Era una plataforma extraña, inusual, en medio de la ría de Vigo. Una especie de iceberg amarillo de 45 metros de eslora que escondía bajo el mar el corazón para el que fue diseñado: un mecanismo con grandes palas, como una torre eólica invertida, para generar energía con el movimiento de las mareas. Aquel artefacto flotante era la Atir, un sueño para la redondelana Magallanes Renovables y que esta semana ha conseguido un hito histórico: es la primera vez que un parque de energía mareomotriz resulta adjudicataria de una tarifa en subasta pública. Ha sido en Reino Unido y en base al esquema CfD (Contracts for Difference), con el que el Ejecutivo británico prima los proyectos de generación eléctrica bajos en carbono. Magallanes instalará cuatro plataformas en Gales, con capacidad de 1,5 megavatios (MW) cada una. Se han asegurado un pago de 223 libras MW/hora; serán quince años de explotación con precios garantizados en los que las plataformas evolucionadas del modelo Atir habrán cristalizado más de una década de trabajos en investigación y desarrollo. Magallanes Renovables entra en fase industrial.
“Es una tarifa muy buena, estamos muy contentos”, valoraron fuentes de la compañía impulsada por Alejandro Marques de Magallanes en 2009. “Supone la culminación de 12 años de trabajo”. El plan de acción pasa por proceder a la instalación de las cuatro plataformas en 2025 y 2026, cuyo diseño se ha modificado para maximizar su capacidad de generación, tanto en lo que respecta a las palas que van bajo el mar como a la propia estructura flotante que las soporta. Incorporará los “aprendizajes” adquiridos tras el trabajo con el prototipo, siendo los principales una proa invertida para resistir mejor la fuerza del mar, un nuevo mecanismo de amarre, la arquitectura eléctrica del conjunto, el sistema de control y otro de operación y mantenimiento predictivo basado en el aprendizaje automático.
Evolución
“El parque ya tiene todos los permisos para poder desarrollarse, está todo cerrado. Solamente falta que nosotros terminemos el último empujón para certificar la tecnología”, abundan desde la empresa gallega. Los trabajos para el desarrollo de la segunda generación del dispositivo flotante, el heredero de la Atir, continúan. La firma es una de las líderes mundiales en la generación de energía mareomotriz –lo hizo por primera vez en 2019– tras la instalación con éxito del prototipo en el Centro Europeo de Energía Marina (EMEC), al norte de Escocia. Hasta la zona – donde Magallanes Renovables tiene una oficina propia que complementa con la situada en Redondela– se desplazó para realizar los test definitivos con su prototipo a escala real, construido por empresas de Vigo y su área y probado por primera vez en la ría protegida por las islas Cíes.
El esquema CfD de Londres está específicamente diseñado para iniciativas como la de Alejandro Marques, que son empresas con costes muy elevados al inicio de su desarrollo y cuya explotación comercial tarda en producirse. Éstas reciben una retribución de carácter fijo, protegida por la administración ante la volatilidad del mercado, con lo que asegura todos los trabajos de investigación, desarrollo y fase comercial. No es la primera vez que Magallanes recibe el espaldarazo británico, porque el año pasado recibió una dotación de 1,2 millones de libras para el diseño de la plataforma flotante definitiva.