En función de quien venga la crítica, la falta de crédito en España es todavía un problema muy grave o ya lo fue más durante la embestida de la recesión. Pero nadie niega, ni políticos, ni economistas, ni las propias entidades financieras, que la fluidez en las inyecciones a empresas y familias están muy lejos de ser las aconsejadas para dar el enésimo puntapié a la crisis. El último informe de estabilidad del Banco de España revela que durante el último año la financiación al conocido como sector privado residente cayó casi un 1%, frente al incremento disparado de los créditos a las administraciones públicas, de un 22%. Al Gobierno le cuesta entender lo que está pasando, después de "haber hecho los deberes" con las ayudas públicas al sector y se ha propuesto vigilar el movimiento de los créditos. Elena Salgado pedirá informes periódicos a las patronales de cajas y bancos con detalles incluso de a quién se financia y a quién no.

"Ahora son las entidades financieras las que tienen que hacer su trabajo y aplicarse la tarea", defiende la vicepresidenta económica, que da por supuesto que en este momento "se dan todos los requisitos" para que el crédito vuelva a fluir. Tanto el colchón del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) como la reforma de la ley de cajas, que pueden ahora recurrir a capital privado para mejorar sus recursos propios. Salgado avanzó ayer durante su intervención en el Foro Cinco Días que los próximos datos que ofrecerá el Banco Central Europeo (BCE) sobre la financiación de las entidades españolas mostrará que cajas y bancos recurren "mucho menos" al organismo por la mejoría en las condiciones de los mercados mayoristas a los que recurren para captar fondos.

La peor parte, según reconoce la vicepresidenta, se la llevan pymes y autónomos. Por eso la información que su departamento solicitará a la Asociación Española de Banca, la Confederación de Cajas y también al Banco de España vendrá detallada por sectores y tamaño de las empresas. Salgado quiere comprobar si son las grandes compañías las que absorben el poco crédito que sale de las entidades. "Según eso, tendremos que decidir si hace falta alguna actuación adicional", asegura. El principal banco español ya ha avisado de que será difícil. "Los primeros encantados seríamos nosotros, pero lo vemos difícil en una coyuntura de no crecimiento y de desapalancamiento", aseguraba ayer Alfredo Sáenz, consejero delegado del Santander.

El Ejecutivo central ve el actual proceso de reestructuración entre las cajas en "la mitad", a falta de que se consumen los trámites administrativos. "Después –señala Elena Salgado– se producirán ajustes de capacidad que deberá vigilar el Banco de España". Es decir, de recorte de red y venta de activos. El resultado de las pruebas de estrés son una invitación "a la tranquilidad absoluta" desde el área económica de Moncloa, que rechaza la aplicación de una tasa al sector por las ayudas públicas. España no se siente identificada porque los avales y préstamos a las entidades le han reportado a la caja estatal por comisiones e intereses unos 2.500 millones de euros.

Con la suma de todas las entidades, en el sector bancario entre junio de 2009 y este ejercicio, el crédito creció un 4,2%. Eso sí, tres veces menos que el volumen de depósitos. Entre las cajas la caída roza el 1%, con casi 11.000 millones de euros menos entre familias y empresas.

Las tres grandes entidades gallegas muestran las tres tendencias posibles. Hasta el pasado junio, los créditos del Banco Pastor aumentaron un 6%, con 1.224 millones de euros. En Caixanova está prácticamente estancado, con la concesión de 26,6 millones, un 0,1% más que en junio de 2009. La reducción se da en Caixa Galicia, con una caída del 2,5%, unos 897 millones menos.