La nueva selectividad, aún insuficiente

Un momento de la celebración de la ABAU en la pasada convocatoria en la UVigo. |    // JOSE LORES

Un momento de la celebración de la ABAU en la pasada convocatoria en la UVigo. | // JOSE LORES / E. o.

Elena Ocampo

Elena Ocampo

La Xunta, así como cinco comunidades del mismo signo político como Madrid o Castilla-León, abandonaron el grupo técnico que diseña la letra pequeña del futuro acceso a la universidad, por “la falta de voluntad” del Gobierno para escuchar sus propuestas.

Lo tildaron de “simulacro de participación”. El modelo de transición que propone el Ministerio de Educación hasta que se implante el sistema final en el curso 2027- 2028 dicta que las materias conservarán su individualidad, pero irán incorporando un formato más competencial con una prueba de madurez y otra específica de cada modalidad. Esa fue la oferta a las comunidades en la última Conferencia Sectorial de Educación.

La administración educativa gallega aseguró que no le bastan esos retoques y pidió, incluso, retirar el proyecto entero para volver a empezar de cero. ¿Cuáles son los principales peros que pone Galicia? Pues que la nueva ABAU (Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade) no solo no soluciona el problema de desigualdad que implica el modelo actual, sino que lo “agrava” –Galicia pide pruebas únicas o con criterios homogéneos para toda España–, y que el examen de madurez, con varias disciplinas fusionadas, “diluye la cultura del esfuerzo”.

Poco después se conocía una de las medidas sobre la mesa del Ministerio de Educación: estudia que los alumnos que ahora cursan 1º de Bachillerato puedan elegir entre examinarse de Historia de España o de Historia de la Filosofía cuando se presenten a las pruebas en 2024.

La medida será transitoria, hasta que se implante la nueva ABAU competencial. La posibilidad de optar entre ambas materias existió hasta hace una década, cuando el PP eliminó Historia de la Filosofía como materia obligatoria.

La Comisión de Educación de la Red Española de Filosofía, que integra a los decanatos de las Facultades de Filosofía, al Instituto de Filosofía del CSIC, y a casi cincuenta asociaciones de todo el país, expresó primero su preocupación ante “el grado de opacidad” con la que se define esa decisiva prueba de acceso a la Universidad. No eran los primeros. Los filósofos se unían a los filólogos en su rebelión contra la nueva selectividad. Siendo la Filosofía una disciplina troncal en todo el Bachillerato, los profesores de la materia consideran que esta debería tener un papel decisivo en la ABAU, papel que “habría de determinarse y articularse contando con los profesionales y docentes”, recalcan. Echan de menos que se excluya a una parte del diálogo, también a los padres.

El profesor de Filosofía gallego Elías Pérez Sánchez, del Grupo Doxa –precisamente integrante de la Red Española de Filosofía– valora el cambio previsto dentro un programa “reformista y continuista” emprendido desde la LOE y la LOMLOE y que, en su opinión, ha cargado las tintas contra la Filosofía y la ética desde que, durante el gobierno de Zapatero, se comenzó a recortar horas a la materia. Es un sistema enfocado al mercado laboral, simplifica, cuando ese no debería ser el objetivo de la enseñanza Secundaria, sino de las Universidades.

“El alumno tiene que elegir una de las dos Historia de España o Historia de Filosofía porque, como es lógico, las asociaciones de alumnos piden menos exámenes”... razona Elías Pérez. “Hay una constante improvisación. ¿O un globo sonda del Gobierno para luego tomar decisiones definitivas?”. “Nos quejamos de los exámenes tipo test o de 150 palabras. Lo único que pueden implicar en la ABAU un examen de esas características es que no importa el análisis competencial y el dominio de las gramáticas de cada una de las asignaturas. Es insultante”, concluye.

“No hay más que leer los comentarios de los coordinadores de lengua gallega y española en la CiUG, que apuntan una generalizada falta de compresión lectora y, en reiteradas pruebas de selectividad, que los comentarios de texto tienen un nivel de expresión muy deficiente, incapacidad para comentar un texto literario y falta de pensamiento crítico para argumentar, por ejemplo, un texto sobre la igualdad de género o el papel de las redes sociales” añaden profesores de Ensino Medio consultados. También aseguran que no han sido una parte encuestada por las mesas de trabajo para esta reforma.

Y el cuestionamiento de este colectivo se produce poco tiempo después de que la Real Academia Española (RAE) también censurara el nuevo modelo en el que están trabajando Educación, Universidades, comunidades autónomas y grupos de expertos. No obstante, desde la Real Academia Galega no se posicionan abiertamente en contra. Dicen que están evaluando la propuesta.

“A Real Academia Galega está seguindo con atención o debate arredor da avaliación das linguas na proposta do novo modelo de proba de acceso á universidade. A institución sempre defende o status da lingua e da literatura galegas no sistema educativo e en particular nas probas de acceso ao sistema universitario. Nestes momentos está a estudar polo miúdo a proposta do Ministerio de Educación, en contacto co profesorado de secundaria e concretamente co persoal docente encargado da materia de Lingua e Literatura Galega nas probas de acceso á universidade”, aseguraron. Uno de los académicos, Henrique Monteagudo, avanzó a FARO que no compete al ente velar por temas pedagógicos y que en lo tocante a la lengua, la nueva selectividad “non mellora nin empeora” el uso del gallego. “Sería un atrevemento entrar en problemas de tipo didáctico ou organizativo”, resume.

Respuesta cerrada

“Hay “riesgo de disolución” de los contenidos y competencias de la Filosofía” en una prueba indiferenciada de madurez en la que, según los documentos de trabajo del ministerio, las preguntas van a ser, en su mayor parte, de respuesta cerrada (tipo test) y las cuestiones “de desarrollo” de una extensión prevista menor de 150 palabras, claramente inapropiada e insuficiente para “demostrar el dominio” de la materia.

En la última reunión del Ministerio sí se corroboró, no obstante, la decisión acordada entre el Ministerio y 15 comunidades de aplazar un año la aplicación de la futura ABAU, alineada con el nuevo diseño curricular de la LOMLOE, con el doble objetivo de lograr el máximo consenso posible y dar más tiempo a docentes y alumnos a asimilar los cambios del nuevo enfoque, menos memorístico y más competencial.

Solo Castilla y León y Madrid no apoyaron entonces el aplazamiento al defender una prueba única para todo el territorio nacional, una idea que comparten también Murcia, Galicia y Andalucía. Pero el secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar Cendón, ha descartado empezar de cero como pide la Xunta y otros territorios del PP: “¿Qué hacemos con todo lo avanzado? ¿Le explicamos a la gente que ha estado trabajando en esto que no ha servido para nada? ¿Serviría para alcanzar un consenso?”.

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