Expertos contraincendios en alta mar

La viguesa Senco, que instala 3.500 extintores al año, ya ha desplegado sus sistemas en 250 embarcaciones

Trabaja para firmas como Pereira y Pescapuerta, los remolcadores de altura de Salvamento Marítimo, o ACSM

Iván Senra rodeado de decenas de extintores en sus instalaciones de Beiramar.

Alba Villar

Los buques Galicia, Suar Vigo, Bouzas, La Surprise y L´Audace son cinco insignias de la naviera Suardiaz. Cinco embarcaciones destinadas al tráfico de coches (Ro-Ro) que fueron construidas en la antigua Barreras, donde Iván Senra pasó buenos tiempos de su juventud. Tenía solo 20 años cuando se subió por primera vez a bordo de estas bestias, naves de grandes dimensiones con capacidad para 1.200 vehículos por barba, y lo hizo para instalar una serie de sistemas fijos contra incendios en sus cámaras de máquinas. “Ahí fue donde realmente me enganché a trabajar en los barcos, es lo que me gustaba. Me desenvuelvo bien en estos entornos”, dice. La empresa a la que dedicó tantos días de su vida laboral acabó quebrando entre trabajos y trabajos entre tierra y mar, y no se lo pensó dos veces a la hora de decidir en qué mercado sumergirse.

Así nació la firma Extintores Senco Vigo, que desde 2010 presta sus servicios en el 171 de Beiramar. Un negocio humilde pero que ha sabido crecer en medio de un escenario incierto y cada vez más asfixiante para la flota. La empresa, que instaló 3.500 extintores en 2023 frente a los 100 con los que empezó a rodar, es especialista en la distribución de matafuegos dentro del sector naval. Para barcos de todo tipo y toda clase de dimensiones.

En estos momentos, dentro de sus clientes asiduos, trabaja para cerca de 250 buques. Son de pesca, de vigilancia o de transporte de mercancías, por ejemplo, y en este cómputo no se encuentran los yates y demás embarcaciones de recreo a las que también sirven. La compañía olívica ha mejorado la seguridad de la flota del Servicio de Vigilancia Aduanera, los remolcadores de altura Don Inda (BS-11), María Pita (BS-14) y SAR Gavia (BS-15) de Salvamento Marítimo, o los medios acuáticos del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Marín. De igual manera trabaja para pesqueras y comercializadoras como Pereira, Pescapuerta, Moradiña, Pesca Baqueiro o Lafonia Seafoods.

“En Vigo estamos acostumbrados a hacer barcos, llevamos muchos años. Si hay algo que sabemos hacer son coches y barcos, pero sí que es cierto que no hay mucha gente que esté especializada en sistemas contraincendios para barcos”, señala Senra. Además, están presentes en multitud de naves de la naviera Mar de Ons, que ofrece numerosas rutas turísticas a destinos tan paradisíacos como las islas Cíes, y también en otras que realizan viajes por los ríos Miño y Sil. Por si fuera poco, están trabajando en el OSV Nautilus de la compañía viguesa ACSM, responsable de la expedición submarina del Villa de Pitanxo que se llevó a cabo en aguas de Terranova a fin de encontrar indicios del terrible naufragio en el que fallecieron 21 tripulantes.

También en tierra

“A nivel naval llegamos desde Asturias hasta Lisboa. No todos los días ni todas las semanas, pero sí que hemos prestado nuestros servicios en ocasiones”, comenta el propietario de Senco. No obstante, esta actividad la compaginan con la otra arista de su negocio, diversificado en tierra. La firma abarca toda la provincia de Pontevedra (priorizando sobre todo las concellos de mayor afluencia, como lo son Vigo, Pontevedra, Ponteareas y O Porriño) y toca distintos sectores como el de la automoción (con GKN Driveline, por ejemplo) o el de la transformación industrial de la madera (con Finsa). Fuera del ámbito empresarial, entre sus principales clientes se encuentran las comunidades de vecinos. Rondan las 400 solo teniendo en cuenta la ciudad olívica.

Cuando les llegan encargos, generalmente es a través de dos vías. En el caso de empresas grandes o edificios, lo habitual es que exista un proyecto previo; un plan diseñado por un arquitecto o un ingeniero en el que consten los medios antiincendios con los que debe contar las instalaciones o la embarcación. “A nosotros nos mandan esa medición y en base a ese proyecto les hacemos un presupuesto”, dice. Cuando se trata de locales más pequeños, van a los establecimientos, miden el espacio y deciden ellos mismos lo que les hace falta.

A mayores de la instalación de extintores, una vez al año es de obligado cumplimiento que una empresa autorizada revise los equipos. Al cumplir un lustro en activo, los matafuegos tienen que pasar una prueba hidrostática, que también realizan en su centro operativo. Consiste en vaciar el aparato, llenarlo de agua, probar la presión y ver si coincide con la que marca el fabricante, volverlo a vaciar, secarlo y rellenarlo del producto que tenga que llevar: espuma, polvo, CO2… Así hasta los 20 años, cuando caducan y deben retirarse para siempre.

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