La mejor calidad del empleo eleva un 13% los ingresos por cotizaciones en Galicia

La recaudación por nóminas dejó 710 millones más que en 2021 | Educación, sanidad, informática, administración y servicios de arquitectura y energía lideran la nueva ocupación

Un médico del Sergas atiende a un neonato.

Un médico del Sergas atiende a un neonato. / ALBA VILLAR

Julio Pérez

Julio Pérez

El mercado laboral gana de momento el pulso a la inflación y al resto de problemas que colean todavía en la economía de medio mundo por la pandemia y, especialmente, la crisis energética y de abastecimiento de materias primas esenciales provocada por la invasión de Rusia a Ucrania. Los ministerios de Trabajo y de Seguridad Social presentan mañana las cifras de paro y afiliación de marzo. El balance adelantado con la media desde mediados de febrero al ecuador del mes pasado recoge un aumento de unos 117.000 cotizantes en términos desestacionalizados. “Con los últimos datos disponibles, el número total de afiliados se sitúa así en 20.450.615 –detalla el informe–, que son 209.721 más que a finales de 2022, 688.747 más que al cierre de 2021 y 991.135 más que antes de la pandemia”. Galicia también recuperó el volumen de ocupación precoronavirus hace tiempo. Es una de las pocas autonomías sin marcar récord, que todavía sigue por debajo de los niveles anteriores a la doble recesión financiera –casi 41.000 menos–, pero, como sucede en el resto del país, se notan los cambios en el tipo de empleo que se está creando, mucho más estable por la reforma laboral y con mejores condiciones por el auge de sectores que pagan mejor.

En febrero de 2020, justo antes de la aparición del COVID-19 y de la declaración del primer estado de alarma que confinó a la población para frenar la disparada propagación de casos positivos, en Galicia había 1,012 millones de alta en la Seguridad Social. Tres años después, son casi 1,035 millones, un fuerte impulso de la mano de, especialmente, cinco ramas de actividad: educación (5.802 nuevos puestos), sanidad (4.342), programación y consultoría informática (2.841), administración pública (2.733) y servicios técnicos de arquitectura y energía (2.510). Todas están en la franja alta de las bases imponibles, lo que ha permitido, como adelantó ya FARO la pasada semana, el intenso incremento de la recaudación fiscal por IRPF en Galicia –15% de alza durante el año pasado– y que también los ingresos por cotizaciones sociales hayan pisado el acelerador: una subida del 13%, según los informes que acaba de publicar la Seguridad Social con la información provisional de la Tesorería General y de las Mutuas Colaboradoras.

Por las nóminas de los trabajadores gallegos, la caja única recibió unos 6.220 millones de euros. Son 710 millones más que en 2021. El incremento en la provincia de A Coruña fue del 13,2%; en Pontevedra y Lugo rondó el 12,3%; y en Ourense la recaudación aumentó un 11,7%. La inyección de las afiliaciones en el régimen general crece más –un 18%, hasta los 4.606 millones de euro– que entre los autónomos (687 millones después de un alza del 13,4%). En el régimen especial del mar se duplicó la cantidad (84,7 millones); por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales la recaudación se elevó el 10,5% (434 millones de euros); y, al haber menos parados que en 2021, caen las cotizaciones por las prestaciones de desempleados un 20% (385 millones).

La aportación del régimen general crece más (18%) que la de autónomos (13%)

La comunidad se queda lejos de los puestos de cabeza en la evolución de los ingresos de las cotizaciones sociales. La media estatal rondó el 16%, con Baleares (27,15) y Canarias (24,5%) en cabeza tras la evidente recuperación del turismo. Les siguen Madrid (16,2%) y Andalucía (16,1%). Cataluña y Comunidad Valenciana superaron ampliamente el 15%. En la parte baja, además de las dos ciudades autónomas –el avance en Melilla fue del 9,1% y el 10,7% en Ceuta–, figuran Cantabria (11,5%), Castilla y León (11,7%) y Aragón y Extremadura, ambas con un 12,1% de subida.

“El comportamiento reciente del mercado laboral español ofrece resultados, en principio positivos, en el sentido de que la ocupación, tanto en término de afiliados como de Encuesta de Población Activa (EPA), ya ha superado las cifras previas a la pandemia y, además, en 2022 siguió creciendo pese a la complejidad del entorno”, señala María Jesús Fernández, economista sénior de Funcas, en un análisis publicado hace unos días por el think tank, donde destaca también la “tendencia favorable” en la caída de la temporalidad por la reforma laboral. La experta advierte en paralelo de la “dificultad para interpretar” algunos de esos cambios. Por ejemplo: que la afiliación no pare de subir, “sensiblemente por encima del PIB” y de los datos reflejados por EPA, incluso “en un contexto de crisis energética, máxima incertidumbre y muy moderado crecimiento” económico. Una posible causa sería el afloramiento del empleo sumergido. Incluso así, señala Fernández, podría verse como “un indicio de resiliencia de la economía y el mercado laboral”. Sobre el otro fenómeno –la caída de horas trabajadas por ocupado en toda la eurozona– “dificulta” otras interpretaciones ahora mismo.

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