Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mujeres fuera de serie

La maga de la neurociencia

Susana Martínez-Conde es la directora del laboratorio de Neurociencia de la Universidad de Nueva York. La científica coruñesa analiza cómo la magia juega con nuestra percepción de la realidad. Apuesta por la divulgación y organiza desde 2005 un concurso internacional de ilusiones ópticas

La investigadora Susana Martínez-Conde, en su laboratorio de neurociencia de la Universidad de Nueva York.

Una de las principales herramientas con las que trabaja Susana Martínez-Conde son las ilusiones. Visuales y cognitivas. Y es que la magia le ayuda a explicar el funcionamiento del cerebro, un órgano por el que sintió fascinación desde muy joven.

Enfocar esa pasión en una forma de vida no fue, sin embargo, tarea fácil en una época en la que no existía la conexión directa con el mundo que ofrece internet. La científica nacida en A Coruña en 1969 no contaba, además, con ningún tipo de vinculación familiar que le guiara en un campo tan desconocido como la neurociencia. Y sin embargo, lo consiguió. Susana es hoy una reputada neurocientífica que dirige el laboratorio de Neurociencia Integrada de la Universidad del Estado de Nueva York y sus estudios sobre ilusiones ópticas y de percepción han dado la vuelta al mundo. Además, y no menos importante, la investigadora realiza una importante labor de divulgación científica a través de sus libros y charlas en los que, entre otras cosas, explica la ciencia a través de una disciplina mucho más cercana: la magia.

  • ¿Quién soy?

    “Una persona que admira la magia de la realidad al tiempo que aspira a desvelar sus secretos”

“En mi familia no conocía, ni remotamente, a ningún investigador ni sabía tan siquiera lo que era la neurociencia”, afirma la científica, pero algo en su interior la impulsaba a pasar horas en los museos científicos de su ciudad y a esperar con ilusión cada nueva entrega de la revista “Muy interesante”.

Esa innata atracción por la ciencia no parece heredada de su familia. Hija de un marino mercante y un ama de casa, Susana cuenta que en sus años de colegio e instituto ­-que cursó en las Josefinas y en el Eusebio da Guarda, respectivamente- no destacó como alumna sobresaliente. “Sí era una lectora empedernida y me apasionaban las novelas de Julio Verne”, apunta. La biblioteca de su abuelo, que era un gran lector, cree Susana que fue la que despertó esa pasión suya por la lectura. “Tenía la suerte de tener acceso fácil a muchísimos libros”, cuenta. Así, cuenta Susana que fueron realmente las letras su primera vocación.

Susana Martínez Conde de niña en A Coruña

Susana Martínez Conde de niña en A Coruña

Sin embargo, ya en el instituto el interés por ese órgano apasionante que es el cerebro la hizo virar hacia una carrera que estuviera relacionada con él. “Acabé matriculada en Psicología en A Coruña con la idea de convertirme en psicóloga clínica, pero en segundo curso descubrí la neurociencia y comenzó entonces mi empeño en especializarme en aquello que tanto me atraía”. En ese camino, al principio se sentía muy perdida. “Imagina lo complicado que era entonces, sin internet, tratar de encontrar las vías que me llevaran hasta ese tipo de investigación”, advierte.

"Me doy cuenta de lo importante que es tener referentes, ejemplos de personas cercanas para poder seguir sus pasos”

decoration

La suerte se puso del lado de la joven cuando conoció el caso de un alumno que había ido a la Universidad Complutense a cursar esta especialización y al mismo tiempo había recibido una beca de iniciación a la investigación en el Instituto Ramón y Cajal, del CSIC. “Decidí seguir sus pasos y tuve la fortuna de conseguir también la beca del CSIC, que desarrollé en el Instituto Ramón y Cajal de neurociencias. Por eso me doy cuenta de lo importante que es tener referentes, ejemplos de personas cercanas para poder seguir sus pasos”, agradece.

Pero, más allá del azar, lo esencial fue el talento extraordinario que la gallega mostró desde el inicio de la carrera. De ser una alumna “normal” se convirtió en una estudiante de matrícula de honor. “Me gustaba tanto lo que estudiaba que me dedicaba en cuerpo y alma a ello”, justifica.

Cuando terminó la carrera, el paso natural era el doctorado, que realizó en la Universidade de Santiago. Y no dudó en que el siguiente escalón era el postdoctorado. Y de nuevo el destino jugó un papel clave en la trayectoria de la gallega. Susana hizo un gran esfuerzo por asistir a un congreso en el que participaba el Premio Nobel David Hubel -“al que admiraba enormemente”-sin imaginar que aquello marcaría su futuro. En aquel congreso, Susana venció su timidez y su inseguridad con el inglés y se acercó a su ídolo. “Era ya el último día, mi última oportunidad… Me acerqué a un grupo con el que estaba charlando y le pregunté su opinión sobre el estado de la neurociencia en España. Se quedó hablando mucho tiempo conmigo. Charlamos sobre mis planes para el postdoctorado y, de repente, me preguntó si querría realizarlo en su laboratorio. Le dije que sí sin estar realmente segura de haber entendido bien lo que me decía”, relata riendo.

Así, en el año 97, la joven se subió a un avión rumbo a Boston para unirse al equipo de Hubel en la Universidad de Harvard. Al aeropuerto vinieron a recogerla el propio Hubel y uno de sus nuevos compañeros, Stephen Macknik, que se convertiría al cabo de unos años en su marido y padre de sus tres hijos.

En Boston, Susana pasó cinco provechosos años trabajando hasta que surgió la oportunidad de dirigir su propio laboratorio en Londres. Aunque aún no eran pareja, Stephen aceptó también una oferta en otro laboratorio de la capital británica. “Consideramos que era una buena forma para poder seguir colaborando… Y una cosa llevó a la otra y nos casamos… ¡No en Londres, sino en A Coruña!”, resume la científica.

Ya como pareja, aunque manteniendo siempre laboratorios independientes, Susana y Stephen trabajaron durante tres años y después decidieron regresar a Estados Unidos. Corría el año 2004 cuando se instalaron en Phoenix (Arizona), donde residieron durante 10 años y donde nacieron sus tres hijos: Iago, Brais y Nova, que tienen ahora 15, 12 y 10 años respectivamente. Los tres poseen la doble nacionalidad, española y americana, aunque Susana admite que su capacidad de enseñarles el idioma “ha disminuido con los años; empecé con mucha fuerza pero ya con la tercera me cuesta más, aunque los tres entienden bien el español”.

Susana Martínez Conde con su marido y colaborador, Stephen Macknik, y sus hijos

El viaje de esta pareja aventurera aún no había terminado. “El estado de Arizona, con numerosos parques naturales, nos gustó mucho, pero nuestra idea siempre había sido regresar a la Costa Este”, advierte la gallega. En 2014 surgió la oportunidad de dar este nuevo salto cuando salieron dos plazas para catedráticos en la Universidad de Nueva York y la pareja logró hacerse con ellas. Desde entonces aseguran que se encuentran felices en la mítica ciudad. 

Ilusión es lo primero que transmite Susana Martínez-Conde a su interlocutor. Y es precisamente alrededor del fenómeno de las ilusiones sobre el que la neurocientífica gallega ha desarrollado la mayor parte de sus investigaciones. “Todo científico que estudie el comportamiento de la visión y la percepción tiene interés en los fenómenos ilusorios”, explica la catedrática.

Comenzó esta línea de investigación durante el postdoctorado con el estudio de las ilusiones creadas por el fundador del movimiento Op-Art, un arte óptico que surgió en los años 70 y que se basaba en la percepción del espectador.

Susana Martínez-Conde, saludando al rey Felipe VI

En 2005 Susana logró que A Coruña fuera la sede del Congreso Europeo de Percepción Visual, que se celebra cada año en un lugar del mundo y que reunió en la ciudad gallega a más de 700 expertos. Además, en aquella edición celebró el primer Premio Internacional a la Mejor Ilusión Visual del Año, que no ha dejado de celebrarse desde entonces, aunque desde 2013 se hace en formato virtual.

“La magia y la neurociencia podrían parecer disciplinas muy lejanas pero tienen muchos puntos en común”

decoration

Susana dio un paso más en sus investigaciones sobre las ilusiones ópticas cuando hizo a los propios magos partícipes directos de su trabajo. En 2007 la neurocientífica, junto a su marido, recibieron el encargo de organizar el Congreso Anual del Estudio de la Consciencia. “En esos momentos nosotros vivíamos en Phoenix y propusimos que se celebrara allí, pero finalmente la sociedad científica decidió que fuera en Las Vegas. Nos pareció perfecto aprovechar el destino e invitar a algunos de los grandes magos que trabajaban allí para que explicasen sus puntos de vista y sus formas de trabajo”, describe la gallega. “La magia y la neurociencia podrían parecer disciplinas muy lejanas pero tienen muchos puntos en común”.

Susana Martínez Conde con su marido y colaborador, Stephen Macknik

La organización del evento duró casi dos años y durante este tiempo Susana y Stephen conocieron de cerca a muchos magos. La investigación dio lugar al libro “Los engaños de la mente. Cómo los trucos de magia desvelan el funcionamiento del cerebro”, un libro de divulgación científica que acerca al lector el arte de la magia desde el punto de vista de la neurociencia. “Yo creo que los científicos no podemos estar encerrados en nuestra torre de marfil, sino que debemos establecer un diálogo con la sociedad e involucrarnos en ella. Como casi todos los científicos, ya habíamos publicado artículos en revistas de investigación pero es una fortuna acercarme al ciudadano de a pie como comunicadora científica”, asegura Martínez-Conde.

"Esperé a tener el laboratorio en marcha antes de decidirme a ser madre. si no, creo que habría sido imposible”

decoration

Más complicada fue la decisión de embarcarse en la maternidad para esta pareja con una actividad investigadora tan intensa. “Fue una decisión muy meditada y esperamos a tener nuestros laboratorios en marcha; de hecho, ya tenía 37 años cuando tuve a mi primer hijo y 42 con la tercera”, explica la investigadora que admite que, aún hoy en día, “muchas veces nos sigue resultando complicada la conciliación”. Ni con trucos de magia.

Susana está deseando volver a Galicia, ya que la última vez que pisó su tierra fue en 2019, antes de la pandemia. Esta vez, toda su ilusión está puesta en el verano.

Las pioneras: Marian Diamond y la plasticidad cerebral

Marian Diamond

Marian Diamond nació en Glendale (California) en 1926. Estudió Biología y en 1948 empezó a investigar sobre el sistema nervioso y fue la primera estudiante de posgrado en el departamento de Anatomía de la universidad.

Diamond fue responsable de uno de los hallazgos más impresionantes de la ciencia moderna: la neuroplasticidad. En los años 60, todavía se creía que el cerebro adulto de los humanos era rígido y estático. Diamond demostró que también cambiaba; era adaptativo y plástico.

Además de estas investigaciones, estudió las diferencias entre la corteza cerebral de ratas macho y hembra, el vínculo entre el pensamiento positivo y la salud inmunológica y el papel de las mujeres en la ciencia.

Se hizo famosa por analizar el cerebro de Einstein, una investigación que ayudó a comprender el papel de las células gliales en el cerebro.

Falleció en 2017, a los 90 años. Llevaba solamente tres retirada de la docencia y la investigación.

Compartir el artículo

stats