Deducciones fiscales en el impuesto sobre la renta de las personas físicas o en el de transmisiones patrimoniales, descuentos en matrículas escolares y tasas, preferencia en adjudicación de plazas en centros sostenidos con fondos públicos o becas, bonificaciones en las entradas a museos, reducción en las tarifas de transporte... Son algunas de las ventajas que otorga el título de familia numerosa, según recoge la página de la Consellería de Política Social, un título del que poseen en la actualidad un total de 25.578 hogares en Galicia. Esa es la cifra de documentos en vigor a finales de 2020. Aunque supone casi una tercera parte más que las que disponían de esa credencial una década atrás, implica también el primer freno en el último lustro a un incremento sostenido en su número.
Numerosos factores pueden explicar la cifra que aparece recogida por el departamento que dirige Fabiola García en la memoria de la Consellería relativa al pasado año, empezando, como advierten desde la Xunta, por la propia anomalía que supuso 2020 en las estadísticas a partir de la irrupción de la pandemia. Por ello, invitan a tomar con precaución los datos y a no considerar el pasado año, dado su carácter “atípico”, como de “referencia”.
Con todo, y dado que el descenso se ha materializado y que entre 2019 y 2020 se registró la mayor caída de títulos de la década –traducido en 1.262 credenciales menos en vigor–, fuentes de Política Social apuntan, en primer lugar, al declive de la natalidad en la comunidad, que es una “tendencia”. De hecho, si la cifra de nacimientos de 2019 se presentó como el peor dato desde 1941 en Galicia –el Instituto Nacional de Estadística cifró en 15.718 los bebés que nacieron en la comunidad–, la estadística provisional que maneja el mismo organismo para 2020 rebaja ese número, hasta los 15.212. Con menos niños, menos familias son susceptibles de cumplir con los requisitos para acceder a la condición de familia numerosa, que, como punto de partida, requieren tres o más hijos, aunque pueden ser menos en caso de discapacidad, por ejemplo.
A esa caída en los nacimientos, Política Social añade factores coyunturales que han contribuido a que se emitieran el pasado año casi dos mil títulos nuevos menos. En concreto, aluden, por una parte, a que tal vez haya habido familias que no hayan renovado los documentos que acreditan su condición después de que su vigencia fuese prorrogada el pasado año hasta en dos ocasiones para evitar trámites debido a la emergencia sanitaria.
Además, añaden otro motivo: en los años 2018 y 2019 se incrementaron las credenciales en vigor por los efectos de sentencias que recogen que mientras el último de los hermanos no se independiza del domicilio, las familias que tengan la categoría especial siguen manteniéndola. Eso, explican desde Política Social, provocó que hubiese más títulos en vigor en ese período.
De hecho, en los títulos totales vigentes donde se nota el hachazo con respecto a 2019 es en los correspondientes a familias de la categoría general, que son las que no cumplen los supuestos para tener acceso a la especial (al menos cinco hijos o cuatro en casos particulares de renta y de partos múltiples). Tienen la categoría de especial casi uno de cada diez hogares beneficiarios de los títulos: un total de 2.446 familias.
Frente a la contención del último año, las cifras podrían mejorar si sale adelante la ley que prepara el Gobierno que prevé extender la etiqueta de familia numerosa y las protecciones que conlleva a las familias monoparentales que tengan dos hijos. En la práctica, eso supondría que unos diez mil hogares gallegos formados por un papá o una mamá más dos retoños podrían acogerse a las mismas ventajas, aunque en Galicia la Xunta ya dispone de varios pluses y apoyos para estos núcleos.
En el último lustro también ha cambiado el perfil de las familias numerosas, según se desprende del análisis específico que hace cada ejercicio Política Social. Así, al igual que ocurre con la sociedad gallega en general, los progenitores de estos hogares también envejecen y en la actualidad las familias en la que uno de los cónyuges tiene al menos 45 años rozan ya el 60 por ciento. También han ganado peso los hogares con titulares jubilados. Aunque el porcentaje es reducido, de un 3,1%, supone un salto desde 2015, cuando era de un 1,77%.