Una plataforma de 45 metros de eslora con dos turbinas eólicas invertidas y sumergidas en la Ría de Vigo. Así empezó la travesía de la plataforma bautizada como ATIR, una innovadora infraestructura que ha permitido nada más y nada menos que obtener energía de las mareas, destinada a protagonizar parte del futuro de las renovables por “limpia, abundante y predecible” y es que, si la Unión Europea se ha puesto el objetivo de instalar 1000 megavatios (MW) sólo en Europa y antes de 2030; se estima que, de aquí a mediados de siglo, esta incipiente industria cree más de 400.000 empleos, con más de 100 gigavatios (GW) de potencia en todo el mundo antes de 2050. 

“Hemos pasado de las ideas a los hechos; de un grupo de pequeñas empresas que están desarrollando la tecnología necesaria a la creación de todo un mercado global en el que están puestas muchísimas expectativas”, celebra en esta línea Alejandro Marqués de Magallanes Crespo, al frente del Área de Desarrollo de Negocio del proyecto ATIR en Magallanes Renovables, la compañía redondelana que ha logrado que la energía de las mareas lleve el nombre de Galicia por todo el mundo. 

Buena cuenta de ello da el hito logrado este verano en Gales, cuando la energía de las mareas pasó a formar parte de la historia de las subastas energéticas de Reino Unido. Dicho de otro modo: era la primera vez que un parque de energía mareomotriz resultaba adjudicatario de una tarifa en subasta pública en el país británico y, entre todos los proyectos presentados, la propuesta redondelana fue una de las únicas tres en el mundo que consiguió la tarifa. 

Así las cosas, Magallanes está instalando actualmente cuatro plataformas en Gales, con capacidad de 1,5 MW cada una y quince años de explotación con precios garantizados (223 libras MW/hora). Se unen al proyecto que cumple ya más de tres años en el agua frente a las Islas Orcadas de Escocia. 

Cristalizan así los más de 12 años de esfuerzo en investigación y desarrollo de Magallanes Renovables, que se prepara para la fase comercial y de creación de mercado.

“A raíz de estos tres años y de todo lo que hemos aprendido, estamos listos para iniciar la fase de desarrollo comercial, que empezará en 2026”, adelantan y concretan: “Reino Unido ha sido un paso muy importante, pero existe un gran potencial en otros lugares que queremos explorar. Una vez desarrollada la tecnología, nuestra misión es también crear mercado”. 

Así y actualmente, la compañía redondelana trabaja en estrecha colaboración con Chile dado que, precisamente en el Estrecho de Magallanes, la plataforma ATIR cuenta con un gran potencial debido a la cantidad y naturaleza de sus corrientes marinas. Además, los expertos apuntan a que el futuro de la energía se configurará como un mix de renovables complementarias y en este sentido puede que Magallanes sea también pionera al plantearse una hibridación con hidrógeno para crear un sistema 100% renovable en el destino americano. 

Además, esperan que, tal y como ocurrió en Reino Unido, la mareomotriz pase a formar parte también de las subastas energéticas en países como Francia o Canadá y destinos asiáticos como Corea del Sur o Japón. 

Funcionamiento de la plataforma ATIR. // Cedida

“La sencillez ha sido clave”

Se está construyendo un nuevo mercado de dimensiones oceánicas y Galicia lidera ese proceso gracias a la compañía redondela Magallanes Renovables, la única española y líder mundial en el desarrollo de las infraestructuras necesarias para obtener energía a partir de las corrientes de marea: la plataforma ATIR, calificada por la Comisión Europea (CE) como “un sistema robusto, fiable y eficiente (...) viable desde el punto de vista operativo y comercial”.

Y, aunque parezca increíble, lo cierto es que la clave del éxito ha radicado siempre en la sencillez. Para construir la plataforma ATIR, 45 metros de eslora, 350 toneladas de peso, 1,5 MW de potencia; Marqués de Magallanes no quiso reinventar la rueda. Supo ver, en cambio, cómo algo tan sencillo como unir dos tecnologías tan maduras en Galicia como son la eólica y la naval podría dar lugar a una solución llamada a convertirse en la piedra angular de una nueva industria energética y así ha sido.