Villa marinera por excelencia, Cangas, y muy particularmente su zona monumental, alberga un rico patrimonio artístico cada vez más reconocido y valorado. En este antiguo burgo de pescadores, la mano sabia del cantero y el buen hacer de sus hombres y mujeres a lo largo de los siglos acabaron legándonos la preciosa arquitectura marinera, que funde sus raíces en la tradición medieval.

La localidad festeja, además, una Semana Santa de renombre en toda la comunidad. Celebración históricamente consolidada, cuenta con gran arraigo popular y son numerosos los vecinos que forman parte de alguna de sus cofradías: la Hermandad de la Virgen de las Dolores y de la Soledad, la Asociación del Santísimo Cristo del Consuelo, la Cofradía de la Misericordia, la Agrupación de San Pedro y la Hermandad del Cristo resucitado.

La vistosidad de las procesiones, el recogimiento de los fieles y las artísticas imágenes, hacen de la Semana Santa de Cangas una manifestación del vivir de una villa marinera que a lo largo de su historia ha ido enriqueciendo una manera de sentir su devoción religiosa, con sensibilidad y buen gusto.

De obligada visita. Un paseo por el centro descubre al visitante su gran riqueza patrimonial. Ejemplo destacado es la Excolexiata de Santiago, templo de estilo gótico iniciado en 1493 entre cuyas imágenes se encuentra el Cristo da Pila, dicen que milagroso porque aquel 8 de diciembre de 1617 sobrevivió al ataque de los piratas turco-berberiscos que plantaron fuego a la localidad.

El casco antiguo acoge además ejemplos de la arquitectura popular marinera, como las Casas de Patín, los Eirados do Costal y do Sinal o el lavadero de Fonte Ferreira.

Imagen aérea de la localidad. // Iñaki Abella

Los Xardíns de Félix Soage, donde se conservan importantes obras escultóricas de artistas como Xoán Piñeiro o Francisco Asorey; el antiguo complejo conservero de Massó o la Capela do Hospital, construida en 1711 para dar servicio a peregrinos, pobre y enfermos, son también lugares de interés de una villa que no hay que abandonar sin visitar sus playas: Rodeira, Areacova, Francón, Menduiña, Liméns, Santa Marta, Nerga, Barra o Areabrava son algunos de los arenales de una localidad que nunca ha dejado de mirar al mar.

Costa da Vela. Desde Punta do Couso hasta cerca de Nerga se extiende el Espacio Natural de Costa da Vela, declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC), el punto más occidental de la península del Morrazo.

Se trata de un paraje virgen en el que el mar y los pinos son los dueños del paisaje y donde las vistas fascinan por su belleza espectacular. La puesta de sol desde el Faro de Cabo Home, uno de los más altos de Galicia; los acantilados de Donón, de más de 150 metros de altura y contra los que el mar choca furioso; la playa de Melide, con las Illas Cíes enfrente, casi al alcance de la mano, o el mítico Monte do Facho, antiguo castro y santuario celta, son algunos de los enclaves ante los que caerá rendido el visitante.Un recorrido por las parroquias

Un recorrido por las parroquiasFuera del centro urbano, las parroquias de Cangas ofrecen numerosas posibilidades para disfrutar de la riqueza natural y patrimonial. En Aldán, por ejemplo, se puede admirar la portada de la iglesia de San Ciprián, de trazas neoclásicas, y de su torre almenada, así como la fachada del pazo, morada del linaje de los Aldao. A los caminantes, la senda fluvial del río Orxas les descubrirá sus molinos entre una rica vegetación.

En Coiro, la Carballeira está declarada Espacio Natural Protegido, un auténtico tesoro verde de carballos, alisos y abedules. En esta parroquia también es posible disfrutar de la senda fluvial del río Bouzós, entre cuyos molinos se encuentra el de Fausto, que se pone en funcionamiento cada primer domingo de mayo. Por su parte, la Senda Costeira, desde las playas de Areamilla hasta Liméns, en Darbo, ofrece unas preciosas vistas de la ría de Vigo y de las Cíes, y permite descubrir las 'furnas', cavidades creadas en el monte por la fuerza del mar al romper contra la costa.

Subir hasta el Cruceiro de Hío, quizá el más importante de los que se conservan en Galicia, y contemplar la portada románica de la iglesia de San Andrés y la Casa Rectoral levantada por Ventura d eAldao hace más de tres siglos puede ser el final perfecto para este recorrido por Cangas.