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La crisis de precios bloquea la compra de electricidad conjunta de la industria gallega

Sectores como la automoción, el naval y la fundición, los mayores afectados por la escalada de precios de la electricidad FdV

El mercado mayorista de la electricidad encadena 42 días con el megavatio hora (MWh) por encima de los 100 euros. Hoy de media roza los 183 tras un incremento anual del 341%. El tramo más barato va desde las cuatro a las cinco de la tarde (154,58 euros) y el más caro está entre las nueve y las diez de la noche (195,33).

Las comercializadoras se niegan a firmar contratos que duren más de dos o tres meses | Algunos sectores temen que los costes energéticos obliguen a hacer ajustes laborales

A alrededor de un millón de clientes en Galicia les afecta esta fortísima escalada de los precios porque una porción de su recibo depende directamente de lo que sucede en el pool, aunque la importante rebaja fiscal del plan de choque del Gobierno aminora el impacto. ¿Y el resto de consumidores? En el mercado libre se firman contratos con tarifa fija, generalmente a un año vista, con el ojo puesto también en los precios mayoristas. El problema salta a la hora de renovarlos, como muchas industrias de la comunidad que habitualmente recurren a compras conjuntas para intentar conseguir mejores condiciones con las comercializadoras. Lo de firmar a largo plazo para ganar tranquilidad y aliviar la partida de los costes energéticos es ya imposible.

“Estamos teniendo reuniones con comercializadoras todas las semanas”

Enrique Mallón - Secretario general de Asime

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Enrique Mallón-Secretario de ASIME

Ayer, por ejemplo, hubo dos. Desde hace más de una década, la patronal del metal tiene un sistema de compra centralizada de electricidad en el que participan 110 industrias de la comunidad. Los contratos suelen durar un año, algunos hasta dos, “pero ahora las comercializadoras no quieren casi ni oír hablar de las compras conjuntas y se niegan a plazos mayores que dos o tres meses”. La crisis de los precios energéticos deja en el aire una fórmula que para muchas fábricas de consumo intensivo de electricidad –automoción, metalmecánica, extrusión de aluminio, fundiciones, mecanizados y factorías de corte, sobre todo– supone un auténtico balón de oxígeno en la cuenta de resultados. No hay margen para la discriminación horaria porque la mayoría funciona con tres turnos. “Los ahorros se esfuman”, relata Mallón, que avisa de “una gran pérdida de competitividad” en el sector por el incremento “hasta un 45%” de los costes.

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“Es un momento muy complicado, probablemente la peor coyuntura en dos décadas para la industria gallega, porque al problema de los costes energéticos se suma la falta de materias primas, las dificultades para atraer profesionales al sector y otras consecuencias directas de la pandemia, como la pérdida de negocio exterior tras muchos meses sin presencia en ferias”, relata Mallón. El secretario general de Asime ve “muy probable” que si la situación se mantiene “más allá de seis, siete u ocho meses”, acabe pasando factura al empleo.

Desde mayo de 1980 no se registraba una subida de los precios industriales tan intensa como la de este año. El incremento en agosto fue del 17,6% en Galicia y el acumulado del ejercicio se sitúa en el 16,3%, con la energía en cabeza (53,3%), seguida de la industria del papel (36%) y la metalurgia (32,8%), según el balance publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE).

Aunque el golpe en el metal y en resto de manufacturas varía en función del tipo y las dimensiones de la empresa, el roto en el bolsillo es generalizado. La energía “supone una de las tres primeras partidas de gasto” en el caso del granito y con “un impacto muy relevante en la cuenta de resultados”. “Si continúa esta senda alcista descontrolada, las empresas deberán tomar decisiones de ajuste en otras partidas para continuar manteniendo los niveles de rentabilidad objetivo, así como su capacidad de generar valor a los mercados”, señalan desde su clúster.

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“En el sector hay plantas con procesos que son muy intensivos en consumo, por ejemplo todas las industrias que tienen sistemas de refrigeración y congelación”

Roberto Alonso - Gerente del Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga)

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“Depende del tamaño de la empresa –añade Juan Vieites, secretario general de Anfaco-Cecopesca–, pero los costes energéticos pueden representar entre el 1,2% y el 2% del precio final del producto”. “Evidentemente es un lastre para la competitividad que obliga a optimizar todos los procesos”, apunta el también presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG). El sector de conservas y congelados apuesta por ganar eficiencia para compensar apoyándose en una mayor digitalización y las ventajas de la economía circular. 

La iluminación de las tiendas, otro golpe para el textil

El textil aparece en los primeros puestos del ranking del ascenso de los precios industriales en Galicia este año: 13,2%. En la confección de ropa el incremento hasta agosto fue del 0,9%.

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Sin grandes centros de producción en Galicia, el problema de los costes energéticos disparados en su caso da de lleno en la parte de logística “y, sobre todo, la red de tiendas”, apunta Alberto Rocha, secretario general de la Confederación de Industrias Textiles de Galicia-Cointega. Dora Casal, directora ejecutiva de Roberto Verino, lo confirma: “Somos como una peluquería cuando se dice que el secador tiene que estar siempre encendido, aunque en nuestro caso sucede con la luz, con el aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno”, señala. “Y sin margen –recuerda– porque los locales dependen de comunidades de vecinos para tomar cualquier medida de ahorro energético”. Otro quebradero de cabeza para un sector todavía en recuperación por el COVID-19.

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