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La escasa demanda de biomasa obliga al Ejecutivo gallego a apostar por otras renovables

Con dos millones de hectáreas de monte, el uso de la biomasa forestal como energía alternativa parecía ser la mejor solución ante la elevada dependencia energética que Galicia tiene del exterior -un porcentaje alto del consumo energético procede del petróleo-. Y la Xunta apostó fuerte por este tipo de instalaciones. Pero con el tiempo se dio cuenta de que no hay tanta demanda como preveía, al tiempo que despuntaban otro tipo de tecnologías como la solar, la geotérmica o la aerotérmica.

Por esta razón el Gobierno gallego ha reorientado su estrategia en renovables, lo que ha obligado también a reajustar el reparto de ayudas europeas que empleará para elevar el consumo de energías limpias en Galicia.

La biomasa seguirá siendo central para la Xunta, pero le recortará fondos, casi ocho millones de euros, para impulsar otras energías como la solar, la geotérmica o la aerotérmica.

El Gobierno gallego explica que las ayudas destinadas hasta ahora a fomentar la biomasa no han tenido los resultados previstos. Por un lado, se ofertaron subvenciones para desarrollar redes de distribución de energía térmica. Sin embargo, apunta que surgieron "problemáticas técnicas adicionales" que impidieron desarrollar los proyectos en plazos razonables, lo que dio lugar a un grado de ejecución muy bajo.

Por otro lado, se dieron ayudas para instalar calderas de biomasa en los hogares gallegos, pero la demanda "fue inferior a la prevista". La razón, según aclara la Xunta, es la competencia del gasóleo que tuvo un precio bajo durante los dos últimos años.

Por esta razón, el Gobierno gallego elevará las cuantías de las ayudas para incentivar calderas de biomasa y compensar así la menor rentabilidad de estas instalaciones ante la bajada del precio del gasóleo.

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