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El final de los alquileres con precios bajos

El fin de la renta antigua encarece un 200% los alquileres de comercios

Locales urbanos por los que se pagaban hasta ahora 600 euros en Galicia costarán 2.000

Un local comercial con el cartel de "se alquila".// Bernabé/Javier Lalín

En menos de 15 días se extinguirán los alquileres que quedaban de "renta antigua", algunos de ellos base de históricos comercios en el centro de las ciudades. Y con el fin de la normativa que permitió mantener durante años alquileres por debajo del precio de mercado se producen bruscas subidas en los costes de bajos comerciales. En Galicia, con el fin de la renta antigua, se disparó el precio de comercios situados en calles transitadas hasta un 200%. Cuenta el propio sector que rentas de 600 o 700 euros hasta ahora, en establecimientos ubicados en núcleos urbanos, se encarecen hasta los 2.000 euros.

El final de los contratos de alquileres con precios bajos no pilla por sorpresa a los afectados, que empezaron a negociar las nuevas rentas con los propietarios hace un año, "y algunos, incluso dos años", expresan fuentes del sector. Según los cálculos de la Federación Gallega de Comercio, este cambio de normativa afectó a unos 4.500 comercios, aproximadamente el 10% del total, teniendo en cuenta los últimos datos de establecimientos en la comunidad, ya que con la crisis hubo miles de cierres. ¿Cuál es el destino de los comercios afectados por el fin de la renta antigua? Muchos inquilinos lograron renegociar el precio de la subida con los propietarios del local: "no podemos decir cuántos porque se trata de soluciones individuales, pero quizás más de la mitad llegaron a acuerdos con los dueños, pactando un incremento positivo para ambos", expresan las federaciones de comerciantes consultadas, que añaden que los inquilinos que llevan años gestionando un comercio en el mismo establecimiento aceptaron, mayoritariamente, subidas de un 35% o un 50%.

Hubo también comerciantes que no lograron llegar a acuerdos con el propietario y, por el elevado precio en que se quedaría el alquiler a partir del uno de enero del próximo año, actuaron antes y se mudaron a otro local más asequible. Otro colectivo de comerciantes, sobre todo mayores, en edad de jubilarse y con problemas para el relevo generacional, aprovecharon para liquidar y poner fin al negocio; este sería el caso de tiendas históricas. Muchos de estos negocios están en lugares privilegiados, en el corazón de las calles comerciales de las ciudades, y en estos casos, muchos propietarios, conscientes de que los locales serán alquilados (para un uso comercial o para otro tipo de proyecto) por su óptima ubicación, aplican el incremento que trae consigo el fin de la renta antigua y dejan atrás años de alquileres mínimos.

El día 31 de diciembre se cumplen los 20 años de prórroga que concedió la Ley de Arrendamientos Urbanos en 1994 a contratos de alquiler de local de negocio otorgados antes del 9 de mayo de 1985. En el caso de locales o superficies mayores de 2.500 metros cuadrados no fueron 20 años de prórroga sino 5. La situación de renegociación actual es fruto de varias reformas de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). En el año 1964 la norma daba el poder a los inquilinos, dejando unos precios simbólicos durante años. Fue en 1994 cuando el ministro Borrell aprobó la prórroga de 20 años que ahora vence.

Hay miles de casos distintos, tantos como zonas, tipos de comercio, antigüedad e incluso relación inquilino-propietario. Según el propio sector, había alquileres de renta antigua "desde 50 euros, a 150, 175, 300 o 600 y 1.000 euros", en función de la zona y del pueblo o ciudad. "Por ejemplo, hay inquilinos que estaban ya en 1.000 euros y pasan a pagar 2.000. Pero no hay una norma; porque hay gente que está aceptando subidas de 1.000 euros, aunque no pensamos que sean demasiados porque es mucha cantidad; de 800, 600 y otros muchos subidas de entre 200 y 400 euros", describen las federaciones consultadas.

El contexto económico, con locales vacíos, sin alquilar, debido al nivel todavía bajo de consumo, frustró subidas pronunciadas generales del precio de los alquileres; en esto coinciden todos los consultados.

"Hubo mucha gente que renegoció. En muchos casos es el propietario el que entiende que no es el momento de subidas o de grandes subidas, porque corre incluso el riesgo de que se marche el inquilino actual y, por el contexto económico, el local se quede vacío. Luego están los casos de liquidación; gente de 65 años, próxima a la jubilación, que aprovecha y cierra. Y también hay casos de gente que estaba en el centro, con tiendas con nombre ya, que al subir el alquiler se cambió a las afueras. Conozco un caso en Lugo en el que el alquiler subiría ahora a más de 2.000 euros y la persona se fue a otra calle más alejada", argumenta José María Seijas, presidente de la Federación Gallega de Comercio, que apunta que las subidas pronunciadas en las ciudades "llevan a la desertización de los centros urbanos de comercio minorista, con rentas difíciles de asumir para comerciantes individuales".

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