Navalia 2024

El naval gallego urge más plazo para descarbonizar la flota pesquera: “Si no, estamos muertos”

La falta de tecnología disponible hace “inviable” el mandato de cero emisiones para 2050

Demanda a Bruselas poder hacer barcos más grandes: “Hay mucha hipocresía”

Desde la izq., Carlos Botana, Santiago Martín, Raquel Alonso, Nicolás Vázquez, Antonio Basanta, Francisco Pita, Óscar Gómez y Gerardo  Rodríguez.

Desde la izq., Carlos Botana, Santiago Martín, Raquel Alonso, Nicolás Vázquez, Antonio Basanta, Francisco Pita, Óscar Gómez y Gerardo Rodríguez. / ALBA VILLAR

Lara Graña

Lara Graña

La legislación comunitaria determina que la capacidad de un pesquero se mide por su arqueo bruto (gross tonnage, GT), la capacidad de su motor (en kilovatios) por los días de faena en la mar. Claro que, dentro de los GT hay espacios en el barco que no son bodega: la sala de máquinas, el puente de mando, camarotes o el propio parque de pesca. Aunque en la cumbre de ministros de pesca celebrada en Vigo la Comisión Europea se abrió a reconsiderar el concepto GT en los pesqueros –para computar únicamente la capacidad de bodega–, no ha habido ningún cambio, mientras que la hoja de ruta para la descarbonización sigue siendo la misma: embarcaciones cero emisiones para 2050. ¿El problema? Que no hay tecnología que permita este objetivo y, en caso de desarrollarla, ocuparía mucho espacio a bordo y restaría todavía más huecos para almacenar el pescado. De modo que, tal y como se ha fijado el camino hacia esa descarbonización desde Bruselas, la pesca no tiene ninguna opción de supervivencia. “Estaremos descarbonizados pero porque no habrá barcos”, ilustró el director xeral de Pesca de la Xunta, Antonio Basanta.

Una sentencia que recogió el sentir unánime de las ocho personas que, este jueves, analizaron en Navalia los Retos y Oportunidades de la Transición Energética en la industria naval, en una jornada organizada por la Autoridad Portuaria de Vigo. En primera instancia, para los ponentes hay un factor fundamental: alcanzar ese reto en 2050 no es realista. “Tenemos una capacidad increíble, magníficos ingenieros. Pero necesitamos más tiempo y hay que convencer a Bruselas”, apuntó el gerente del clúster naval Aclunaga, Óscar Gómez. El director de Armón Vigo, Santiago Martín, explicó con ejemplos por qué un sistema de propulsión alternativo al gasóleo necesita tanto espacio. “Un litro de gasoil genera 37 megajulios” de energía, mientras que con el GNL se queda en 21 MJ y en los 14 MJ con el metanol. De modo que, para generar la misma energía, la cantidad de combustible que hay que llevar a bordo es exponencialmente superior. “Cualquier cambio [como alternativa al diésel] supondrá un aumento de 3 ó 4 veces el tamaño de los pesqueros”. Y no solo eso: el proyecto de construcción se encarece –un híbrido valdría un 30% más–, sin contar con que el hidrógeno no está bonificado y es un 80% más caro que el gasóleo, abundó el director técnico de Aister, Francisco Pita.

El factor tecnológico se vuelve un terreno todavía más escarpado teniendo en cuenta las reducidas esloras de la flota de bajura –Bruselas no permite ganar tamaño– y, sobre todo, que los barcos gallegos faenan en todos los caladeros del mundo. Los sistemas disponibles hoy aportan hasta un par de días de autonomía: “¿quién va a llevar hidrógeno a Puerto Deseado? Todos queremos ser partícipes del reto de la transición ecológica, pero de una manera asumible. Si no, estamos muertos”, zanjó Basanta. Santiago Martín –dirigió en Vigo la construcción de un ferri y un remolcador eléctricos y el astillero está utilizando ya metanol o hidrógeno– aludió también a las baterías, cuya tecnología ha experimentado avances muy notables en los últimos años. Pero, inquirió, “¿qué hacemos con su reciclaje?”, teniendo en cuenta que duran unos 10 años. “Una de 500 kilos necesita 40 toneladas de litio y cobalto, que se extraen en África con bulldozers a gasoil. Es la hiocpresía”.

A juicio de los ponentes, la reformulación del concepto GT abriría la puerta a facilitar la construcción de barcos más grandes, sin tener que disponer de más cuotas y limitando los días de mar. Así se reducirían emisiones y se habilitarían espacios para baterías o tanques de hidrógeno criogenizado (va a 250 grados bajo cero). “No somos pesimistas, somos realistas. Tiene que haber una transición justa. Se fijan objetivos de descarbonización pero nadie explica cómo llevarlos a la práctica”, remató el presidente del Puerto, Carlos Botana.

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