Ganar en solo cuatro provincias, Ávila, Lugo, Ourense y Salamanca, más en Navarra, donde concurrió en coalición con Ciudadanos y Unión del Pueblo Navarro, supone el mayor fracaso del PP en unas elecciones generales desde 1979, cuando la formación aún se denominaba Alianza Popular. El PP ganó en Melilla, con el 23,91 por ciento de los votos, pero sus resultados fueron testimoniales en las cuatro provincias catalanas, comunidad en la que solo logró el 4,85 por ciento de los votos, sí como en Guipúzcoa (5 por ciento) y Vizcaya (7,2 por ciento). En Andalucía, el PP solo consiguió superar el 20 por ciento de los votos en Almería, por lo que en buena parte de las provincias de esa comunidad el PSOE lo duplicó en número de sufragios. Fue también escaso el apoyo en Canarias (15,53 por ciento de los votos), Baleares (16,8), Asturias (17,9). Pero el descalabro alcanzó, incluso a comunidades que han sido grandes viveros de voto conservador, como Madrid, donde el PP solo alcanzó el 18,6 por ciento de los votos, o en la Comunidad Valenciana (18,58). Como en el caso del PSOE, el mayor número de votos del PP llegó en la "España vaciada".