Cuatro Cosas

/ Paco Vedra

Avecilla, renqueante y escachifada pero aún decidida a seguir con sus vuelos –en nada parecidos a los de los aviones de Pesca, que no dejan la pista por razones “presupuestarias”, o sea, que no hay un euro para combustible ni sueldos de pilotos o así: ¡Ay, Rosiña Q...! y eso con lo del “Pitanxo” aún pendiente, entre otros motivos porque al delegado de Moncloa aquí lo dejaron con el culo al aire–, avisa de que –y no es intoxicación– alguien en el BNG mira de reojo a su único diputado en Cortes. Desde el lado ortodoxo. Ojo.

No, no, que no venga alguien diciendo que es un rumor maligno procedente del lado más perverso de la facha-da noroeste, pero de eso nada. Al maltrecho pajarillo se lo sopló un antiguo dirigente bloqueiro, hoy en el limbo político –pero no resentido– que fue a verlo al hospital y echó unas parrafadas con él. El motivo del recelo procede de algunos tintes ideológicos que no gustaron en el cuartel de los capitanes. Que nunca creyeron coincidir con Vox. Ufff.

Sí, cogno, fue sólo en el voto contra lo de la malversación y la sedición, pero no gustó un caralho, lo que puede servir de aviso a navegantes, incluyendo a Lady Ana, de la que dicen tampoco fue feliz con la explicación de “una coincidencia” puntual que mantenía “porque las ideologías son incompatibles”. Pero Pontón, que sabe bastante más del país y su realidad que quienes creen controlarla, parece haber insistido en que “hay cosas que no deben pasar”. ¿Eh?

Tampoco vayáis a creer que están muy contentos con el mando del PP en no pocos sectores –y dígase todo, los del sector de la boina– por haber abandonado, sin votar en contra de la reformas del Código Penal el escandaloso pleno parlamentario de la semana pasada. Le echan la culpa a Cuca –manda caralho el nombrecito para una portavoz en la Cámara– pero todo el mundo sabe que la riojana hace lo que le mandan de arriba; todo, pero sólo eso. ¿Capisci?