¿Qué tienen en común A Veiga en Ourense y Siberia? No es el tiempo. Si en la villa ourensana los termómetros rondan los 14 grados de temperatura media, en la Rusia asiática pueden congelarse y caer a menos de 40 grados. Tampoco es la gastronomía. El pulpo á feira no es conocido por los rusos orientales que prefieren sopas con arenque y remolachas. Y a los de A Veiga no les pongan un vodka delante si pueden degustar un buen vino de Valdeorras. Lo que les une, pese a la distancia, es que son "desiertos demográficos" , así llaman los expertos a las zonas donde solo viven tres habitantes por kilómetro cuadrado.
Tres habitantes es la densidad media de Siberia y esta media la rondan cuatro concellos en Galicia. A Veiga con 3,4, Chandrexa de Queixa, con 3,6 y Vilariño de Conso, con 3,8 habitantes en Ourense. Y el último es Negueira de Muñiz, con 3,8 habitantes por kilómetro cuadrado en Lugo. Los datos son del 2014 y del Instituto Galego de Estatística.
Donde se concentra más población en Siberia no superan aún así los 40 habitantes por kilómetro cuadrado, una cifra que no alcanzan ni de lejos los 17 los municipios que en Galicia técnicamente están muertos para los demógrafos: 9 en Lugo y 8 en Ourense porque su densidad media es inferior a 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Otros treinta, 16 en Ourense, 13 en Lugo, uno en A Coruña y ninguno en Pontevedra, corren el riesgo de correr el cartel de cerrado por falta de vecinos, pues la densidad media está entre 15 y 10 habitantes.
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Los expertos alertan de que el desierto demográfico en Galicia avanza. Hace diez años, eran 13 los ayuntamientos en el cementerio y 22 los que estaban en cuidados intensivos.
Clima y economía
El desierto demográfico amenaza con extenderse al 15 por ciento de los concellos gallegos. El 5 por ciento ya entran en la categoría y el 9,5 por ciento corren el riesgo. Son 47 que nada tienen que envidiar a Siberia, símbolo de la despoblación, aunque seguramente a ninguno de ellos se le hubiese ocurrido la comparación. Lo que sucede es que en la Rusia asiática el clima que impone unas duras condiciones de vida explica la fuga de habitantes. En Galicia, no es el caso.
El declive de la población en la comunidad tiene otras causas y la economía, como casi siempre, es la principal. Que Galicia camina hacia el suicidio demográfico es una realidad que admite la propia Xunta, que además busca frenar la pérdida de vecinos con incentivos fiscales a la natalidad y más guarderías.
El objetivo es tener quien trabaje para pagar las pensiones de los mayores en las próximas decadas. El mayor drama se vive en las provincias del interior.
El poco dinamismo que hay se registra en las provincias de Pontevedra y A Coruña. Así se dan situaciones extremas y mientras en el concello ourensano de A Veiga hay 3,6 habitantes por kilómetro cuadrado, en la ciudad de Vigo se concentran 2.640 vecinos por kilómetro cuadrado y en la urbe herculina se contabilizan hasta 6.379 habitantes en el mismo espacio. En Pontevedra, son 680 habitantes.
