La trilogía del deseo (2) cuando el deseo se apaga

LA TRILOGÍA DEL DESEO (2)
CUANDO EL DESEO  SE APAGA | //@A2C_ILUSTRACIONS

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Emma Placer

Emma Placer

  • Causa número 1 de consulta sexológica ¿Ya no le gusto? ¿Ya no me gusta? A más presión, menos deseo El deseo no se puede fabricar

En anteriores ediciones explicamos qué es el deseo, qué factores le afectan y la forma que tiene de aparecer. Hoy vamos a centrarlo en el contexto de la pareja, aunque ya sabéis que en la sexualidad, en las emociones y en la vida lo más importante es que cada persona es diferente: su forma de ver las cosas, de sentirlas e interpretarlas es única, por lo que no hay fórmulas mágicas. Dicho esto, os voy a contar cómo afecta el bajo deseo sexual a las parejas.

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Causa número 1 de consulta sexológica

Que el nivel de deseo baje y no sea como antes (o como esperamos que sea) es una variable que causa muchos problemas en las relaciones de pareja. Estos cambios no suelen aparecer a la vez en las dos personas, así que plantean preguntas muy habituales como estas:

¿Ya no le gusto? ¿Ya no me gusta?

Antes de profundizar en una pregunta así, lo primero que tenemos que pensar es que aquello que nos empuja a desear una relación sexual no siempre está relacionado con el placer físico. Puede que pienses que si el deseo sexual de tu pareja ha disminuido sea porque no le gustas, pero ese pensamiento es del todo absolutista y erróneo, lo que en psicología se llama sesgo cognitivo.

Y es que no todo gira alrededor de la pareja y de lo más o menos atractivos que seamos en cada momento del día o periodo de la vida. El deseo se ve influido por factores personales que muchas veces no tienen nada que ver con lo físico, por lo que es importante concienciarse de que la falta de deseo de una parte no implica el rechazo a la otra parte. Está comprobadísimo que ciertas situaciones de la vida (mudarse, cambiar de trabajo, tener un hijo) afectan al deseo, ¡y ninguna tiene que ver con la pareja! Si estás en esa situación, intenta cambiar ese pensamiento por otros como, por ejemplo, “si no le gustara a mi pareja, no estaría conmigo”.

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A más presión, menos deseo

Los problemas sexuales y de pareja son de dos; aquí no hay culpas ni culpables. Como quiero a mi pareja, reparto equitativamente al 50 % la responsabilidad de que nuestra vida sexual sea satisfactoria. Ahora bien, como yo quiero tener más sexo, lo que hago es presionar constantemente a mi pareja, a veces de forma sutil con algún chistecito, centrándome en sus genitales o zonas erógenas sin crear un clima previo, preguntándole constantemente si le apetece o no, llegando a discutir por el tema… ¡Error! Este tipo de actitudes bloquea a las personas con bajo deseo sexual y causa efecto rebote.

Os pongo un ejemplo muy ilustrativo que tiene que ver con la parte más biológica e impulsiva del ser humano. Cuando te entretienes con algo novedoso y chulo se te olvida por completo que tienes hambre, pero si de repente te llega un olorcito rico a comida, te vuelven las ganas, ¿te ha pasado? En nuestro día a día puede que necesitemos una señal que nos anime a fantasear o generar deseo. Pero esa señal no puede ser algo constante, obligado y repetitivo porque, si no, generará el efecto contrario: rechazo.

El deseo no se puede fabricar

A veces, el miedo a perder a la pareja nos hace obsesionarnos con el tema y nos lleva a hacer cosas como buscar en Google cómo recuperar el deseo sexual o investigar algún fármaco o sustancia que nos ayude. Cuando hacemos eso estamos universalizando el deseo, que es algo muy único y personal. Al buscar, encontrarás artículos con títulos como “10 ideas para recuperar el deseo”, llenos de consejos que a veces no tienen nada que ver contigo. Y si tomas alguna sustancia o droga para estimular el deseo, te darás cuenta de que este es algo que no se puede construir ni fabricar. El deseo va más allá de la erección o lubricación; es una emoción mucho más compleja y que se ve influida por miles de factores que la revista o el afrodisíaco de turno no pueden controlar. Si crees que tienes un problema, acude a profesionales que podrán confeccionarte un traje a medida para mejorar tu malestar, ya que, además de los consejillos más típicos, el tratamiento del deseo sexual hipoactivo no tiene un procedimiento concreto, sino que usamos estrategias diferentes según el caso y el contexto de la persona.

En la próxima entrega hablaremos de esas posibles estrategias de tratamiento, expondremos casos reales de éxito y os enseñaremos a diferenciar entre el origen biológico o psicológico de la falta de deseo. Por supuesto, responderemos a todas aquellas preguntas y valoraciones que nos enviéis a nuestra web, www.saludplacer.com.

¡Hasta la próxima, placeres!

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