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Adiós a una boutique histórica

La tienda de vestidos “Baker” cierra sus puertas tras medio siglo de actividad debido a la jubilación de su dueña, Pilar Fernández

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Pilar Fernández en el interior de la histórica boutique de la calle Venezuela. Marta G. Brea

Dice que prácticamente “nació” en un comercio. Vivía en una casa muy grande fuera de la ciudad que tenía el bajo dividido en dos partes: en una, su abuelo se dedicaba a la venta de frutos del país y, en la otra, su familia vendía desde cortes de tela para sábanas, vestidos, colchas e incluso “te podías comprar unas bragas”, porque de aquella, en este tipo de comercios, encontrabas de todo. Creció entre telas y cuenta que, ya cuando era niña, le hacía vestidos a sus muñecas con los retales, por eso sucedió lo inevitable y en la década de los 70 se animó a abrir su propio negocio vinculado al mundo de la moda.

Pilar Fernández escogió la calle Venezuela y bajo la marca “Baker” puso en marcha una de las boutiques históricas de la ciudad que siempre se caracterizó por disponer de un amplio catálogo de vestidos, de todas las tallas y de todos los estilos, llegando a atraer a clientela de Ourense, Cangas, Marín, Vilagarcía de Arousa e incluso de Santiago de Compostela. Y es precisamente esta variedad de modelos, junto con el trato personalizado, lo que la responsable de “Baker” considera que ha sido la clave para que su negocio llegara a cumplir medio siglo de vida en una ciudad en la que los centros comerciales no han dejado de multiplicarse.

Sin embargo, a sus 75 años, Pilar Fernández reconoce que es hora de retirarse del mostrador y, por ello en la actualidad este comercio histórico se encuentra en fase de liquidación total. “Me da mucha pena, porque al final es toda una vida, pero ya tengo una edad. Los comienzos fueron muy bien, porque abrimos en una época en la que el comercio de Vigo estaba en un momento boyante, todo Príncipe y Colón, hasta las calles adyacentes, estaban repletas de comercios, pero con el paso del tiempo, la ciudad ha ido perdiendo y perdiendo comercio, es triste decirlo, pero ya no parece la misma de antes”, recuerda Pilar, quien añade que “mucha gente como yo, que veníamos de los pueblos y de las aldeas, llegábamos sin oficio y sin estudios, pero si tenías ganas de trabajar y prosperar, podías empezar despachando en cualquier negocio, en librerías, talleres de costura, mercerías, zapaterías... y la gente sacaba un sueldo, mantenía a sus hijos, les daba estudios, se hacían la casa y aún ahorraban, ahora esto es imposible. En nuestro caso, nos fuimos adaptando a los tiempos poco a poco y nunca dimos pérdidas, mi negocio funcionó siempre y creo que el boca a boca ayudó mucho”.

En este sentido, Pilar Fernández comenta que sus clientas siempre han sido de lo más variado, “desde mujeres de 85 hasta niñas de 15 y, en general, siempre he tenido gente muy agradecida, que incluso después del evento al que llevaban los vestidos, me traían las fotos para enseñármelas”. Por otra parte, la responsable de “Baker” destaca que “nuestra mayor virtud siempre ha sido disponer de un catálogo variado, que renovábamos y que cuidábamos mucho”.

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