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Elecciones en Castilla y León

La izquierda busca el vuelco o los réditos de un pacto PP-Vox en Castilla y León

El PSOE espera ganar. Asestaría un golpe durísimo al PP si le arrebatara la Junta, pero la alianza con Vox también le ayudaría para siguientes elecciones | Un mal resultado sería negativo para Unidas Podemos, sobre todo para Díaz, que tendría que construir su plataforma sobre los cimientos que ahora se fraguan

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al candidato socialista a la Junta, Luis Tudanca.

El Gobierno siente que los temblores que desencadene el 13-F no le afectarán. Pase lo que pase este domingo. Porque quien se examina es la derecha, defienden los dos socios del Ejecutivo. Tanto Pablo Casado como su candidato, Alfonso Fernández Mañueco. Así que las urnas en Castilla y León pueden ser un 'win-win' para Pedro Sánchez: si el cabeza de cartel socialista, Luis Tudanca, consigue romper con 35 años de dominio de la Junta por el PP, miel sobre hojuelas, piensan en la Moncloa y en Ferraz, pero si los conservadores mantienen el poder apoyados por Vox, cargará de argumentos a la izquierda para las siguientes convocatorias. Y las próximas en el calendario son una comunidad clave: Andalucía.

Este domingo están llamados a votar 2.094.490 castellanoleoneses en 4.531 mesas repartidas en la autonomía más extensa de España (94.225 km2). Los socialistas aspiran a repetir como primera fuerza, al menos en sufragios: en 2019 obtuvieron el 34,84% de las papeletas y 35 procuradores (31,54% y 29 diputados el PP), parte de ellos conseguidos gracias a que fueron el partido que se llevó el último escaño en liza, de ahí que para el 13-F la dirección de campaña reforzara su estrategia en Soria, Valladolid, Burgos y Segovia. En la sede federal seguían pensando este sábado que podrían "superar" los 30 procuradores, por los "30 o 31 del PP, en el mejor de los casos".

Que el PSOE ganara sería un golpe durísimo para el PP, más aún si Tudanca lograra arrebatar la Junta al PP, en cuyo caso los socialistas presidirían 10 comunidades y vicepresidirían otras dos. Quebrarían el ciclo alcista que quería proyectar Génova. Pero si quedaran segundos en la carrera, sin desplomarse —deslizarse por debajo de los 26 escaños ya sería un pésimo resultado y es "inconcebible"—, no lo considerarían un varapalo a Sánchez, a quien Ferraz y la cúpula regional han mantenido convenientemente a resguardo. "Nunca hemos comprado el marco que intentó instalar el PP de que estas elecciones eran un peldaño más en la carrera hacia la Moncloa", apuntaba este viernes un alto mando del equipo del presidente, quien recordaba que el relato de Casado está asentado en una media verdad: el PP firmó una inapelable victoria el 4 de mayo de 2021 en Madrid, pero tres meses antes, el 14 de febrero, quien ganó en las urnas, en Catalunya, fue el PSC.

"Nunca hemos comprado el marco que intentó instalar el PP de que estas elecciones eran un peldaño más en la carrera hacia la Moncloa", recalcan en Ferraz

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Para Ferraz, las elecciones se montaron sobre la expectativa de que Mañueco se acercaría a la mayoría absoluta y repetiría la gesta de Ayuso. Pero todas las encuestas han apuntado a una caída sostenida del PP, lo que le haría depender de Vox, si es que ambos suman por sí mismos mayoría absoluta. "Ya aspira a eso el PP, no se esconden", advierten en la cúpula federal, reconociendo, como hacen en la Moncloa, que ese escenario ayudaría a Juan Espadas frente a Juanma Moreno en Andalucía, de modo que el miedo a la ultraderecha se convertiría en una potente arma para movilizar a la izquierda. Con la ventaja, añaden en el PSOE-A, de que Macarena Olona, presumible candidata de Vox, es "droga dura".

"No hay tendencia al alza del PP"

En suma, en el equipo de Sánchez estiman que el 13-F puede reforzarle y debilitar a Casado. "Si estamos en el 29% o el 30% de los votos en Castilla y León, una comunidad feudo del PP, que nos expliquen cómo vamos a estar en el 26% en el conjunto de España", señalaban en el aparato socialista. "Casado solo llega a la Moncloa en los sueños de las casas de encuestas conservadoras —tercia un ministro de peso—. No hay tendencia al alza del PP: desde el verano, ellos bajan y nosotros subimos en las encuestas, y Ayuso no es Casado ni el PP nacional". Como pronosticaba el secretario de Organización, Santos Cerdán, el jueves en un mitin en León: "El PP va a cambiar antes de líder que de sede".

El 13-F no cambia el guion de la legislatura, 'a priori', ni se prevé que afecte a la convivencia de la coalición gubernamental

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De cualquier modo, Sánchez no tiene previsto adelantar las generales. Su propósito, enunciado ya en multitud de ocasiones, y la última a raíz de la ajustada salvación de la reforma laboral, es culminar la legislatura. Apurarla al máximo. Es decir, que las legislativas llegarían después de las autonómicas y municipales de mayo de 2023, hacia diciembre del próximo año, ya que los plazos legales le impiden llevarlas a comienzos de 2024. Sánchez continúa fiando la recuperación de su partido al rebote económico, la salida de la pandemia y la llegada de los fondos europeos a los bolsillos de los españoles. En ese sentido, Castilla y León no cambia el guion: no es una comunidad que gobernaran los socialistas —solo la dirigieron entre 1983 y 1987— ni tan capital para el conjunto del proyecto como sí lo es Andalucía, bastión durante casi 37 años.

La afectación a la convivencia en la coalición gubernamental será, pues, nula, según prevén en el PSOE y en Unidas Podemos. Y tampoco tendría por qué alterar la vida interna de los dos socios. Tudanca salió reelegido secretario general de la federación castellanoleonesa el pasado noviembre, y justo antes de que Mañueco apretase el botón de la convocatoria del 13-F se habían cerrado todos los congresos provinciales, de modo que el partido se ha renovado al completo y la continuidad del líder regional está, al menos por ahora, garantizada.

El problema territorial de UP

El escrutinio podría tener mayores implicaciones en Unidas Podemos. Sobre todo, si son negativos. Los morados confían en resistir y mantener los dos procuradores que obtuvieron en 2019. Incluso, obtener uno más. Pero, salvo que logren ser claves para que gobierne el PSOE, su situación no cambiará mucho. Sin embargo, un mal resultado —aunque no provocaría un terremoto en la formación— dejaría patente una vez más su escasa implantación territorial. Desde su irrupción en política han ido perdiendo músculo, hasta quedarse fuera de los parlamentos de Cantabria, Castilla-La Mancha y Galicia. 

UP aspira incluso a tener un escaño más de los dos que tiene pero, salvo que sea clave para el PSOE, su situación no cambiaría mucho

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La pérdida tan solo de uno de los dos escaños que tienen en las Cortes castellano-leonesas debilitaría también a Pablo Fernández que, además de candidato, es el coportavoz de Podemos. Comparte las funciones con la que fuera cabeza de lista de los morados a la Comunidad de Madrid en 2019, Isa Serra. 

Parte de la responsabilidad de los resultados recaerá sobre la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. La líder de los morados en el Ejecutivo dejó claro que el proyecto que presenta Unidas Podemos a estas elecciones nada tiene que ver con el proyecto que prepara. Parece haberlo dejado claro con su escasa participación en la campaña, aunque ha tenido cierta justificación —estaba negociando la reforma laboral y la subida del salario mínimo—. No obstante, las urnas podrían suponer un toque de atención para la ministra de Trabajo que, en algún momento, deberá construir su plataforma sobre los cimientos que ahora se fraguan.

El 13-F se presenta, pues, libre de desventajas al menos para Sánchez. Como un 'win-win', como lo habría definido su caído director de Gabinete, Iván Redondo. Aun en el caso de que el PSOE pierda y no gobierne, cree su equipo, las urnas pueden ser una suerte para el futuro.

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