TE DOY UNA CANCIÓN

Del primer tango en gallego... y su autor

Parejas bailando en el XI Encuentro de Tango en Galicia, en Vigo.

Parejas bailando en el XI Encuentro de Tango en Galicia, en Vigo. / Ricardo Grobas

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Airiños, airiños aires
airiños, da miña terra.
Son como os de Buenos Aires
o corazón queda nela
(De tango “Ramonciño”)

Durante el siglo pasado, abundaron gallegos que fueron excelentes letristas (también compositores) de tangos, pero ninguno de ellos se atrevió a escribir uno en su lengua natal o a reflejar el alma galaica en sus piezas (“Galleguita” fue compuesta y escrita por argentinos tras una visita a Galicia). Bueno, hay una excepción, Eduardo Calvo Souto, padronés de cuna (1891) que llegó a Buenos Aires a la temprana edad de 13 años acompañado por su madre. Allí, en la capital, les esperaba su padre, que había emigrado unos años antes.

Bohemio y amador de la noche, Eduardo estuvo vinculado más de cuarenta años al quehacer teatral, primero como actor aficionado y después dirigiendo y organizando compañías con las que realizó giras por el interior de Argentina, así como por Uruguay y Brasil. Y si bien en la hostelería se estrenó empleado como camarero, alcanzó a regentar algunos de los más importantes locales nocturnos de la capital argentina, lo que le dio la oportunidad de conocer y tratar a figuras estelares de la época, entre ellas Carlos Gardel quien, tras descubrir su faceta de letrista, popularizó algunas de sus versiadas al incorporarlas a su repertorio, proporcionándole al gallego fama entre el púbico y prestigio entre los mejores compositores de tango, deseosos de ponerle música a sus textos.

Ya consolidado como letrista, escribió Ramonciño, estrenado en 1954, y considerado el primer tango de la historia argentina escrito, cantado y grabado íntegramente en lengua gallega, en cuyo texto homenajea a los emigrantes de Galicia y, muy especialmente, a Rosalía de Castro. También escribió, en castellano, el tango titulado “Corazón gallego”, y se caracterizó por introducir en sus letras muletillas, estribillos o fragmentos en el idioma da miña terra.

No hemos podido encontrar ningún audio ni video de ambas canciones citadas, pero si quieren conocer la maestría de Eduardo no tienen más que escuchar, en la voz del mismísimo Carlos Gardel, las interpretaciones de “El Arrabalero” (sin duda, su mayor éxito) o de “Bésame en la boca”, otro de sus grandes hits.

Eduardo Calvo Souto falleció, en precarias condiciones económicas, en 1959,a los 68 años de edad.

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