La inflación dispara el gasto en comida de los hogares: 1.000 euros más en dos años

La encuesta de presupuestos familiares elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja el mayor crecimiento de la historia en el desembolso de los hogares entre el año pasado y 2020, el ejercicio de aparición del COVID-19, pero también por ello un año atípico, debido al confinamiento de tres meses en el peor momento de la pandemia y las duras restricciones que comenzaron a levantarse el año pasado.

Las comparaciones entre 2021 y 2019, año preCOVID, resultan las más adecuadas para calibrar el efecto de la subida de precios, aunque las estadísticas están marcadas también por el cambio de hábitos generado por el coronavirus: más tiempo en casa, mayor consumo de alimentos, miedo en la primera parte del año a acudir a espacios cerrados como restaurantes y problemas económicos de miles de familias afectadas por las consecuencias de esa situación excepcional. Solo en Galicia y Extremadura aumentó el desembolso familiar entre 2021 y 2019. De media, en España se pasó de 30.242 euros a 29.243 en 2021.

En ese contexto, el gasto medio de cada hogar gallego creció un 14,4% el año pasado respecto a 2020 y casi un 6% respecto a 2019 hasta alcanzar los 28.429 euros. Se trata del dato más alto desde 2009, cuando se superó por poco la barrera de los 29.000 euros. En aquel año comenzó a gestarse la crisis financiera derivada de la quiebra del banco Lehman Brothers a finales de 2008, que derribó como un castillo de naipes el sistema económico mundial.

Las familias gallegas desembolsaron el año pasado 1.583 euros más que dos años antes, una factura atribuible básicamente a la cesta de la compra. De esa cifra, 1.058 corresponde a alimentación. Otros 487 euros a mayores suponen los gastos básicos de la vivienda, como el alquiler o la hipoteca y recibos de luz, agua y gas. Este apartado se come, en total, 8.472 euros del gasto anual de las familias, frente a los 5.256 de la comida.

La energía se encareció el año pasado un 56,5%, con otro 26,2% de carburantes y combustibles, lo que añadido a la escalada de los alquileres en las ciudades situó el coste en un techo bajo el que guarecerse y las facturas básicas asociadas en el más alto de la historia. Solo en 2011, y por apenas 9 euros, se había superado el umbral de los 8.000 euros anuales de media destinados a este capítulo. Ahora está casi 500 por encima, evidenciando que se trata de la principal carga para las familias.

Crece también el apartado destinado a la mayor parte de cuestiones, como alcohol y tabaco (30 euros más hasta los 564), muebles (+200) u ocio y cultura, que suma 200 euros también hasta los 1.433.

Pero, ¿en qué se apretaron el cinturón los gallegos? Pues en ropa y salidas a restaurantes y hoteles, según los datos del INE, que reflejan tanto el impacto de la inflación como de los nuevos hábitos de consumo, modificados en gran parte por el COVID. En comer fuera, los hogares gallegos recortaron la factura en 396 euros hasta situarla en 1.847, mientras que en vestido y calzado el tijeretazo fue de 301 hasta los 1.290.