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Pisar el instituto tras opositar en 2006... y hacerlo con 61 años

La Xunta llama como auxiliar administrativo para Educación a personas después de 16 años

Alumnos saliendo de clase en un instituto gallego. Alba Villar

Eva Calleja y María del Carmen González acaban de pisar este curso, por primera vez, un despacho de instituto en la provincia de Pontevedra tras aprobar –ambas– unas oposiciones en 2006. “Me había olvidado de la oposición prácticamente. Fue un poco surrealista. Vi la notificación en la aplicación de la Xunta en verano y luego, tras confirmarla, me llamaron un viernes. ¿Te interesa venir el lunes a trabajar?”, explica Eva Calleja.

La ya de por sí inesperada llamada, 16 años más tarde y sin haber trabajado nunca en el ámbito educativo –más que en un comedor escolar, como sustituta–, es más sorprendente al tener en cuenta la edad de ambas: 60 y 61 años, respectivamente. Es decir, afrontan un nuevo empleo en el momento en que muchos trabajadores se plantean una prejubilación.

Los nervios del primer día se suman a la inexperiencia en puesto pero, en su caso, además de cursosde reciclaje, han seguido sacando títulos adelante. Quizás por eso se han presentao (y defendido) la plaza.

La anécdota se quedaría ahí, como un dato aislado, si no fuera porque dentro de la comunidad educativa cercana se suma otra persona recién llamada... con 59 años.

Y así, tirando del hilo, se constata la incorporación este curso 2022-23 de auxiliares administrativos que llevaban años en la parte baja de las listas. Conocer el número total de personas afectadas es prácticamente imposible porque la identificación se realiza únicamente a través del DNI del titular que ha sido llamado a cubrir la plaza. Por razones de confidencialidad y petición expresa de las trabajadoras, los nombres citados no son los reales. Pero, ¿qué ha propiciado ese movimiento de las listas para que personas, supuestamente con buena puntuación, pero menos méritos, hayan entrado?

¿Qué ha cambiado? La Consellería de Facenda e Administración Pública admite que la lista de auxiliares administrativos gestionada por la Xunta “experimentó en los últimos meses importantes movimientos a causa de la resolución del concurso de traslados de funcionarios”. También, asegura que “esta situación se une al hecho de que esa lista es de ámbito provincial y utilizada para la cobertura de plazas de todas las Consellerías, no solo de Educación”, lo que vendría a explicar, según la administración pública, las curiosas situaciones descritas.

De todos modos, la Xunta quiere matizar que “en cualquier caso, la adjudicación a través de las listas de contratación se realiza según la orden de preferencia en la que figuran los integrantes en la lista en el momento de llamamiento” –de acorde al decreto por el que se regula el nombramiento de personal interino para el desarrollo con carácter transitorio de plazas reservadas a funcionarios y la contratación temporal de personal laboral–.

Sindicatos apuntan a la “saturación” de los servicios centrales


“La sobrecarga de trabajo que soporta el personal de las listas de servicios centrales no se vio acompañada de un previsible y necesario incremento de personal”, explica la delegada de Educación de la CIG, Rosa Fernández. Alude a situaciones en las que fure preciso hacer selecciones de personal a través del INEM de personal de limpieza o de cocina “porque no se pudieron cubrir por el sistema común de llamamientos, pese a haber gente en esas listas e incluso en ámbitos limítrofes”. Critican que los recortes “sobrecargaron de trabajo al personal de listas de servicios centrales “que se vio sobresaturado y desbordado de trabajo”.

Sin embargo, desde la secretaría nacional de CIG-Administración apuntan a que las listas llevan casi un año sin actualizarse –es decir, sin añadir los méritos de los aspirantes que las integran– y que esta tarea está aún pendiente desde el pasado febrero, mes en que normalmente se renuevan, para los méritos de 2021. También apuntan a un problema de recortes de personal. “Desde que entró en vigor la amortización de puestos y se centralizaron en los servicios centrales de función pública en Santiago” –asegura la responsable de la CIG., Zeltia Burgos– se eliminaron las llamadas provinciales”.

Es decir, antes las listas se gestionaban a nivel provincial y vía telefónica, con personas que asesoraban en caso de dudas. Ahora se hace a través de la aplicación de la Xunta y, según estas fuentes, a veces con “notificaciones masivas”, como de hasta 40 o 50 personas para un mismo puesto, lo que da problemas en momentos de mucha concurrencia de acceso al sistema, como ocurre a principios de curso. Si la persona no contesta o rechaza la oferta, es penalizada durante 6 meses. Si la acepta pero también lo hace otra persona con más puntuación en la lista en el plazo de 5 días, se le concede a la mejor posicionada.

La situación de los auxiliares administrativos, aseguran, no es la única, sino que han tenido problemas de cobertura con bedeles, cocineros o cuidadores de alumnos con diversidad funcional – “que empezaron a trabajar hasta una semana más tarde”–.

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