La salud financiera de las entidades locales gallegas es buena, como acredita el séptimo año consecutivo de superávit financiero que registraron el pasado 2018, cuando alcanzaron los 175 millones de euros de superávit gracias al incremento de un 6% de sus ingresos. Sin embargo, algo más de medio centenar de concellos guardaba en el cajón al cierre del pasado mes de junio facturas por un valor total de 18,6 millones de euros, prácticamente la mitad que en el mismo período del ejercicio pasado, cuando se alcanzaron los 43,1 millones, aunque 24 de ellos correspondían al municipio de Teo.
Las facturas en cajón figuran en el saldo de la cuenta 413, un mecanismo legal que les permite a las administraciones locales alargar los plazos antes de pagar y de cuyo control se encarga el Ministerio de Hacienda para evitar un exceso de desviación presupuestaria. Se trata de compromisos de pago para los que no se ha dictado acto formal de reconocimiento y liquidación. Son albaranes que todavía no se han puesto sobre la mesa, lo que no significa que no se abonen, sino que se hará más tarde.
Ese mecanismo permite sortear la obligación legal de pagar a los proveedores en el plazo máximo de un mes desde que se recibe la factura en el registro municipal.
A mitad de año, el saldo de la cuenta sumaba albaranes por 18,6 millones: 8,3 correspondían a 21 concellos de Pontevedra; 9,1 a 21 de A Coruña; 208.248 euros a 4 de Ourense; y 880.504 a 8 de Lugo.
Urbes
Entre las ciudades destaca el caso de Santiago, con 1,7 millones de euros, por los 465.744 euros de Ferrol; los 282.772 euros de A Coruña; los 107.084 euros de Vigo; y los 85.682 de Pontevedra. Lugo presenta un balance de cero y Hacienda crece de datos de Ourense.
