"El viajero pasó un verano recorriendo la Mariña de Lugo y guarda algunos recuerdos imborrables. La terraza del Casino del Vivero a la caída de la tarde, con un hermosa, luminosísima pleamar. El viento gris y salobre del mar de Foz acunando la ermita de San Bartolo sobre el bravo acantilado. La playa de las Catedrales una mañana soleada, en el pico de la marea baja, cuando los inmensos arenales y las bóvedas góticas talladas por la erosión revelan toda su belleza, cortándote el aliento. Y por último, lo aires señoriales de Ribadeo, apuntalados por la iglesia de Santa María del Campo y el Palacio de Marqués de Sargadelos, hoy sede municipal".