Galicia encabeza el bum de trabajadores extranjeros por construcción y hostelería

La afiliación de foráneos a la Seguridad Social crece un 15% en un año, la mayor subida de España junto a Baleares | El colectivo representa la mitad de todo el nuevo empleo

Un trabajador extranjero en un taller

Un trabajador extranjero en un taller / FdV

Julio Pérez

Julio Pérez

La reforma de la Ley de Extranjería en vigor desde el pasado verano incorpora una nueva figura de arraigo para los migrantes en situación irregular vinculada a la formación en algún sector con demanda de empleo. Desde su estreno, llegaron 22.000 peticiones y se concedieron 12.000, según los datos que el Ministerio de Inclusión, Seguridad y Migraciones trasladó ayer a la agencia EFE, antes de la reunión de la Comisión Laboral Tripartita de Inmigración donde se analizó la nueva instrucción dictada por el equipo de José Luis Escrivá para flexibilizar los criterios.

No habrá mínimo de horas en los cursos, ni obligación de presencialidad y podrán compaginarse con un puesto. “Funciona bien”, asegura el propio ministro, pero “quizás los requisitos eran demasiado rígidos”. Varias entidades sociales se quejaron de las dificultades para cumplirlos.

“Nos han hecho saber que desgraciadamente hay personas, sobre todo mujeres, a las que por su realidad les cuesta mucho hacer cursos tan largos y hacerlos presencialmente y nos han pedido incluir la posibilidad de hacer cursos a distancia, los fines de semana y reducir algunas horas”, detalló Escrivá, que justificó los cambios “desde un punto de vista de sensibilidad social”.

El Ministerio de Trabajo y Economía Social estudiará “en profundidad” la modificación, pero Yolanda Díaz insiste en la necesidad de “garantizar la formación de calidad”, un campo en el que “no cabe flexibilización ninguna”. “Ante el debate de la mano de obra, de dónde viene y cómo viene, yo no puedo ser más clara: las condiciones laborales en nuestro país tienen que ser mejoradas”, remarcó la vicepresidenta segunda.

El choque se parece mucho al que ambos ministerios mantienen ante la posibilidad de ampliar el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura, centrado ahora en vacantes de la marina mercante y el deporte, para poder contratar a trabajadores en su país de origen para la construcción en España. La presencia en el mercado laboral de los que ya están aquí es cada vez mayor. En abril se superaron de media los 2,6 millones de extranjeros de alta en la Seguridad Social. Son casi 81.000 por encima del mes anterior (21.309 descontando la estacionalidad y el efecto calendario) y 252.200 más que hace un año, un alza del 10,7%. En el caso de Galicia el incremento llega al 15%, el mayor de todo el país junto a Baleares.

La comunidad pasó casi de largo en el importante éxodo de migrantes a España antes de la recesión financiera que estalló en 2008. Vinieron, pero pocos. El pico en aquel momento se movió alrededor de los 40.000 y bajaron hasta los 28.000 en los siguientes años a causa del largo periodo de actividad a medio gas. No se notó la recuperación del empleo en el colectivo hasta bien entrado 2016 y, como el resto de grupos de población de especial vulnerabilidad por la precariedad de sus contratos, la aparición del COVID-19 desató la destrucción de unos 3.400 empleos en los dos meses de confinamiento estricto. Pero ese mismo verano de 2020 empezó otra vez el incremento exponencial de afiliaciones de extranjeros en Galicia. En estos momentos hay cerca de 54.500, máximo histórico.

El Gobierno planea introducir a extranjeros en el mercado laboral

Agencia ATLAS | EFE

Prácticamente dos de cada diez están en la hostelería (10.337), donde los foráneos aumentaron el 22% durante los últimos doce meses. En comercio y reparación de vehículos suman casi 7.200 afiliaciones, un 10,8% más que en abril de 2022. Por encima del 21% crecieron también las altas en la construcción, que da trabajo a 5.300 migrantes en Galicia. El alza de la industria manufacturera fue del 12%, hasta los 4.900; un 10,7% en transporte y almacenamiento (3.566); el 11,6% en actividades administrativas y auxiliares (3.500); y el 20% en sanidad y servicios sociales (3.036).

Aunque con menores niveles de ocupación, destacan también información y comunicaciones: 958 empleados procedentes de otros países, un 19,7% más que doce meses antes; y las actividades artísticas, recreativas y ocio, donde el ascenso roza el 24% (843 afiliados). El sistema especial agrario elevó un 12% los extranjeros en Galicia (1.500); un 10% el de empleadas de hogar (4.474); y el 12% el régimen especial del Mar (1.674).

De todo el empleo creado en Galicia en el último año, los migrantes ocupan cerca de la mitad, unos 7.000 puestos. En el sector primario incluso son el oxígeno de la supervivencia laboral. El total de cotizantes en el régimen general para agricultura, ganadería, silvicultura y pesca bajó en 738, pero el número de extranjeros aumentó en 169. Algo parecido sucede en el comercio, que ganó 376 afiliados netos en todo este tiempo y el volumen de foráneos aumentó en 700.

Son clara mayoría en la construcción, donde se agolpan las alarmas de los empresarios por la falta de mano de obra aquí: el 63% de los nuevos empleos están desarrollados por el colectivo. En la industria manufacturera representaron la mitad de todas las nuevas afiliaciones a la Seguridad Social; el 45% en la hostelería; un tercio en el transporte; y una cuarta parte en sanidad y servicios sociales.

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