El PNV pide priorizar el tren de Santander a Bilbao, que amenaza inversiones al Noroeste

La UE ya rechazó una vez la aspiración de los nacionalistas vascos, que vuelven a la carga en la negociación de los mapas ferroviarios

Ramón díaz

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) exigió esta semana dar prioridad al tramo ferroviario entre Santander y Bilbao e incorporarlo al Corredor Atlántico, lo que, según expertos del sector, podría detraer inversiones al Noroeste.

La idea de los nacionalistas vascos, que cuenta con el apoyo explícito del Gobierno de Pedro Sánchez, es que el trayecto entre las capitales cántabra y vizcaína sea clasificado como red básica ampliada de las Redes Transeuropeas de Transporte (RTE-T), para que esté listo, como muy tarde, en 2040. Es la segunda intentona del PNV y los gobiernos vasco y español de conseguir acceso a las mayores bolsas de ayudas europeas. La primera resultó fallida, al rechazar hace unos días el Consejo de Ministros de la UE la petición del Ejecutivo de Pedro Sánchez para incorporar el tramo dentro de la revisión de la red ferroviaria europea que se debatirá en Bruselas. Ahora volverá a intentarlo, vía enmienda del PNV, durante la negociación en el Parlamento europeo de la revisión de los mapas ferroviarios.

El proyecto, que cuenta también con el apoyo del Gobierno de Cantabria, tiene un presupuesto estimado de entre 2.500 y 3.100 millones de euros, y fue presentado en sociedad a bombo y platillo en Santander por la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, el pasado mes de marzo.

El tramo Santander-Bilbao forma parte del Corredor Cantábrico-Mediterráneo, que une la capital cántabra con Valencia. El hecho de que este corredor solo discurra por un país hace que no pueda acceder a los fondos comunitarios más jugosos. De ahí el viraje de los gobiernos vasco y español para adherirlo al Corredor Atlántico, que une España y Portugal con Centroeuropa.

¿Cómo afectaría al Noroeste la inclusión del proyecto de tren rápido Santander-Bilbao? Todos los expertos consultados coinciden en señalar que, en principio, sería negativo, ya que, debido sobre todo al peso político del País Vasco, restaría con casi total seguridad inversiones al resto del Corredor Atlántico. Asunto bien distinto sería que se contemplara una segunda fase del tren rápido, entre Oviedo y Santander. Pero el Gobierno central ya ha dejado claro que esa posibilidad no está sobre la mesa. La primera reacción a la demanda del PNV ha partido de los integrantes de la plataforma que lucha por “resucitar” el tramo ferroviario Plasencia-Salamanca, clausurado en 1985, para incluir la Ruta de la Plata en el Corredor Atlántico como red básica.

Este acercamiento entre el Gobierno de Sánchez y el PNV se produce semanas después de que el Ejecutivo español solicitase a las autoridades comunitarias la inclusión de la Transcantábrica (A-8) como infraestructura básica del Corredor Atlántico, manteniendo las conexiones de Galicia y Asturias con Madrid, a través de la autovía del Noroeste (A-6, Madrid-A Coruña), de las Rías Baixas (A-52) y la autovía Ruta de la Plata (A-66, Gijón-Sevilla, incluida la “Y” asturiana), en la red global.

Expertos del sector afirman que las carreteras de la red global, la “segunda división” de las Redes Transeuropeas de Transporte (RTE-T), tendrán mucho menos dinero a su disposición que las de la red básica, que vendría a ser la “Champions League” de la movilidad en el continente. Los documentos oficiales de UE parecen quitar la razón al Ministerio de Transportes: los fondos reservados para proyectos de la red básica, por ejemplo, son seis veces mayores que los destinados a los de la red global; en concreto, 3.620 millones contra 600 millones.