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Las misas gallegas de la "madrecita" Christina Moreira

Ni El Vaticano ni la Conferencia Episcopal la reconocen como tal, pero la gallega Christina Moreira se considera la primera mujer sacerdote de la Iglesia católica en España. Ordenada en EEUU, oficia el acto litúrgico todos los domingos en A Coruña

Christina Moreira, en el local de la comunidad Carlos Pardellas

Las misas que oficia Christina Moreira se distinguen perfectamente con un simple vistazo. En ellas, asistentes y oficiantes se disponen formando un círculo en cuyo centro figura un altar “colocado a nuestra misma altura, no sobre nuestras cabezas”, precisa. A estas celebraciones acuden todos aquellos que lo deseen, creyentes o no pero, principalmente, los miembros de la Comunidad Cristiana do Home Novo, creada en los años 60 en A Coruña por el Padre Manuel Espiña. En el rito litúrgico, suele acompañarla su esposo, Victoriano Pérez Prieto, “ex sacerdote”, según El Vaticano y la Iglesia española, aunque en la práctica, cura en activo.

 “Se trata de celebraciones horizontales, es decir -aclara Christina- que en ellas todo el mundo tiene la palabra, y el poder no reside en el cura, sino en la comunidad, que es quien toma las decisiones”. Sin embargo, la Conferencia Episcopal Española no las reconoce como actos litúrgicos, como tampoco reconoce legitimidad a los oficiantes ni a Christina Moreira como sacerdote…ni siquiera al matrimonio que forma con Victoriano. Es más, Christina ha sido, extraoficialmente, excomulgada: “Tengo entendido que sí -alega- pero lo cierto es que a mí nadie me lo ha comunicado personalmente”.

-Y eso?

- Se ha publicado, pero yo no tengo constancia. Yo oficio y comulgo todos los domingos y, aparte, es que eso de la excomulgación es un oscuro concepto que proviene del Medievo. A día de hoy ¿quién cree en eso? Yo estuve en la plaza de San Pedro en 2017, concelebrando con el papa Francisco el jubileo sacerdotal con todos los curas del planeta, y a las mujeres sacerdotes también nos atribuyeron una ubicación y allí comulgamos. Con lo cual he llegado a la conclusión de que no puedo estar excomulgada si el propio Papa me da la Comunión sabiendo quien soy, quienes éramos. La vida de esta gallega, considerada la primera mujer sacerdote de España, arranca en París, hace 56 años: “Mi familia no era practicante -recuerda-, más bien guardaba cierto recelo con respecto al clero y las ideas católicas. Por eso, ya adolescente, a los 16 años de edad, ingresé en las filas de los creyentes por mi cuenta, sin mediación familiar. Desde el inicio, me situé en la Iglesia por mí misma como mujer autodidacta, libre y capaz de discernimiento. No estudié en colegios de monjas, de modo que descubrí y desperté a la experiencia religiosa vinculada con Cristo y la fe de una manera completamente libre”.

-¿Y ya de adolescente quería ser cura?

-No, no. Eso me lo planteé muchos años después, cuando ya era una mujer madura. Llegó un momento en que sentí la vocación de servir a la Iglesia, pero nunca se me ocurrió ser monja, ni célibe, ni soltera, ni aislada…ni tampoco catequista. Pero para llegar a eso tuve que pasar antes por una larga experiencia que me condujo a llegar a la conclusión de que lo que la Iglesia oficial ofrece a las mujeres, a mí no me servía, que esa no era la voluntad de Dios, que eso era injusto y que, por lo tanto, había que cambiarlo.

Las pretensiones y anhelos de Moreira chocaron frontalmente con la línea oficial que marca El Vaticano, pero en lugar de debilitarse se reforzaron cuando descubrió que “lo que yo pensaba lo compartían muchas mujeres cristianas y que eso que llaman la línea oficial no es más que un invento de quienes detentan un poder absoluto dentro de una Iglesia masculina que no cuenta con las personas y, encima, alega que esa es la voluntad divina cuando, en realidad, la voluntad de Dios, reflejada en la Biblia, es precisamente la contraria a la que ellos predican”.

"La iglesia debe ser un lugar seguro donde poder expresarse con total libertad, y no un invento de quienes detentan un poder absoluto y opresor que no cuenta para nada con las personas”

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Decisivo fue, en su lucha, contactar con la Asociación de Mujeres Sacerdotes Católico Romanas: “Me encontré con ellas, después de haber conocido a algunas de sus fundadoras que ya habían sido ordenadas como curas, en el Encuentro de Berlín por la ordenación de las mujeres. Y desde entonces ha sido para mí una escuela de lo que yo y mucha gente consideramos que debe ser la Iglesia: un lugar seguro donde poder expresarse con libertad, desarrollar los dones de cada persona y concretar de qué manera esos dones pueden ayudar a realizarlo. La asociación, en fin, me proporcionó una visión de cómo debe ser la Iglesia”.

Experiencia misionera en América

En el año 2013, una obispa de la asociación se desplazó a A Coruña para impartir a Christina la ordenación diaconal. Al año siguiente, decide “hacer misiones” y, ya casada con Victoriano, el matrimonio viaja a América Latina. De Colombia se desplaza a Estados Unidos donde, en una pequeña iglesia de Sarasota, Florida, es ordenada sacerdote por la obispa (a la que tampoco reconoce El Vaticano pero sí la Iglesia estadounidense) Bridget Mary Meehanna: “Me fui a misiones a la selva amazónica en la Semana Santa de 2015. Allí esperaban a un cura hombre, claro, y se llevaron una gran sorpresa cuando me vieron a mí. Poco menos que me querían echar hasta que les dije que si lo que deseaban es que viniese alguien que les ayudase a hablar con Dios, allí estaba yo. Y, bueno, me aceptaron. Y la verdad es que esa experiencia me valió para descubrir que el mundo cristiano es mucho más grande que Europa y que hay muchas comunidades cristianas abandonadas porque no tienen a su pastor, el pastor que ha de tener ese olor a oveja del que hablaba al principio de su pontificado el papa Francisco. Allí, la figura del “padrecito” , que en mi caso fue “madrecita”, es muy respetada, y tuve que replantearme muchas cosas. Pensé que ya que por fin se me ofrecía una oportunidad para aplicar todo lo que me habían enseñado, y todo lo que había aprendido por mí misma, tenía que aprovecharla para hacer las cosas bien, desde la gente, desde el compartir, y no desde el mando y la opresión”.

A estas alturas, se creerá que Christina Moreira se mueve en una especie de Iglesia paralela, ajena y enemiga acérrima del Vaticano, pero ella es la primera que lo desmiente: “No, eso no es verdad aunque pudiera parecerlo desde fuera. Porque nosotros nos movemos dentro del principal postulado del Concilio Vaticano II, que es el que todavía rige mientras no se celebre otro, y en él se dejó muy claro el concepto de Iglesia como Pueblo de Dios. Nosotros también somos, y yo la primera , Iglesia Católica, Apostólica y Romana, una Iglesia que sigue siendo Iglesia. No queremos ser paralelos pero sí manifestamos que la Iglesia debe estar en el pueblo, y no en los salones del Vaticano. No negamos que aquellos servidores de Dios que quieran mantener el celibato lo hagan, pero defendemos que eso es tan válido como el derecho de servir a Cristo de aquellos que quieran casarse, o de los que son gays, o de los que pertenecen a la comunidad LGTB…Porque, claro, hablan de crisis de vocaciones, pero lo cierto es que en las mujeres, en los hombres casados, en los homosexuales…hallarían gran parte de la solución a ese problema”.

-¿Ha recibido avisos serios por parte de la Conferencia Episcopal Española para que cese su actividad?

-No. Ni se han molestado. En cierta ocasión, el Arzobispado de Santiago difundió un comunicado para manifestar que lo que yo hacía no estaba avalado por la Archidiócesis, puesto que a mí no me había dado mandato ningún obispo regular. A ellos, el que yo tenga mandato de una obispa ni lo saben ni les importa . Y eso que, si me llamasen, yo no tendría ningún inconveniente en hablar con don Julián Barrio (arzobispo de Santiago), que en cambio sí recibió a dos miembros de mi comunidad. Pero a mí me ignora el Arzobispado como también me ignora la Conferencia Episcopal, para la cual simplemente no existo. Solo monseñor Osoro, que va de progresista, tuvo el valor de enfrentarse directamente a mí cuando yo iba a intervenir en una parroquia de Madrid: llamó al párroco, con amenazas, para que prohibiese mi presencia, y lo consiguió. También le he escrito al papa Francisco, pero no me enviaron ni el acuse de recibo.

“Lo del Papa Francisco se ha quedado en mero marketing"

Christina Moreira

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Christina Moreira Carlos Pardellas

La elección en su día del actual papa Francisco fue acogida con curiosidad por Christina Moreira pero, tras ocho años de pontificado, su visión se ha deteriorado: “Yo aún puedo creer en sus buenas intenciones -afirma-, incluso ha colocado a mujeres en puestos de responsabilidad dentro del aparato de la Iglesia, pero parece como si quisiera experimentar a ver qué pasa. Soy de las que pienso que el papa Francisco cultiva una incoherencia de discurso y de hecho que a mí personalmente me mantiene en la desconfianza.

“Cada vez es mayor la cantidad de gente decepcionada con su pontificado, pero peor sería que le sucediese un ultraconservador”

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Acaba de consagrar en el derecho canónico algo tan monstruoso como es el comparar la violación de un niño con la ordenación de mujeres sacerdotes. ¡Y eso es impresentable! Muchos y muchas como yo lo que pensamos es que lo suyo se ha convertido en mera comunicación, marketing, imagen. Claro que yo tampoco esperaba mucho, y la verdad es que no me he decepcionado en el sentido de que estoy donde quiero estar, pero me consta que hay muchas mujeres con vocación a las que ha decepcionado porque han estado esperando desde el primer día que su pontificado les abriese las puertas, les diese la más mínima esperanza.

Christina Moreira (segunda por la izquierda) , con otras miembros de la Asociación de Mujeres Sacerdotes Católico Romanas Cedida

En esos círculos la decepción es mayúscula y está cundiendo cada vez más. Hoy por hoy, eso sí, entre los que aún creen en el efecto Francisco aún le consienten cosas que a otros no se le consentirían y, es más, si a Francisco le sucede un Papa tipo Juan Pablo II o Ratzinger, ultraconservadores, van a correr el riesgo de que las iglesias se queden más vacías todavía y de que, entonces sí, quizás todo ese engranaje que sostiene a la curia vaticana se venga abajo de una vez por todas.Y entonces sí que sería factible la emergencia de la Iglesia de pueblo,la verdadera”.

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