L os cuatro tripulantes del atunero gallego Sant Yago II, de la conservera Jealsa de Boiro, que se hundió tras sufrir un incendio en el Golfo de Guinea el viernes pasado, llegaron ayer por la mañana al aeropuerto vigués de Peinador. Los otros 24 marineros del congelador siniestrado, dos de ellos vascos y el resto de Costa de Marfil y Senegal, también están ya en sus casas. Todos fueron rescatados ilesos por un mercante ruso, si bien uno de los senegales recibió asistencia sanitaria en Abidjan ya que tenía un golpe en una pierna.

Los marineros gallegos, todavía afectados y muy emocionados al reunirse con sus familias, apenas podían articular palabra a su llegada a Vigo. El marinense Adolfo Oliveira, calderete del atunero, besaba a cuatro de sus tres hijos que acudieron a recibirle con sus nietos en brazos. "Lo siento, pero ahora no puedo recordar lo sucedido, está muy reciente, tal vez más adelante..." manifestó a los medios de comunicación.

Haciendo gala de gran entereza, no en vano llevaba 10 años en "Sant Yago II", relató que el peor momento que pasaron fueron "las doce horas que permanecimos a la deriva en medio del océano en la panga tras abandonar el barco incendiado, en especial por la noche hasta que nos rescataron".

Explicó que no llegaron a temer por su vida. "Habíamos cogido ropa de abrigo, agua y víveres. Toda la tripulación estaba serena y eso fue fundamental", manifestó. Satisfecho por el apoyo recibido por la armadora de la conservera Jealsa de Boiro, añadió: "Lo que si quiero decir es que tenemos una armadora estupenda. Desde el primer momento estuvieron pendientes de nosotros y, sobre todo, con nuestras familias que se vieron muy amparadas", concluyó.

Benito Concheiro, cocinero del barco siniestrado y natural de Seixo (Marín), fue el primero en salir del avión. Abrazado a su hijo pequeño no podía ni hablar. "Sólo puedo decir que es una alegría muy grande estar aquí. No puedo ni recordar lo que hemos pasado", expuso de forma escueta mientras su mujer y su hijo procuraban alejarse de las cámaras.

Tras él salieron el ribeirense Francisco Fernández, que abandonó el aeropuerto de inmediato con su familia, y Manuel Valverde, vecino de Sabarís (Baiona) y primer oficial de puente del barco hundido. "Estoy muy cansado", musitó emocionado mientras abrazaba a sus padres.

El responsable de Jealsa, Juan Alonso, manifestó que para la empresa "lo principal es que todos los tripulantes estén bien y lo de menos la pérdida del barco y las capturas". "Es una experiencia muy desagradable, pero también una satisfacción que todos los tripulantes estén a salvo y se encuentren bien". En cuanto a las causas del siniestro, apuntó que se desconocen y que, al haberse hundido el barco -que en verano pasó revisión en Vigo-, resultará muy difícil llegar a conocerlas.

El responsable de Jealsa, que acudió a Peinador con los familiares de los cuatro marineros, explicó a los medios de comunicación que estaban satisfechos de cómo se resolvió el incidente, dentro de la gravedad, especialmente tras la "incertidumbre" de las 12 horas que pasaron desde que los tripulantes tuvieron que abandonar el atunero hasta que fueron rescatados. Unas horas en las que no sabían qué había pasado, ni si estaban a salvo. La armadora, a través de la embajadora de España en Costa de marfil ha trasladado a los marineros de aquel país, su intención de contar, ya que Jealsa tiene un barco gemelo al siniestrado en Abidjan.