El tribunal que juzga el "procés" dará hoy inicio a la prueba documental, en la que acusaciones y defensas propondrán el visionado de centenares de vídeos, algunos de unos pocos segundos, con los que las primeras intentarán probar el acoso que sufrieron policías y guardias civiles el 1-O -para sostener el delito de rebelión- y las segundas rebatirlo.

Llega la fase documental después de que el jueves último concluyeran, de una tacada, la fase testifical y la pericial. La primera ha durado tres meses y ha consumido 39 sesiones de la vista oral. En total, han prestado testimonio en Sala 422 testigos, un centenar menos de los previstos. La fase pericial, en cambio, duró apenas dos jornadas, pero deparó testimonios que podrían ser claves para el posterior pronunciamiento de los magistrados sobre el delito de malversación.

Cuatro peritos de Hacienda ratificaron el miércoles que todos los servicios prestados en relación con los preparativos y la celebración del referéndum ilegal generaron al Govern de Carles Puigdemont un compromiso de pago que, independientemente de que la Generalitat no los pagara, causaron un perjuicio a las finanzas públicas catalanas.

Esta pericial apuntaló el delito de malversación más que cualquier otro testimonio prestado hasta ahora, pero redujo su monto a poco más 900.000 euros, muy lejos de los más de tres millones que sostiene la Fiscalía que se malversaron.

Al día siguiente, jueves, otra pericial -o más bien careo pericial- puso en duda el otro pilar del delito: el perjuicio causado a la Hacienda catalana por la cesión de locales para el referéndum, sobre cuyo "valor de mercado" se enzarzaron dos peritos propuestos por las acusaciones y otros dos por las defensas.

Así las cosas, con las pruebas testifical y pericial concluidas, el juicio entra esta semana, la 16ª, en su recta final. La previsión del tribunal es que el 3 de junio la Fiscalía exponga su informe final; que una semana después, los días 10 y 11, lo hagan las defensas, y que ese mismo día sea el turno de última palabra de los acusados.

Pero antes de que llegue todo esto habrá tres días de visionado de vídeos, empezando desde hoy, jornada 47 de la vista. ¿Qué puede ocurrir? Pues que las defensas y el presidente del tribunal, Manuel Marchena, vuelvan a colisionar frontalmente.

La prueba consiste en visionar horas y horas de vídeos en las que las partes deben limitarse a dar la ubicación del archivo, su duración y el lugar, aunque puede que alguna intente mostrar la contradicción a la que hace referencia. Será entonces labor del tribunal limitar la exposición de acusaciones y defensas para evitar que traten de resaltar conclusiones que solo pueden "aflorar" en los informes finales.

La proyección de vídeos ha sido desde el inicio el gran reclamo de las defensas, que durante semanas insistieron en mostrarlos mientras declaraban testigos de las acusaciones. Marchena lo impidió. No tenía sentido, a su juicio, organizar un "careo" entre vídeos y testigos, que alargaría el juicio y haría la prueba impracticable. "El esfuerzo argumental no es para convencer al testigo con un vídeo, sino a la Sala, y nosotros ya los valoraremos más adelante", dejó dicho Marchena el segundo día de testificales.