VIDEO | Un nuevo incendio en Soutomaior dificulta la situación en Galicia.

Una tarde de pesadilla dio paso anoche a la alarma generalizada en Redondela. El viento racheado y la sequedad extrema convirtieron en un infierno el incendio declarado alrededor de las 15.30 horas en Moreira, en el municipio de Soutomaior. El fuego se extendió como la pólvora hacia O Viso, atravesó el monte do Escredo donde media docena de casas se tuvieron que desalojar, y de ahí aún saltó a Ventosela, donde entre un denso humo y por precaución se ordenó la salida de los niños y los cuidadores de Aldeas Infantiles.Al cierre de esta edición, eran ya más de 70 hectáreas calcinadas.

Al caer la noche, la portavoz del gobierno local Carmen Amoedo admitía que la situación era de "alerta" pues los vecinos se veían "sitiados" por el fuego. "El viento es nuestro peor enemigo ahora", dijo.

Diez unidades de la UME se desplegaron a medianoche para atajar por tierra el avance de este incendio que a lo largo de la tarde movilizó hidroaviones, helicópteros y bomberos llegados incluso de Ourense, además de todos los efectivos locales de emergencias, Guardia Civil y Policía, desbordados por la situación.

Hasta entonces, impulsadas por traicioneras rachas cambiantes, las llamas ya habían recorrido más de seis kilómetros de monte. Una enorme masa de humo se levantó sobre Redondela, dificultando la visibilidad.

El foco del incendio se ubicó en una ladera del monte de Moreira, muy próxima al de A Peneda que ya se calcinó parcialmente hace apenas una semana. Tras unos días en los que las temperaturas en la zona superaron los 40 grados, y con un fuerte viento del norte, el fuego ascendía sin control y se reavivaba pese a los esfuerzos de bomberos y vecinos. Cientos de personas se agrupaban en la carretera, apenas a un kilómetro del castillo de Soutomaior. Muchas tomaban fotos mientras sonaban las sirenas de los helicópteros que arrojaban agua al monte humeante y el zumbido de los hidroaviones volando al ras.

Ver galería

GALERÍA | Incendio en Soutomaior

El alcalde de Soutomaior, Agustín Reguera, advertía que "lo peor está en Redondela" en una situación que le recordaba al fatídico verano de 2006. El viento cambiante direccionó las llamas al barrio de A Nogueira, en O Viso. Allí se trasladó la tensión. En el lugar de Escredo media docena de casas, las más próximas al monte, fueron desalojadas; hubo algún vecino que opuso resistencia.

La humareda llegó a ocultar el sol y cundió el nerviosismo. Coches de policía escoltaban velozmente a los camiones de bomberos por los intrincados caminos de O Viso. Una vecina de A Nogueira se quejaba: "Non sei quen fai as leis, antes podiamos apañar toxo e piñas do monte e estaba limpo. Agora pasa esto e levamos as mans á cabeza".

Finalmente las viviendas de O Escredo se salvaron del fuego. Pero las llamas seguían descontroladas hacia Ventosela. Allí se ordenó el desalojo de Aldeas Infantiles. Los bebés fueron llevados al centro Príncipe Felipe y los demás niños y cuidadores pasarían la noche en el cuartel del ejército de Pontevedra.

Al cierre de esta edición, ardían fincas en Ventosela y varias familias eran desalojadas de sus casas.