“Siempre vi mi futuro en este negocio”

Tras un año y medio de paréntesis, Yolanda Montenegro recoge el testigo de su madre en la boutique que abrió hace 50 años en el centro de Vigo

Yolanda Montenegro y su madre, Pilar Fernández, en la puerta de entrada de la boutique "Baker".

Yolanda Montenegro y su madre, Pilar Fernández, en la puerta de entrada de la boutique "Baker". / Alba Villar

Carolina Sertal

Carolina Sertal

Son las mismas paredes entre las que se crio. En el piso de arriba, en una “esquinita” y oculta entre las decenas de vestidos que pendían de las perchas, ella se sentaba cada tarde y hacía los deberes mientras sus padres despachaban a los clientes tras el mostrador. Comenta que siempre ha estado muy apegada a ellos, por lo que incluso llegó a trabajar en la boutique que su madre, Pilar Fernández, abrió en la década de los 70 en el centro de Vigo y que, aunque le costó mucho, acabó cerrando a finales de 2022 por jubilación, tras haber permanecido más de 50 años al frente de “Baker”.

Yolanda Montenegro explica que aquel no era el momento para ella, estaba en Canarias cuando su madre dijo adiós a la tienda de vestidos en la que tantas horas y esfuerzo había invertido para sacar adelante a toda su familia, y ni siquiera sabía si volvería a su ciudad natal o no, pero finalmente sí regresó: “La tienda me seguía llamando y realmente siempre vi mi futuro en este negocio, porque al haber trabajado tantos años con mis padres, te creas una escuela, una profesión, y esta es mi pasión, es que yo no sé hacer otra cosa, así que me decidí a tomarle el relevo a mi madre tras un pequeño parón”, cuenta Yolanda Montenegro tras el mostrador de “Baker”.

El pasado lunes Yolanda retiró los papeles que ocultaban el interior de la boutique. El escaparate es el mismo, la puerta es la misma y también el nombre del negocio, porque el objetivo de la nueva propietaria de “Baker” es darle continuidad al medio siglo de servicio que su madre ha ofrecido a la ciudad. En este sentido, Yolanda Montenegro hace referencia a la importante cartera de clientes que Pilar Fernández logró mantener hasta su jubilación y señala que “esa es la idea, seguir la misma dinámica, la misma forma de trabajar. Yo no quería perder ese público que mi madre ha estado cultivando durante 50 años. Mi objetivo es que repitan, que cuenten con nosotros como referente en la ciudad, que es algo de lo que me siento muy orgullosa, de todo ese trabajo que han hecho mis padres y que se nota cuando sales a la calle, porque cuando te presentan a alguien y dices que ellos regentaban este negocio en la calle Venezuela, la gente se alegra al saberlo y todo el mundo conoce la boutique. Ser ese referente es un orgullo y ese cariño al negocio es lo que me ha llevado a reabrirlo, porque quiero que siga siéndolo”.

Ese cariño al negocio es lo que me ha llevado a reabrirlo, porque quiero que siga siendo referente en la ciudad

Y nada más lejos de la realidad, puesto que el mismo día en el que Yolanda inició los preparativos para la reapertura prevista para el martes, por “Baker” no dejó de desfilar una importante cantidad de personas del barrio que se acercaban a preguntar, a interesarse y a felicitarla por haberse animado a recoger el testigo de Pilar, que a finales de octubre de 2022, aseguraba a FARO que su amplio catálogo de vestidos, de todas las tallas, de todos los estilos y para todas las edades, junto al trato personalizado, habían sido clave para que su negocio llegara a cumplir el medio siglo de vida en una ciudad en la que los centros comerciales no han dejado de multiplicarse con el paso de los años.

Yolanda Montenegro comparte la misma visión que guio a su madre durante décadas y apunta que, “ahora mismo, en Vigo nadie está dando un servicio como el que tenemos aquí. Abarcamos todas las edades y tenemos producto para todas, tanto para las niñas que se van de graduación hasta para las abuelas a las que se les casa el nieto, pasando por damas de honor y todo el primer banco, madres de los novios, madrina... y también un pequeño nicho de novias, tanto para una novia que quiera un vestido informal como para aquella que busque uno a buen precio, porque nuestro abanico de precios es competitivo y, en este sentido, tenemos vestidos que van desde los 100 a los 500 euros”.

Por último, esta emprendedora viguesa, que espera que “Baker” tenga larga vida, pone en valor al pequeño y mediano comercio indicando que “ahora que se habla tanto de moda sostenible, no hay que olvidar que el pequeño comercio es precisamente el creador de esa moda sostenible, porque sus productos son de calidad, son trabajados y cuidados para un público determinado, y perduran en el tiempo. Debemos seguir concienciando a la gente de que es el comercio pequeño el que ayuda a crear una ciudad diferente y con personalidad, muchas familias viven de estos negocios y deberíamos consumir en ellos”, concluye.

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