El superior inmediato del jefe de maquinistas que avisó del riesgo de accidente en Angrois, José Luis Rodríguez Vilariño, ha afirmado que consideró que ese era un "punto crítico" pero que "se ajustaba a norma", en relación a la curva de A Grandeira, donde descarriló un tren Alvia en julio de 2013 dejando 80 muertos y 145 heridos.

Rodríguez Vilariño compareció en calidad de testigo propuesto por el letrado del maquinista que circuló hasta Ourense, Javier Illanes, en la décimo primera jornada del juicio por el siniestro.

La directora que certificó que Cortabitarte tenía competencias sobre seguridad matiza que eran "de ejecución"

Quien fue directora general de Recursos Humanos, secretaria general y del consejo de Adif, María Rosa Sanz Cerezo, quien certificó que el exdirector de seguridad acusado en el juicio por el accidente del Alvia -Andrés Cortabitarte- tenía competencias sobre seguridad, ha matizado que eran "más cuestiones como de ejecución o interpretación, más que normativas".

En la causa consta un certificado de esta exalto cargo de Adif que indica que las competencias sobre medidas de seguridad se hallaban delegadas en el director de seguridad en la circulación del administrador, en referencia a la aprobación de circulares e instrucciones.

Este miércoles, en la décimo primera jornada del juicio, que ha arrancado con algo más de una hora de retraso por problemas técnicos, ha matizado "que esas instrucciones y circulares" según su criterio "no suponían una potestad normativa para el señor director general de seguridad". "Debía actuar en el marco del reglamento y se trataba más bien de instrucciones interpretativas o de aplicación, entiendo", ha destacado.

Sanz Cerezo ha comparecido en calidad de testigo propuesta por el abogado del maquinista Javier Illanes, que fue quien llevó el tren desde Medina del Campo hasta Ourense.

"La potestad está donde está"

Ante su pregunta sobre si Cortabitarte "tenía plenos poderes para legislar en materia de seguridad", le ha respondido que no. "Creo que, con todo respeto, según mi criterio, creo que eso no es exacto. La potestad está donde está", ha resuelto.

Así, ha insistido en que, en su opinión, el cargo de seguridad de Adif "tenía que cumplir lo que decía el reglamento general de circulación y todas las normas técnicas, las de interoperabilidad etcétera". "Todo el marco normativo tenía que respetarlo", ha insistido, antes de incidir en que, desde su punto de vista, "no podía modificar" el reglamento.

Cortabitarte tuvo una dependencia orgánica de la Dirección General de Recursos Humanos y la Secretaría General del Consejo entre marzo y junio de 2013. Actualmente, esta abogada del estado presta servicios en Hacienda.

A cuestiones sobre el certificado de seguridad que emitió la dirección de este cargo --quien se sienta en el banquillo de los acusados por el análisis de riesgos de la línea--, esta testigo ha indicado que "en la autorización de puesta en servicio constan distintos documentos", entre ellos el que firmó Cortabitarte.

Precisamente sobre esa responsabilidad de evaluar los riesgos ha sido preguntada más tarde, a lo que ha señalado que, según recuerda, "en sus funciones enumeradas y competencias no tenía explícitamente esa competencia de evaluación y gestión de riesgos", o al menos "no figuraba".

La desconexión del 'ERTMS'

Por último, sobre la autorización de la desconexión del sistema 'ERTMS' embarcado, se ha limitado a indicar que el director de seguridad "tenía competencias delegadas del consejo", pero que desconoce si esa medida "se enmarca dentro de ese marco de delegación o por las competencias propias que le competían". El consejo, por su parte, no fue "informado", pero "nunca" vio que ese tipo de decisiones se trasladaran.

"Ese tipo de decisiones de carácter tan técnico no se informaban ni al comité ni al consejo. Sí se informaba de la puesta en servicio de una línea, temas de contratación, patrimoniales... Pero ese tipo de decisiones tan técnicas es que no pasaban por esas mesas, no sé", ha concluido.

Los acusados

La defensa de Cortabitarte le ha interpelado por el manual de seguridad en la circulación, leyendo una frase según la cual "cada área es responsable en materia de seguridad". "¿Es esto así?", le ha inquirido, a lo que esta testigo ha contestado que sí y ha agregado que existía una "atomización" con responsables "expertos" técnicamente.

Por último, la defensa del otro acusado, el maquinista, le ha exhibido varios documentos, uno de ellos con el que la dirección general de seguridad modificaba el reglamento general de circulación. "No sé si en un caso concreto se podía excepcionar", ha resaltado la testigo, al admitir que la consigna hablaba sobre cambios en las normas.

Y en este sentido, ha ahondado en su respuesta: "Hasta donde yo sé, la competencia era más de aplicación o interpretación. Es verdad que ahí dice de modificación. Pero no sé si después hubo algún trámite. Creo que el reglamento tenía rango de orden ministerial, y por principio puede modificar una norma la misma autoridad que la ha dictado, pero no le puedo decir".

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Última actualización 15:05

La juez da por terminada la sesión.

Un hombre relata las secuelas que el siniestro tuvo para su madre. Explicó cómo desde 2013 a 2016 se sucedieron las intervenciones en brazos y piernas y cómo desde el siniestro le fue “imposible recuperar su vida”. “Tenía una vida completa”, reseñó, y a partir del siniestro “la tuvo que dejar”. “Ha tenido que cambiar de vida, de hábitos, de todo. Y nosotros”, remachó.

Los hijos de un matrimonio lesionado en el encuentro explican que se enteraron a medianoche de a qué hospital los habían enviado tras contactar con los centros por vía telefónica. Cuentan cómo, en el caso de su madre, todavía se queda “paralizada” cuando escucha un ruido fuerte. “De lo único que se acuerda fue del ruido que escuchó y luego el silencio que había después”, comentan. Sobre su padre, ya fallecido, cuentan que perdió mucha movilidad tras el suceso o cómo “empezó a tener problemas psicológicos”.

Comparece un sobrino de dos fallecidos en el siniestro, que explica las relaciones estrechas que estos mantenían con su familia.

El marido de la anterior víctima explica que no pudo trabajar más tras el siniestro. "Aunque quisiera, no pudo", afirmó.

Otra víctima relata cómo después del siniestro las lesiones le impidieron trabajar como hasta entonces. Mencionó hasta diez huesos quebrados y contó cómo la rescataron. “No podía respirar”, explicó, porque una persona le oprimía el pecho.

Una nueva víctima explica cómo desde el siniestro no ha podido coger el tren nunca más y que el accidente le ha dejado lesiones en el brazo derecho y que desde entonces ha perdido oído y visión. Recuerda cómo fue sacado debajo de maletas y mochilas. “La gente decía “él vive, él vive”, explica. Al cabo de tres pasos por su propio pie, se desvaneció, cuenta.

Se reanudan las declaraciones.

La juez ordena un receso del juicio.

La madre de las entonces niñas víctima del siniestro explica además que para ella también fue necesario con posterioridad un tratamiento ante el “horror de ver la vida” de sus hijas “truncada” y el sufrimiento de su hermano, también víctima. Además, se vio obligada a dejar de trabajar para hacerse cargo de sus vástagos. A día de hoy así sigue siendo: “Mis hijas necesitan mucha atención y yo tengo que estar para sostenerlas”. Por otro lado, incidió en que la elección del medio de transporte para trasladar a sus hijas la motivó el que se “vendía” el tren de alta velocidad como "seguro” y con las tecnologías más avanzadas.

A la madre de las dos víctimas el trayecto desde Estados Unidos le pareció “terrorífico”. “No sabíamos si estaban vivas o muertas”, lamenta. La primera vez que vio a la mayor la encontró con el pelo lleno de sangre, entubada por todas partes y la mirada “perdida”. De la pequeña, leyó una carta en la que relata el horror del accidente y afirma cómo ahora “tiene miedo de todo”, desde medios de transporte a la oscuridad, y que las consecuencias psicológicas “han sido tremendas” y “a día de hoy” siguen “luchando” con ellas.

Habla de una de las dos víctimas, entonces niñas. Cuenta cómo la sacaron los bomberos porque se había quedado atrapada, pero tardaron “bastante” porque no se escuchaban sus gritos de auxilio. Relata que sufrió varias operaciones quirúrgicas, además de otros problemas “innumerables”, como un año sin poder hablar tras el accidente, y que ahora incluso tiene problemas para salir a caminar y a día de hoy sigue a tratamiento con fisioterapeutas y asistencia psicológica desde hace cinco años. No pudo hacer la carrera universitaria en Estados Unidos, como había planeado, al no tener acceso a beca deportiva.

Su otra hija mantenía una relación intensa con el deporte y a las secuelas psicológicas, en su caso, se suman las físicas. Con repercusiones en todas sus facetas vitales. Además de que ha tenido consecuencias en su plan familiar, implicando incluso el traslado de la familia de país, porque vivían en Estados Unidos, donde también recibieron tratamientos y fueron objeto de intervenciones quirúrgicas.

Habla el padre de dos víctimas. Una de ellas, explica, tenía 8 años en el momento del accidente. En su caso las lesiones físicas “fueron menores”, pero, al ser “de las últimas” en ser evacuadas, pudo contemplar “todo el horror” del siniestro y “a medida que madura, el problema se hace mayor”. A día de hoy, sostiene, es incapaz de hablar del siniestro.

El padre de la misma víctima explica el largo periplo que les llevó localizar a su hija tras el siniestro. Se pasaron la noche buscándola, pero no lo lograron hasta el día siguiente: permanecía en el hospital en Santiago sin identificar. En la actualidad, cuenta cómo su hija sigue con tratamiento, en rehabilitación y con medicación. Una persona les ayuda en casa porque, “aunque quiere, no puede”. Al respecto, incide en cómo antes del siniestro su hija tenía una empresa con su marido y se dedicaba profesionalmente a su carrera y ahora sus progenitores la tienen que ayudar.

Ahora declara la madre de la víctima, quien cuenta que su hija necesita ayuda económica y personal. En cambio, cuando sufrió el accidente estaba en “pleno” momento vital y laboral en su profesión, que tuvo que abandonar, y ahora “las secuelas están ahí”. 

El marido continúa explicando que desde el accidente han tenido a alguien en casa para ayudar en as tareas domésticas y al principio con el cuidado de los hijos. “Si pudiéramos tendríamos mucho más”, añade. Además, lamenta que es “muy difícil” encontrar atención especializada “neuropsicológica”, pero que su esposa sigue recibiendo asistencia psicológica y física.

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En la vista programada para mañana jueves seguirá abordándose el correo electrónico enviado por José Ramón Iglesias Mazaira, ya que declararán el que era gerente de Producción de Viajeros de Renfe Rafael Sardón Tejedor, que también lo recibió, y Nicolás Izquierdo Navidad, jefe de Producción de Viajeros.

Por último, está convocado el formador de maquinistas Manuel González Sánchez, al que también llegó el correo con el que Iglesias Mazaira alertaba de una señalización deficiente.