El Gobierno abrió el debate sobre la reforma del sistema de financiación autonómica con el envío a las comunidades en diciembre de la propuesta de población ajustada, la principal variable para repartir los fondos que llegan a la caja pública vía impuestos, transferencias comunitarias y deuda. Básicamente, el número de habitantes, pero teniendo en cuenta las edades, la dispersión y otros condicionantes en el gasto de los servicios públicos. No cuesta lo mismo el transporte escolar en Madrid, una zona de gran concentración urbana, que en Galicia, como a menudo recuerda el presidente de la Xunta y futuro líder del PP, que el lunes pareció olvidarse de cómo funciona el modelo. “El Gobierno se está forrando con el incremento de la luz y de la gasolina”, dijo en la parada en Mallorca de su ruta hacia el timón popular. La ley y la realidad desmienten su fallido reproche.
Según el último boletín de la distribución de carburantes de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el litro de gasolina 95 se situó en 1,487 euros por litro en diciembre. El valor del Brent marca el 27,7% del importe. Otro 4,6% procede de la diferencia entre el barril y la cotización de la gasolina en el mercado y el margen de distribución de las estaciones de servicio supuso el 18,4%. El tributo de Hidrocarburos se divide en dos tipos, ambos fijos. El general asciende a 0,4 euros por litro. El tipo especial integra el antiguo tramo estatal del gravamen y el céntimo sanitario anulado por el Tribunal de la UE. Es de 0,072 euros por litro. El IVA del 21% completa la carga fiscal. El diésel arroja un reparto muy parecido, pero con un tipo general de Hidrocarburos menor (0,3 euros).
En el recibo de un hogar con un consumo medio ronda ahora mismo el 8%. El tipo de IVA pasó del 21% al 10% y el Impuesto Especial sobre la Electricidad bajó del 5,1% al 0,5%, el mínimo legal por imperativo europeo. Son dos de las medidas impulsadas por el Gobierno desde que empezó la crisis energética a mediados del pasado año y que seguirán en vigor hasta, al menos, el mes de julio.
Hasta noviembre, el Estado dejó de ingresar 576 millones de euros por la bajada del IVA y Electricidad y otros 760 por la suspensión temporal del Impuesto sobre el Valor de la Producción que abonan las compañías, según el balance público de la Agencia Tributaria. La recaudación por Hidrocarburos creció un 10,2%, pero con el gasóleo perdiendo fuelle (en noviembre solo subió un 3,6%) tras el arranque de la espiral alcista de precios. Su aportación sigue un 7% por debajo de 2019. El encarecimiento suele contener el consumo. La Xunta lo sabe muy bien porque en 2014, cuando subió al máximo posible el viejo céntimo sanitario, la demanda de carburantes en Galicia se desplomó a niveles de 15 años atrás.
Aunque la ley obliga a revisar el sistema de financiación autonómica cada cinco años, el actual esquema de distribución de los recursos se remonta a 2009, cuando las comunidades asumieron un mayor porcentaje de los grandes impuestos. Gestionan la mitad del IVA, el 58% de Hidrocarburos y la totalidad del gravamen de Electricidad. Cerca de 2.800 millones de euros para Galicia en 2020, según los datos de la Consellería de Facenda, prácticamente la mitad de todos sus ingresos tributarios habituales.
