El fijo discontinuo que rechazó ir a Boimorto tras dos años en blanco: "Con estos contratos te explotan, trabajas cuando les da la gana"

El trabajador, que perdió un juicio contra su empresa tras enviar un airado mensaje de WhatsApp, asegura que prescindieron de él por "problemas personales y no laborales"

Una manifestación de la CIG contra la reforma laboral, celebrada en Vigo

Una manifestación de la CIG contra la reforma laboral, celebrada en Vigo / Marta G. Brea

A veces, las grandes cifras macroeconómicas y las realidades individuales parecen transitar por caminos paralelos que no se cruzan. La teoría más extendida dice que la conversión de los temporales en fijos discontinuos, a raíz de la reforma laboral pactada por el Gobierno con patronal y sindicatos, ha mejorado la protección de estos trabajadores. Algunos empleados bajo este modelo, sin embargo, siguen viéndolo como una forma de precariedad: "Un aplauso para el que creó este tipo de contrato para que las empresas sigan explotándonos".

La cita es de un trabajador que recientemente perdió un pleito con su empresa por negarse a ir a trabajar a Boimorto, después de que estuviesen dos años sin llamarle. El joven consideraba que la empresa lo había despedido, pero el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) sentenció que con su airado mensaje de WhatsApp estaba dimitiendo. Después de que su caso, publicado por FARO, se viralizase, ha comentado algunos detalles al respecto.

En un mensaje en la publicación de Facebook sobre la noticia, el joven asegura que, en realidad, Servitec Noroeste quería prescindir de él "por problemas personales y no laborales". Argumenta que durante todos los meses que no fue convocado para trabajar la firma contrató a otras personas para realizar sus funciones con otro tipo de contrato, de forma que él no pudiese demostrar en sede judicial que quisieron echarlo "sin nada" de indemnización.

Tras ese comentario sobre su situación, el trabajador reflexiona críticamente sobre el modelo de fijos discontinuos. "[Son] contratos precarios en los cuales trabajas cuando les da la gana a ellos, tanto un día, una semana o un mes". En su caso, su periodo de trabajo era entre el 1 de abril y el 31 de octubre, y aquel año solo lo llamaron para trabajar una semana y media ya entrado septiembre.

"A día de hoy tengo trabajo de sobra, pero más personas como yo siguen sufriendo con este tipo de contratos", apunta en su mensaje. FARO ha tratado de contactar con él para ampliar sus declaraciones, hasta el momento sin respuesta.

WhatsApp airado

El joven perdió el juicio porque tanto en primera instancia como el TSXG se consideró que había sido él el que puso fin a la relación laboral a través del mensaje en el que rechaba un trabajo. "Lleváis meses montando eventos y a mí nadie me llamó, aunque fuese para decirme que no contabais conmigo. Me parece una falta de respeto que me llamáis ahora para ir una semana y media. Con todo el respeto del mundo, pero el lunes no contéis conmigo. Un saludo y de todos modos gracias", rezaba el texto, en el que también afirmaba: "No, gracias, no estoy tan desesperado como para irme a Boimorto a palear las máquinas".

Tanto el juzgado de instancia como el TSXG consideran que el llamamiento a trabajar de la empresa se realizó "por medio adecuado y legal" y dentro del periodo estipulado en el contrato. Para los magistrados no hay duda de que el mensaje de WhatsApp supone un "desistimiento" del empleado y recuerdan que para que se produzca una dimisión "no es preciso que se ajuste a una declaración de voluntad formal". Al considerar que el hombre dejó el trabajo por voluntad propia no lo corresponde ningún tipo de indemnización ni derecho a paro.

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