¿Qué debe saber un niño a los 12 años? La traducción aplicada de las competencias clave recogidas en la Lomloe es larga. Entre otras destrezas, se supone que al finalizar Primaria un alumno puede expresar pensamientos con claridad, es capaz de seleccionar y contrastar información sencilla procedente de dos o más fuentes y evaluar su fiabilidad, utilizar el pensamiento científico para entender y explicar alguno de los fenómenos que ocurren a su alrededor o conocer los riesgos y adoptar –con orientación docente– medidas preventivas al usar las tecnologías digitales.
Así aparece en el “Anteproxecto de Decreto polo que se establece a ordenación e o currículo da educación primaria na Comunidade Autónoma de Galicia”, que la Xunta acaba de trasladar a los sindicatos para su debate en mesa sectorial. El nuevo corpus que integrará las enseñanzas que impartirán los colegios gallegos es uno de los que, en principio, y pese a los trámites que aún debe superar, va más avanzado, aparte del de Infantil. Docentes y escolares sabrán qué les espera en las aulas en septiembre.
Y lo que les aguarda, como avanzó la Xunta el martes, es, sobre todo, una apuesta mayor por Ciencias de la Naturaleza y por las dos Lenguas (gallego y castellano), una materia de proyectos como alternativa a Religión, que incluirá el recurso a medios digitales o audiovisuales de apoyo en la presentación– y una nueva asignatura –aunque tocaría al año siguiente, porque está prevista para 6º– para formarse en Valores Cívicos y Éticos.
El borrador difundido ayer permite comprobar la apuesta de la Lomloe por llevar al terreno de la práctica los conocimientos, en línea con ir hacia un currículo menos enciclopédico y más competencial, aunque parta de que para aprender hay que saber. Por ejemplo, la asignatura que gana más peso en Primaria, Ciencias de la Naturaleza, que pasa a impartirse tres horas a la semana en los cursos impares y dos en los pares, no solo incluirá información sobre el sistema digestivo, el óseo o el reproductor, sobre los reinos de la naturaleza o los estados de la materia o las máquinas, sino que muchos de esos aspectos se abordan desde la proximidad al alumno –animales y plantas autóctonos aparecen en el temario– y con una vertiente utilitaria.
Por ejemplo, el currículo de esta materia incluye educación afectivo-sexual desde 2º, pero también se preocupa, haciéndose eco de la demanda de los expertos que abogan por empezar precozmente a incidir en el problema, de la prevención y consecuencias del consumo de drogas, ya en 6º. A eso se suman hábitos saludables relacionados con higiene, prevención de enfermedades y alimentación variada o el resaltar la importancia de la cesta de la compra y del etiquetado de los productos para conocer sus nutrientes.
Cuando se tratan los materiales, se tocan aspectos relacionados con un futuro sostenible, al fomentar un uso responsable y las tres R: reducir, reutilizar y reciclar; mientras que en los ecosistemas, se trabaja con ejemplos de “buenos y malos usos de los recursos naturales” del planeta o las consecuencias del cambio climático
Uno de los cuatro bloques de Naturales está constituido por contenidos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y se notará. De hecho, la legislación pretende que al acabar la enseñanza obligatoria los estudiantes sepan manejarse de forma responsable y segura en el mundo digital y además programar. Los más pequeños, en Primaria, ya se van iniciando en la materia con un lenguaje sencillo de programación.
Otra gran novedad del currículo, pero habrá que esperar un año más, es Educación en Valores Éticos y Cívicos. Allí no solo manejarán conceptos como “bien” y “mal”, “valor”, “libertad” o “ciudadanía”, sino que también se trabajará el uso sostenible de la energía, la educación emocional y la autoestima, la igualdad y corresponsabilidad entre hombres y mujeres o el respeto a la identidad sexual y la prevención de la LGTBIQ+-fobia y se llevarán los debates a terrenos próximos: por ejemplo, la prevención del acoso escolar o del ciberacoso.
