El naval de Vigo y Marín potencia su I+D con 9 millones de ayudas públicas en 2023

Armón, Freire y Nodosa se hacen con el 80% de las subvenciones estatales con once proyectos

Astilleros de las Rías Baixas acaparan un tercio de estas ayudas desde 2018

Construcción del proyecto 729 en el astillero Freire Shipyard.

Construcción del proyecto 729 en el astillero Freire Shipyard. / Marta G. Brea

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Los astilleros gallegos producen buques únicos. De sus gradas no salen embarcaciones producidas en serie, ya que cada unidad es diferente a la anterior gracias a las demandas de sus armadores, de la legislación vigente, de las tendencias del mercado o, sobre todo, de las novedades tecnológicas que ofrecen los propios constructores. Con el avance de fuertes competidores en el mercado asiático y en países en pleno auge como Turquía, la especialización es el arma que llevan años cultivando en las atarazanas de las Rías Baixas. Al calor de la buena cantidad de contratos que se han ido firmando en los últimos años, empresas como Armón Vigo, Freire Shipyard y Nodosa Shipyard se han ido haciendo con las subvenciones estatales pensadas para fomentar el I+D+i en el sector. Partidas para buques concretos, a menudo prototipos, que solo en el pasado año pasado alcanzaron los casi 9 millones de euros en ayudas repartidas en 11 proyectos.

España, al igual que otros países de la Unión Europea, cuenta con las llamadas “ayudas horizontales, unos apoyos pensados para que el naval pueda avanzar en materia de investigación, desarrollo e innovación. El objetivo final es el de potenciar la capacidad competitiva de la industria y la diferenciación tecnológica de productos y procesos, la gran baza de los astilleros para lograr contratos frente a una competencia con unos precios mucho más bajos.

Las resoluciones del pasado año son las más altas, tanto por el número de proyectos presentados como por la cuantía. En total, seis empresas se repartieron los 11,2 millones de euros en subvenciones, de las que tres astilleros gallegos se hicieron con el 80%. El principal beneficiado fue Armón Vigo, que presentó seis iniciativas que recibieron 4,7 millones de euros; le siguió de cerca Freire, con 4,02 millones de euros y cuatro proyectos, y cerró la lista Nodosa, con una iniciativa dotada con 30.420 euros.

En lo que se refiere al proyecto del astillero marinense, se trata del remolcador a base de hidrógeno en el que llevan un tiempo investigando. La baja cuantía responde a que se trata de un estudio de viabilidad para desarrollar un prototipo. En relación con esto, el director comercial del astillero, José Ramón Regueira, explicó a la Asociación Gallega del Hidrógeno (AGH2) que colaboran con CT Ingenieros y la Universidad de Vigo en el “proyecto relativo a la investigación de todos los sistemas y elementos tecnológicos necesarios para el diseño conceptual de un buque tipo remolcador”. “Al finalizar esta investigación, confiamos en que se pueda extrapolar y escalar el conocimiento adquirido a otro tipo de buques con emisiones controladas”, indicó.

Por parte de Armón Vigo, las seis iniciativas apoyadas el año pasado son todas de proyectos en marcha. La de menor cuantía es también un estudio de viabilidad técnica previo a un proyecto de I+D para el diseño conceptual avanzado de un conjunto de hélice de paso controlable en tobera para buques oceanográficos.

Los barcos científicos necesitan ser silenciosos para una menor interacción con el medio marino, por lo que no suelen estar equipados con esa hélice. Con este desarrollo, en colaboración con VicusDT, el astillero podrá ofertarlo a futuros clientes en un nicho en el que cuenta con 15 unidades construidas o firmadas tras el último, para Irlanda del Norte, adelantado por FARO. De hecho, el sistema ya fue equipado en el fabricado y entregado para el NIWA de Nueva Zelanda, el Karahoa II, y lo tendrá también el de Islandia, el Þórunn Þórðardóttir.

Entre las otras ayudas para Armón están el desarrollo del ferri eléctrico para Baleària (1 millón de euros), tres prototipos para oceanográficos (en fabricación, con 2,7 millones de ayudas en total) y otro más para la patrullera de altura de la Guardia Civil (873.798 euros).

En cuanto a los apoyos recibidos por Freire Shipyard, destaca la subvención de casi 2,2 millones de euros para un yate de expedición verde. Es la cuantía más alta y, aunque no lo especifica, estaría vinculado para la construcción del buque, por lo que podría ser la unidad de 107 metros de eslora que asoma en el astillero de Bouzas, el llamado proyecto Incógnita.

También vinculado a la fabricación en curso de unidades, figuran dos de oceanográficos, uno se supone para el David Packard, del Mbari estadounidense (965.351 euros), y otro para el encargado por el Ifremer francés (830.150 euros).

A mayores, también logró fondos para un estudio de viabilidad técnica, en este caso, para un proyecto de I+D centrado en el “diseño conceptual avanzado de un prototipo de buque de trabajo polivalente con cero huella medioambiental propulsado por hidrógeno y amoniaco”. Para esta iniciativa Freire recibió 92.280 euros.

Desde 2018, los astilleros de las Rías Baixas acaparan un tercio de estas ayudas. Fueron 11,3 millones de euros de los 31,4 que se repartió el naval español. Una lista en la que además de Armón, Freire y Nodosa también figura el ya desaparecido Hijos de J. Barreras. Precisamente aquel 2018 la atarazana que hoy es Astilleros Ría de Vigo (del grupo Armón) recibió un apoyo de 677.450 para el prototipo que supuso la construcción del crucero Evrima, así como 302.930 euros relacionados con el flotel Reforma Pemex.

En aquel mismo año, a la también desaparecida Factorías Vulcano se le denegó un apoyo relacionado con su última construcción, el ferri Villa de Teror.

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