“Aggiornamento” como camino al éxito del BNG... ¿sin vuelta atrás?

La petición de Pontón de “ensanchar” la base del Bloque choca con la línea dura de la UPG

La cúpula destaca que el giro de Pontón ha sido un éxito: “Tenemos más apoyo que Junts o ERC”

Ana Pontón, durante su valoración de los resultados electorales.

Ana Pontón, durante su valoración de los resultados electorales. / Cabalar/Efe

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

El corte generacional es lo que importa ahora. Tenemos una generación adecuada para este tiempo. Esa es la clave, no los mitos sobre la vieja guardia de la UPG”. Un alto dirigente del BNG resumía de esta manera el sentir actual de una organización que ha logrado superar el 30% de votos en Galicia, una frontera reservada hasta ahora para las fuerzas estatales (UCD, PP y PSdeG), con un ideario “transformador”, un término para aludir a sus demandas de independencia, cambios estructurales en el sistema económico y una lucha a favor de las clases populares.

Los principios fundacionales y la línea dura de la Unión do Pobo Galego (UPG), la fuerza hegemónica dentro del frente de partidos que es el Bloque desde su fundación, no lograron nunca acercarse a los dos éxitos consecutivos cosechados por Ana Pontón, con el récord de 19 actas en 2020 y ahora alcanzando las 25. Por primera vez tras la ruptura de Amio que supuso la salida de Beiras y sus irmandiños, el liderazgo de la organización no ha estado marcado por el pulso entre las almas más puristas (la U) y los menos ortodoxos, como Beiras o Anxo Quintana.

Dentro del partido se atribuyen a mitos las referencias a la U y su vieja guardia y se destaca el liderazgo sin matices que ostenta Pontón, militante de esa fuerza, que ha logrado cotas de representación inimaginables para el Bloque aggiornando su discurso soberanista, centrando las demandas en las cuestiones sociales (educación, sanidad, dependencia...) y adaptando las aspiraciones independentistas a las cosas del comer, como una tarifa eléctrica gallega.

La estrategia discursiva y la campaña realizada avalan a la cúpula de Pontón, situándola a ella como el gran activo de un Bloque que también ha sacado provecho de su militancia y del ejército de la CIG, la misma red de seguridad que sostuvo la marca en sus peores momentos.

La clave del 18-F radica en que la decepción es directamente proporcional a las expectativas y el Bloque consideraba que “agora”, como decía su lema, era el momento. Un PP aparentemente más débil con candidato nuevo y un líder estatal que se quedó a las puertas de Moncloa cuando las encuestas lo daban por sentado, una ola de aplausos en las redes a Pontón, mítines a rebosar... ¿Existe riesgo de que la vieja guardia de la UPG trate de volver al discurso más duro en contra del estilo Pontón?

La dirección descarta esa tensión e insiste en el éxito cosechado con esta vía, con porcentajes de voto “superiores a ERC, Junts o Bildu”. “Somos algo inédito en Europa, en ningún lugar una organización de izquierdas, soberanista y transformadora como nosotros ha tenido estos resultados”, exponen miembros de la cúpula frentista como aval al camino seguido, centrando el foco en las cuestiones más sociales. Gracias a ello, pasó de la renuncia de sus diputados a acatar la Constitución en los 80, a ser fuerza de gobierno y líder de la alternativa al PP.

Pontón incidió el domingo y ayer mismo en la necesidad de “ensanchar la base” de votantes del Bloque, tratando de captar apoyos en el caladero del PP, algo difícil con los mensajes de la línea dura protagonizada, por ejemplo, por Néstor Rego, el único diputado del BNG en el Congreso, desaparecido en esta campaña. En las generales, el Bloque, por cierto, solo logró un escaño cuando suspiraba por los cinco que le darían grupo propio.

¿Cederá la “vieja guardia” a una mayor suavización del discurso para captar a quienes temen una Presidencia del Bloque? ¿Se plantea ese debate? Porque la campaña del miedo a una Pontón presidenta azuzado por el PP parece haberle dado resultado a los populares a la hora de movilizar a los suyos, manteniendo la ventaja de la derecha frente al bloque de la izquierda, independientemente del reparto entre PSdeG y Bloque.

“El giro dado por Ana es potente y creíble. Se fue gestando poco a poco y debe continuar. Es un camino que se pidió hace 12 años y quizás para lograrlo era necesaria aquella catarsis”, dice sobre Amio un exmilitante. “Existen dos almas dentro de la UPG, pero Ana consiguió convencer a casi todos y no está sola”, añade, confiando en que se mantenga el camino de la pasada campaña, a pesar a la indefinición en aspectos como la política lingüística, pues Pontón no aclaró si apostaría por una enseñanza completamente en gallego en caso de ser presidenta.

En su ejecutiva están pendientes de los análisis postelectorales, pero su primera sensación rebate un trasvase automático de votos desde el PSdeG, que perdió cinco escaños frente a los seis ganados por los nacionalistas. Consideran que el PP bebió en el electorado socialista, que penalizó a Sánchez y su política de pactos, algo que en términos generales no se hizo sentir en Galicia, pues el PP, contrario a la amnistía, y el BNG, a favor, fueron los grandes triunfadores.

Los nacionalistas sí destacan su implantación entre la franja de menores de 35 años de una manera masiva y se lamentan de la oportunidad perdida mientras celebran estar en una situación inimaginable hace años, apuntando a Sumar. “Fueron votos tirados a la basura”, se quejaba una mujer en el restaurante en que siguió la noche electoral el Bloque. ¿Qué hubiera pasado si esas 30.000 papeletas hubieran ido a Pontón?

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