Una clase con solo 3 niñas, ser pocos tiene sus ventajas

El CEIP de Fornelos practica un modelo de aprendizaje por el que los alumnos experimentan: libertad, curiosidad y risas

Los niños en Fornelos de Montes entran en el cole a las 10.00 animados por la música que les ponen sus profesores. Algunos llegan en el taxi de Donato, el taxista del pueblo, al que los padres confían a sus hijos porque la ruta del bus escolar no pasa cerca de casa. Y es que el CEIP Doutor Suárez, a solo media hora de Vigo, forma parte de los colegios rurales de Galicia marcados por la baja natalidad y el vaciado del rural. Tiene solo 61 alumnos que son acompañados por 10 profesores y tres más de apoyo (la de Religión, el orientador y la de audición y lenguaje, que son itinerantes y los comparten con el CEIP de A Lama y Ponte Caldelas). En Educación Infantil (EI) han tenido que unificar en una unidad mixta a los niños de 3,4 y 5 años. Igual que en Educación Primaria (EP) porque en 4º solo hay tres niñas.

No cumplir los ratios mínimos en las aulas suele marcar el devenir de los colegios de áreas rurales de Galicia pero en Fornelos, el equipo docente no tiene miedo a que le echen el cierre. Hace décadas que el centro no vive el esplendor de aquellos 200 niños con los que contaba cuando se abrió, allá por los setenta. La falta de niños condiciona además otros servicios del colegio, que no cuenta con un conserje. Son los propios maestros los que se encargan de abrir la puerta y de coger el teléfono cuando alguien llama al centro (por eso a veces tardan un poco), porque tampoco tienen administrativos en el departamento de Secretaría. Su director Suso Martínez se desdobla, con la inestimable ayuda de su fiel escudero Diego, profesor de Educación Física. Juntos hacen todo el papeleo que exige un centro educativo público y organizan el día a día del centro, además de cumplir con sus clases.

“Puedes dar atención individualizada y atender a los alumnos que tienen necesidades diferentes"

Pero esta situación, que a priori les sitúa en desventaja con respecto a otros colegios públicos, es para ellos un filón. Porque los profesores han sabido aprovechar las pocas oportunidades con las que partían, para crear un entorno de aprendizaje donde el tiempo y los recursos se exprimen al máximo. “Puedes dar atención individualizada y atender a los alumnos que tienen necesidades diferentes. Ellos también hacen lazos fuertes porque al ser pocos se conocen mejor. Y el entorno permite que se relacionen con el medio de manera natural”, explican los docentes que también señalan que es imposible un caso de acoso porque el vínculo se basa en la amistad y porque se detectaría el problema en cinco minutos.

Alumnos del CEIP Doutor Suárez en Fornelos de Montes, colegio con solo 61 estudiantes

Alumnos del CEIP Doutor Suárez en Fornelos de Montes, colegio con solo 61 estudiantes / Marta G. Brea

Trabajan los contenidos que marca el currículo educativo de forma “práctica, experimental y manipulativa”, cuentan los profesores que pueden hacerlo porque, como pasa en los países nórdicos, hay pocos niños por clase. Así en un colegio rodeado de carballos, los niños salen con su profe de conocimiento del medio para aprender cómo funciona la fotosíntesis, por qué los insectos son importantes en la naturaleza y qué función cumple el río en el ecosistema gallego. Una manera de aprender que despierta las ganas de saber.

Estos niños adoran las matemáticas (hacen los poliedros con palillos y plastilina), la geografía (construyen proyectos en relieve) y la lectura (pueden sentarse a leer en el suelo descalzos). Durante el recreo todas las puertas están abiertas y pueden ir a donde quieran. Los hay que usan los ordenadores para viajar con Google maps o juegan al ping pong en la mesa del pasillo. Comen cocido, pizza casera y churrasco, con productos de primera que se compran a los comercios del pueblo. El centro recuerda que se pueden matricular niños de otros municipios sin estar censados. Para el curso que viene hay 10 plazas disponibles en Infantil y 50 en Primaria.

“Al principio tenía también otro trabajo para mantenerme”

Rita Huertas - Responsable de la unidad mixta que agrupa 3º y 4º de EP

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Los colegios rurales no suelen ser la primera opción de los maestros. Pero el de Fornelos cuenta con un equipo docente motivado con las posibilidades que ser tan pocos les ofrece respecto a otros centros. La responsable de la unidad mixta que agrupa 3º y 4º de EP, Rita Huertas, lleva en Fornelos desde noviembre. “Los profesores pasamos años con trabajos precarios porque si tienes vocación pero no plaza, empiezas cubriendo bajas de corta duración y eso se puede alargar mucho. El curso pasado estuve en 7 centros. Llevo 5 años siendo maestra, al principio tenía también otros trabajos para poder mantenerme”, dice que aquí está feliz.

Los dos edificios abandonados presiden la entrada.   | // MARTA G. BREA

Los dos edificios abandonados presiden la entrada. / MARTA G. BREA / coco vecino

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El complejo del colegio se ubica muy cerca de la plaza del Concello. Cuenta con un gran edificio con anexos del que hoy apenas se usa un 20% del espacio. Tiene un gimnasio, una biblioteca-sala multiusos, comedor y patio. Desde él se accede al jardín del centro educativo que cuenta con salida directa al bosque, que está pegado. El complejo también tiene un par de edificios abandonados, dos estructuras que chocan desde la calle porque presiden la entrada al centro educativo y no tienen un aspecto cuidado. El moho cubre sus fachadas, sus puertas de madera están en mal estado y las ventanas viejas. Actualmente no tienen uso ninguno de los dos. En su día pertenecían a la Xunta pero se transfirieron y hoy son responsabilidad del Concello de Fornelos.

Para algunos de los profesores más modernos lo ideal sería habilitarlas para su uso natural, como casas de profesores, ya que hay gente de Betanzos y Lugo. O usarlas para impartir FP o como centro multiusos, por ejemplo. Pero el gobierno local tiene otro plan. “Tenemos un proyecto en la Xunta para hacer un centro de mayores, a ver si nos lo dan”, dice el alcalde Emiliano Lage, quien pide apoyo para la “Galicia vaciada”.

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