El mapa de la Galicia fantasma suma ya más de 2.000 aldeas vacías. Y en más de 10.000, un tercio de los más de 31.00 núcleos con los que cuenta la comunidad, tan solo quedan entre uno y diez vecinos. Es la foto en la que cada año queda retratada la despoblación en el que está sumida Galicia desde hace tres décadas. Pero cada vez hay más particulares interesados en la compra de parroquias abandonadas en la comunidad gallega, que concentra el 40% de la oferta de toda España.

En solo un lustro se han duplicado los núcleos rurales a la venta en Galicia, con precios que oscilan entre los 30.000 euros a los más de 2,6 millones de euros. De las apenas 20 aldeas desiertas que se ofertaban hace cinco años se ha pasado a las 36 a día de hoy (14 en la provincia de A Coruña, otras 14 en la de Lugo, seis en la de Ourense y las dos restantes en la de Pontevedra), de un total de 100 anunciadas en toda España, según el portal aldeasabandonadas.com.

La oferta es de lo más variopinta. Desde núcleos sin vecino alguno que están a escasos kilómetros de la playa hasta otros aislados en plena montaña, algunos con varias casas de piedra de hace siglos, otros también incluyen bodegas o están enclavados en la Red Natura e incluso tienen parcelas que superan las 6 hectáreas. Se anuncian como "magníficas aldeas en venta" y "lugares idílicos" que pueden llegar a adquirirse por menos de lo que cuesta un piso de apenas 70 metros cuadrados en pleno centro urbano.

A la oferta de aldeas abandonadas, se suman otros 156 pazos y casas señoriales en venta en Galicia de un total de 390 anunciados en toda España, otras 22 bodegas de más de 80 en el conjunto nacional y 39 parcelas de 114 en el país.

Galicia, "el plato fuerte"

"Galicia es nuestro plato más fuerte", reconoce la gerente del portal inmobiliario aldeasabandonadas.com, Elvira Fafian. En los últimos tres años se han incrementado las ventas en todas las provincias, en especial en Lugo y en Ourense, por los precios bajos, con operaciones que se cierran entre los 20.000 y 30.000 euros.

¿El perfil de los compradores de pueblos deshabitados en Galicia? Son cada vez más los extranjeros que han encontrado en una aldea deshabitada un auténtico paraíso para fijar su residencia y al que llegan ya con un proyecto de rehabilitación bajo el brazo.

"A los inversores extranjeros les sorprenden las construcciones gallegas en venta ya que en sus países es impensable tener esa riqueza y no entienden cómo han podido quedar en esta situacion de abandono. Para ellos lo importante en una compra es la estructura de piedra y la tierra, no la reforma que tengan que acometer", explica Fafian.

Si hace años eran rusos, belgas e incluso argentinos y finlandeses los principales interesados en hacerse con una aldea abandonada en Galicia, ahora son cada vez más los americanos, holandeses, suizos y alemanes. Pero el mercado inmobiliario en el rural atrae también hay compradores españoles, con un aumento de las adquisiciones de pueblos aislados por parte de familiares de gallegos emigrados a otros puntos del país que quieren recuperar sus raíces y lo hacen con la compra de una aldea en la que asentarse, bien de manera definitiva o como segunda residencia.

La práctica totalidad de las compras se cierra ya en la primera visita, según destaca la gerente de aldeasabandonadas.com, algunas propiedades ya quedan incluso reservadas por teléfono nada más ver online la oferta.

Herencia en venta

En los últimos años se ha producido un repunte de propiedades heredades a la venta. "No hay el apego que había antes a la tierra y las terceras generaciones deciden vender esos poblados que heredaron", detalla Elvira Fafian. Son el grueso de las ofertas. Pero también hay ofertas que proceden de propietarios que quieren deshacerse de esos bienes porque se han quedado aislados en esa parroquia y quieren ir a otra localidad que les ofrezca más servicios, así como también hay empresarios o propietarios de explotaciones agroganaderas.

Desde que una aldea abandonada se pone a la venta hasta que se cierra una compra no suelen pasar más de tres meses. El proceso suele ralentizarse por el papeleo que hay que tramitar, desde mirar los lindes, hasta hacer las gestiones con los peritos agrónomos.