"Ni idea de lo que se cuece, estamos todos de vacaciones". La frase de un dirigente del PSdeG ilustra el estado de atonía con que el partido se acerca al inicio de las tan cacareadas primarias, aun en su forma consultiva del día 7 de septiembre que deberá ser refrendada en un congreso el 28 de ese mes. El líder saliente Pachi Vázquez empeñó nueve meses desde el varapalo electoral de octubre en que el partido perdió siete escaños para lograr el visto bueno de Ferraz a esta novedosa fórmula que, según su punto de vista, otorga más voz a las bases que el sistema de delegados para la elección de cargos orgánicos.

La batalla se ha reducido a dos aspirantes a la Secretaría Xeral entre los que existe un Golliat y un David. El primero es el presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, con 5.400 avales, mientras que el segundo papel corresponde al alcalde de A Illa, Manel Vázquez, que ha logrado 1.400. La campaña de ambos arranca el día 28 y concluye el 6 de septiembre con retos en común y algunos diferentes para tratar de que el PSdeG reinvierta la tendencia negativa de las últimas citas electorales. Estos son sus desafíos.

Movilización y apoyos. Los rivales parten con un nivel de apoyos asimétrico, con Besteiro casi quintuplicando a su oponente. El problema del sistema de primarias consultivas parte en las lagunas jurídicas que posee. En primer lugar, habrá que analizar el grado de participación de la cita en la que tienen derecho a votar 11.250 militantes. Si Besteiro queda por debajo de los 5.400 avales conseguidos el partido transmitirá falta de energía por las tan ansiadas primarias. La participación -la votación se producirá entre las 12.00 horas y las 20.00 del primer sábado de septiembre cuando hay todavía gente de vacaciones y con el riesgo de que salga el sol y la militancia se vaya a la playa- es un asunto que inquieta a ambos candidatos. Pero si la victoria en la consulta resulta muy abultada, podría desincentivarse la participación en el congreso del día 29 de septiembre. Si la participación en este es mínima, el liderazgo también quedaría emborronado. Además, no existen garantías de que los delegados voten al ganador de la consulta -existe un pacto para que solo se presente este al congreso, pero no hay garantías de que así sea- y no opten por la abstención para desgastarlo si la ejecutiva que nombra no les satisface.

Nueva dirección. A priori, el favorito Besteiro ha logrado el apoyo a su candidatura de pesos pesados como José Blanco, Francisco Caamaño o Xosé López Orozco. Este, según fuentes socialistas, también puede ser su talón de Aquiles a la hora de trasladar una imagen de cambio, pues deberá caminar sobre el estrecho filo que separa el consenso de la supervivencia del status quo. Haber mostrado disposición a integrar a miembros de casi todas las familias del partido podría dificultar la traslación a la sociedad de un mensaje de cambio. Además, integra en sus filas a enemigos internos como los fieles al exbarón coruñés Salvador Fernández Moreda y el grupo Novo Socialismo Galego capitaneado por Iván Puentes, que ya pugnaron por la secretaría provincial hace unos años. En el caso de Manel Vázquez, su victoria podría suponer un cambio de ejecutiva y rostros, aunque podría enfrentarse al riesgo de oponerse así a los poderes del partido, que también cuentan con respaldo entre las bases. Cuando Zapatero se impuso a José Bono, hombre del aparato, realizó una transición tranquila, pero contando con miembros de la vieja guardia. Años después, incluso colocó de vicepresidente a Alfredo Pérez Rubalcaba, hoy secretario general del PSOE.

El Parlamento. El nuevo secretario xeral deberá lidiar con un grupo parlamentario ajeno, como le sucedió a Pachi Vázquez. La diferencia con esa situación a partir de septiembre radica en que el nuevo secretario xeral carece de acta de diputado. Una de las primeras decisiones deberá ser la renovación del grupo, tanto en su presidencia, ahora en manos de Pachi Vázquez, como de la portavocía. El vigués Abel Losada, cuyo trabajo alabó Besteiro en este diario, ya ha trasladado entre líneas su deseo de no continuar en el puesto, apostando por la necesidad de trasladar los cambios a O Hórreo. En el caso de Besteiro, en el partido algunas voces especulan con la posibilidad de que ese puesto lo ocupase Francisco Caamaño, aunque supondría una plataforma mediática para optar a la candidatura a presidir la Xunta en unas hipotéticas primarias. Por ello, otras fuentes lo descartan.

El puesto del líder. Besteiro y Vázquez se enfrentan a un reto en unos meses en caso de ser líderes del PSdeG: presentarse o no a las municipales de 2015. En el primer caso, el adiós de Orozco sitúa al lucense como candidato a alcalde de la ciudad, pero una derrota dejaría su iniciático liderazgo lastrado, y perder la Diputación, sin plataforma política para contrarrestar al titular de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Vázquez tiene más claro que debería repetir en A Illa. El actual secretario xeral colocó como senadora a la exalcaldesa de Silleda, Paula Fernández Pena, puesto que podría haber sido una salida para el nuevo líder del PSdeG.