Coqueteaba hace días con tocarla. Bailaba alrededor de esta cifra, utilizando técnicas propias de las rebajas: 1,999 euros, rezaban los luminosos de estaciones de servicio. Pero el recato terminó y el día ha llegado: encontrar una estación de servicio en Galicia donde el litro de gasóleo se pague por debajo de los dos euros es una tarea hercúlea. De los 351 puntos de venta que este miércoles habían actualizado sus tarifas en el portal del Ministerio para la Transición Ecológica, como pudo comprobar este periódico, apenas medio centenar permanecían por debajo de ese umbral. En ocho de cada diez, este producto es formal y numéricamente una delicatessen. Los carburantes inflaman el encarecimiento del coste de la vida y vacían los bolsillos: si hace un año un depósito de 55 litros se podía llenar por unos 75 euros, hoy hace falta echarle más de 110. Dieciocho mil cuatrocientas treinta pesetas por un repostaje.
El coste medio a nivel gallego estaba ayer en 2,014 euros por litro de diésel, que es el carburante que utilizan la mayoría de los turismos y camiones de transporte. Es un importe superior a la media española, lo que no es novedad. Con ciudades como Vigo, con 2,023 euros por litro, entre las más prohibitivas de todo el país, que tampoco es nuevo. En las estaciones de servicio olívicas –y esto si es fresco–, se pagaba más ayer por el litro de gasóleo que en la lustrosa ciudad de Marbella. Con puntos de venta que anuncian este producto a 2,1 euros, ni siquiera al alcance de países como Luxemburgo o Francia. De momento continúa en vigor el bono aprobado por el Gobierno –se prolongará hasta después del verano, si es validado en el Congreso–, ideado para contrarrestar el empuje inflacionario de la invasión de Ucrania, pero a estas alturas ya no ayuda a rebajar el gasto en comparación con los días previos a la guerra.
El panorama no mejora en el caso de la gasolina de 95 octanos, la más utilizada por los vehículos de reciente matriculación. El precio medio por litro se ha encaramado por encima de los 2,1 euros; en la ciudad de Vigo acaricia ya los 2,2, ocho céntimos por encima del promedio de todo el país. Se da la circunstancia de que las tres estaciones de servicio más caras de España, incluidas las de Baleares, están en suelo gallego. En la provincia de A Coruña, concretamente: Eixo de Abaixo, Moldes y Santiago, cotizando de forma holgada por encima de los 2,3 euros. Ninguna otra gasolinera española alcanza ese segundo dígito.
Este nuevo arreón de los precios coincide, esta vez sí, con una subida del indicador de referencia para Europa del petróleo, el barril de Brent, que ayer rebasó los 123 dólares. Hace un año cotizaba ligeramente por encima de los 72 dólares.
