Meses de infarto entre Vigo, Bermeo y Mundaka

Pevasa abandonó el capital de Atunlo por las profundas desavenencias con Inpesca, no por centrarse en su propia expansión

Empleados de la planta de Atunlo en Cambados.

Empleados de la planta de Atunlo en Cambados. / Iñaki Abella

Lara Graña

Lara Graña

En el mundo de la industria pesquera, y pese a tímidos cambios en los últimos años, reina la discreción. Con los medios, hasta una recurrida timidez. Las empresas coinciden en una máxima: nos representa nuestro trabajo, no lo que contemos a los medios”. Y así encadenan múltiples proyectos, buena parte de ellos internacionales, que casi siempre trascienden por boca de terceros. De ahí el pesar con el que, además de por los graves problemas de solvencia por los que atraviesa Atunlo, firmas como Comercial Pernas, Pevasa, Inpesca o Albacora se han visto a sí mismas en los medios de comunicación y en los corrillos del sector. Porque son protagonistas por un cisma interno que, a la postre, pone en riesgo al mayor grupo comercializador de atún de España.

Tres socios para el inicio del proyecto Atunlo

Antes del lanzamiento de Atunlo, constituida como sociedad limitada en 2007, sus tres accionistas fundadores sumaban ya una extensa hoja de servicios de colaboración. Comercial Pernas (Coper), Pesquería Vasco Montañesa (Pevasa) y Compañía Internacional de Pesca y Derivados (Inpesca) forjaron un proyecto basado en el expertise comercial y fondo de comercio de los Pernas y en la actividad de pesca extractiva de las armadoras. Verticalizaron los procesos productivos, invirtieron para valorizar materia prima y diversificaron fuentes de ingresos. Ya eran una industria transformadora. Funcionaba.

Desavenencias internas: es hora de elegir

Esta iniciativa implicaba la unión de dos competidoras, Pevasa e Inpesca. Fuentes del sector aluden al relevo familiar en ambas empresas el hecho de que empezaran a surgir desavenencias entre las armadoras. Oficialmente, la primera de ellas justificó su salida de Atunlo –lo anunció en enero de 2023– por la reorientación de su modelo de negocio. “Pevasa efectúa esta desinversión para continuar desplegando su estrategia de crecimiento de flota”, indicó en un comunicado el grupo que dirige Borja Soroa. Pero estas mismas fuentes apuntan a otro motivo: tal era la crispación entre ambas firmas vascas que se puso un ultimátum sobre la mesa: Atunlo –o Coper, más bien– tenía que elegir entre Pevasa o Inpesca. Continuó la segunda, presidida en ese momento por Guillermo Arrien (apartado con efectos desde el 24 de enero). Así que las dos accionistas en solitario se repartieron el coste de comprar la parte de Pevasa –fueron 8,5 millones de euros– y de garantizar todas las operaciones financieras. Esa inversión en equity se ha esfumado.

Las sagas de impronta de Inpesca

La armadora con sede en Mundaka tiene también un accionariado heterogéneo, en el que conviven los Arrien, los Etxebarría y los Lachaga. La ruptura entre ellos es también total, hasta el punto de que desde el sector aseguran que en Echebastar y Albacora desconocían la decisión de poner la armadora en venta. Pese a los reiterados intentos de este periódico, ninguna de las entidades implicadas en Inpesca han querido ofrecer su versión al respecto. Sí es claro el reproche reiterado de la junta de accionistas sobre cómo se ha gestionado internamente la situación de Atunlo. No es buena señal que estas armadoras vascas no tengan interés en un proyecto industrial a largo plazo: con pescar, previsiblemente, les llega. Inpesca tiene programada para el día 6 de febrero otra asamblea extraordinaria; la de ayer fue, de nuevo, muy tensa. El presidente del consejo de administración es ahora José Ignacio Madariaga Zallo.

Un reino de taifas en Beiramar

La dirección de Atunlo está repartida ahora por responsabilidades, entre la parte de generación de ingresos (Chief Revenue Officer), la dirección de negocio, gestión de personal o comercial. Cada una de ellas está asignada, y aquí el reino de taifas, a una de las tres accionistas actuales: Comercial Pernas, Inpesca y la panameña Marpesca. Y todo con la supervisión no solo del experto en reestructuraciones –de la firma Álvarez & Marsal–, sino también de la consultora PKF-Attest, la misma que se encargó del cuaderno de venta de la atunera. En teoría, en la cabeza de la pirámide trabaja un equipo designado por Inpesca.

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