El director de seguridad en la circulación de Renfe, Antonio Lanchares, aseguró en sede judicial esta semana que su "sensación" era que los maquinistas consideraban que el salto de velocidad que se producía en la curva de A Grandeira, donde se produjo el accidente del tren Alvia que ocasionó 80 muertes y había que reducir de 200 a 80 kilómetros por hora, era "normal entre comillas".

Lanchares afirmó esto a preguntas del fiscal Mario Piñeiro en su comparecencia este martes ante el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago. El juez Andrés Lago lo llamó a declarar en calidad de investigado tras asegurar el otro alto cargo imputado (Andrés Cortabitarte, su homólogo en su día en Adif) que la responsabilidad de evaluar los riesgos era "compartida" entre el administrador de infraestructuras y la operadora ferroviaria.

Sometido al interrogatorio del magistrado, el jefe de seguridad de Renfe respondió a dos cuestiones fundamentales en la causa abierta para determinar las responsabilidades penales derivadas del siniestro: el aviso de un jefe de maquinistas justo después de la inauguración de la línea que supuestamente nunca le llegó y la desconexión del sistema "ERTMS" embarcado por un mes que se prolongó durante un año.

En lo relativo a la curva que se encuentra a pocos kilómetros de la estación de Santiago, a la altura del barrio de Angrois, Lanchares dijo: "La sensación que yo tengo es que las personas (por los profesionales) consideraban que ese salto de velocidad era un salto de velocidad, digamos, normal entre comillas".