritaria de estas mujeres se mantuvo alrededor de un 70% de las explotaciones”, aseguran fuentes consultadas en la Xunta.