La firma líder mundial en perfume se alía con el CSIC gallego para explotar su rosa

El acuerdo con la suiza Givaudan permitirá fijar el uso: alimentario, farmacológico y cosmético | Es considerado el proyecto “estrella” y su fin es desarrollar el rural deprimido

Carmen Martínez (3ª izq.), junto a su equipo y las cestas de Rosa Narcea que recolectan cada madrugada.

Carmen Martínez (3ª izq.), junto a su equipo y las cestas de Rosa Narcea que recolectan cada madrugada. / CEDIDA

Las casualidades dan grandes ideas en ciencia. O al menos, eso es lo que piensa la investigadora de la Misión Biológica de Galicia, Carmen Martínez, que junto con su equipo no solo ha conseguido en tiempo récord (apenas 5 años) recuperar una variedad antigua de rosa a punto de extinguirse, la Rosa Narcea (única en España). Sino que la empresa más importante del mundo para la industria del perfume, la suiza Givaudan, ha fichado con ellos. “Si no hubiera investigado tanto sobre la vid y el olivo de Galicia nunca me habría fijado en las rosas que hay en la casa de mi infancia”, suelta sorprendida de lo que le ha traído el destino.

El acuerdo implica el trabajo mano a mano, y en exclusividad, entre los científicos españoles y los técnicos de la suiza durante todo 2023. La misión de la compañía: desarrollar la parte experimental en laboratorio, lo que determinará los usos rentables de esta singular rosa para las industrias: cosmética, alimentaria y farmacológica. Y la cosa promete.

“Ni mis compañeros ni yo nos lo podemos creer, ¡bueno, ni mi familia!”, dice riendo Martínez que añade que se sienten felices y orgullosos. En estos momentos, su vida está en un break de su trabajo diario en la sede del CSIC en Pontevedra. Se encuentra en la zona originaria donde se cultiva la rosa, en la aldea de Carballo (Cangas del Narcea, Asturias) donde recolecta las flores que salen por mayo. Se trata de una zona de alta montaña donde conseguir cobertura para continuar la conversación es difícil. También es una histórica comarca minera, hoy en riesgo de abandono total. De hecho, es una de las 5 zonas de Europa críticas en términos de despoblación y envejecimiento. El proyecto es similar al que mantienen en Galicia con el olivo autóctono y tienen el mismo objetivo, ambos dentro de la plataforma del CSIC Alcinder, centrada en fomentar el desarrollo rural con iniciativas público-privadas.

“Estamos trabajando a nivel experimental, pero con resultados prometedores. Si conseguimos que el cultivo de la Rosa Narcea sea rentable, podremos aprovechar las magníficas condiciones que ofrece esta tierra y que, junto con nuestros conocimientos como científicos y el trabajo de los habitantes de estos pueblos, puede crear el tejido económico que se necesita”, explica Carmen no sin cierta emoción.

No es para menos, ella se crio allí y hoy sabe las enormes posibilidades que su trabajo supone para el Noroeste castigado. “Tenemos el clima y la tierra, la gente que sabe cómo trabajarla. Y ahora, sus nietos son ingenieros, biólogos, químicos... No necesitamos nada más que trabajar juntos. Y este es el ejemplo de que se puede”.

La recolección de madrugada

Los doscientos rosales cultivados se encuentran en plena floración. Los científicos y Givaudan sólo cuentan con el mes de mayo para recolectar los 200 kilos de flores para seguir con sus investigaciones. Es un proceso delicado y medida, en el que se pasa un frío que pela, “ayer estábamos a un grado”, matiza la bióloga.

“Las flores deben cogerse entre las 06.00 y las 09.00h, pero sólo aquellas que han abierto un poco sus capullos porque es su estado más óptimo, donde conserva el aceite esencial que la hace tan valiosa. Cuando el sol incide se abren liberando el aroma y sería demasiado tarde. Es un trabajo diario porque hay que dejar que el sol del mediodía abra las que permanecen cerradas, cubriendo así el ciclo. Esas se recogen al día siguiente”, narra la experta que cuenta además con el apoyo de un equipo formado por: 4 científicos y dos técnicos de laboratorio (FP) además de jornaleros de la zona. Aunque no lo confirman, 2024 promete dar alguna alegría de cara a la explotación industrial de la flor.

Una empresa participada por los científicos controla su comercio

Se llama Aromas del Narcea por la zona donde se cultiva esta rosa y es la spin-off (2021) que posee la licencia de explotación mundial de la flor. Es la primera empresa bajo este modelo para este tipo de recurso agrario. Y la primera vez que el CSIC, como entidad, tiene participación (5%). La sociedad la integran los miembros del grupo de investigación que ha conseguido recuperar esta rosa antigua (10%), y el resto de socios son privados. “Una empresa así es necesaria porque veíamos como grandes ideas no se explotaban, porque faltaba el apoyo de los científicos que dominan campos de conocimiento muy concretos para su desarrollo práctico”, dice la bióloga y líder del equipo. Estos investigadores, miembros del grupo VIOR (trabajan en Galicia la vid y el olivo), han desarrollado una patente que, según Martínez, permite “multiplicar la planta de forma exponencial.

Suscríbete para seguir leyendo