El astillero de barcos-casa enfrenta una querella por estafa piramidal de su cliente de EE UU

Navisyo acusa a la dirección de Mínimo Boats apropiación indebida y de desviar buques a otros clientes

“De las 12 unidades recibidas, muchas son defectuosas y dos inservibles”

Unidades de barcos-casaanunciadas por Navisyo.

Unidades de barcos-casaanunciadas por Navisyo. / Navisyo Floatel

Lara Graña

Lara Graña

Mínimo Boats se constituyó en junio de 2020 para ejecutar un plan innovador de negocio: la construcción de casas flotantes o barcos-casa de acabados premium y diseño compacto con estructura de poliéster reforzado con fibra de vidrio. Su formato enseguida llamó la atención de un grupo norteamericano, Navisyo Inc., que acabaría creando una división específica para clientes con punto de atraque en puertos deportivos, propiedades frente al mar –habituales en el Estado de Florida, por ejemplo– o “amantes de lo ecológico”.

El acuerdo entre ambas partes era muy ambicioso: el astillero se comprometía a la entrega de 120 unidades de su modelo Mínimo 8 (ocho metros de eslora, medio metro de calado y capacidad para hasta seis personas) y Navisyo se adentraba con fuerza en un nicho de mercado con crecimiento exponencial. Pero el contrato hizo aguas y la compañía con base en Miami acaba de presentar una querella criminal por estafa contra la dirección de Mínimo Boats: señala al CEO de esta última, Xoel Álvarez Mazaira, como el muñidor de un “esquema Ponzi” y de causar graves perjuicios a su cliente. Un juzgado de O Porriño será el encargado de instruir la causa, como advirtió a FARO el abogado de Navisyo, Alberto José Varela-Grandal.

Mínimo Boats está en suspensión de pagos (antigua denominación para el concurso de acreedores) y ha sometido a ERTE a toda su plantilla. Según destaca la querella, fue en septiembre cuando la firma norteamericana advirtió ya una “situación insostenible”. El astillero se retrasaba en la entrega de embarcaciones, había cancelado pagos a una veintena de proveedores y “tenía una orden de desahucio de sus instalaciones”, en las antiguas naves de Comevisa (Grupo Vicalsa).

“Descubrimos que hay clientes que van a comprar barcos que eran para Navisyo, para así obtener fondos adicionales” –prosigue Varela-Grandal– e intentar preservar la actividad. Es aquí donde la demandada sustenta su acusación de “estafa piramidal” o “esquema Ponzi”, con manejos presuntamente irregulares para ocultar de cara a terceros una situación de insolvencia. La querella apunta incluso a un “desvío de fondos” por parte de Álvarez Mazaira “para uso personal”.

  • Pagos: 2,33 millones

Navisyo abonó el importe correspondiente a los 18 primeros barcos pero solo recibió doce: la mayoría son “defectuosos” y dos están en un estado “inservible”.

  • Estafa piramidal

Hasta la fecha, Navisyo Inc. abonó al astillero gallego 2,33 millones de euros, por los que tendría que haber recibido 18 embarcaciones. En realidad le fueron entregadas doce: se dispensaron “fuera de plazo”, “muchas de ellas defectuosas y dos inservibles”. La unidad número 16, de acuerdo a sus averiguaciones, es una de las que se iba a entregar a un tercero –sin comunicación previa a su cliente americano, que es quien había adelantado un depósito por su construcción–, y la de las número 17 y 18 no llegó siquiera a comenzar. Hay cuatro barcos-casa a medio hacer, abunda la querella, en la nave industrial de O Porriño.

Interior de una casa flotante de Mínimo Boats

Interior de una casa flotante de Mínimo Boats / MB

“Navisyo se considera estafada, engañada. Siempre confió en el trabajo y los compromisos de Mínimo Boats y le fue adelantando dinero bajo la promesa de acelerar la producción, mejorar la calidad y no cerrar la factoría”. Hasta que “todo saltó por los aires” hace casi tres meses, cuando también mandó a casa a sus empleados, a quienes trasladó que había “fallado el cliente americano”. La administración concursal de la sociedad ya tiene en su poder la querella presentada por el grupo fundado por Alexander Michaels.

Con 120.000 euros de capital social, Mínimo Boats SL cuenta con seis accionistas, aunque una de las mercantiles (Flash Yacht Design) pertenece al propio Xoel Álvarez. En suma, y según la última memoria depositada en el Registro Mercantil, el CEO controla el 65% del capital, que completan Promociones Castro Campo (15%), Alexis Cabaleiro (7,5%), Santiago Alejandro Miranda (7,5%) y Benito Boullosa (5%).

Esta pasada primavera, la dirección de la compañía apuntaba a este periódico el objetivo de alcanzar una cadencia de producción de diez unidades mensuales y una facturación anual de hasta 20 millones de euros para 2024. Mínimo Boats cerró el pasado año con una facturación de 1,6 millones de euros y beneficios por algo más de 20.000 euros.

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