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La industria gallega ya ficha más personal que en 2019 con el motor a la cabeza

Un operario soldador en una fábrica FdV

Los números rojos en la producción industrial durante la primera mitad de 2019 avivaron por enésima vez esa idea de grave crisis que acompaña intermitentemente al sector en Galicia, a pesar de que ni todas las actividades estaban mal ni había una causa estructural en la mayoría de las que sí andaban a medio gas.

La automoción acumula hasta agosto un alza anual del 68% en las contrataciones pese a la crisis de los chips | Metal, fábricas de plástico y la madera aceleran la recuperación

De hecho, lo gordo de la caída se concentró en el suministro de electricidad, con un comportamiento muy oscilante siempre, mientras que las ramas manufactureras fueron mejorando el resto del año y cruzaron al 2020 con buenas perspectivas salvo alguna excepción, como el naval. Pero llegó el coronavirus y la recesión.

El Producto Interior Bruto (PIB) autonómico mermó un histórico 8,9% y un 8,6% la aportación de la industria. La afiliación a la Seguridad Social, sin embargo, bajó solo un 1,3% en sector gracias al escudo laboral proporcionado por los ERTE, el importante peso de la alimentación en el tejido productivo y la buenísima evolución del motor, que, incluso en estos momentos, ensombrecido por el desabastecimiento mundial de los semiconductores, lidera el acelerón del empleo en la comunidad.

En Galicia se firmaron cerca de 552.000 contratos entre enero y agosto, un 20% más que en el mismo periodo del pasado año, cuando la pandemia dejó en shock a la economía. Falta fuelle.

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La contratación todavía arrastra una caída del 22% en comparación con los niveles de 2019, aunque la industria vuelve a demostrar que es un sector clave para afrontar las crisis y un colchón del mercado laboral. En su caso, el incremento anual de las contrataciones llega al 29% (102.400) y, a diferencia de lo que sucede en el resto de las actividades, supera también en un 2,6% la cifra de los ocho primeros meses de 2019 (99.742), según los últimos datos publicados por el Instituto Galego de Estatística con la información suministrada por la Consellería de Emprego e Igualdade.

El 2020 fue para la industria alimentaria un año excepcional por el enorme tirón de la demanda doméstica, sobre todo en los primeros meses de confinamiento y duras restricciones en el aforo y la movilidad y, a la vez, con el canal Horeca en mínimos. Las empresas del sector elevaron este año un 16% las contrataciones (38.340), que crecen igualmente un 1,1% respecto a 2019.

Pero si hay una rama industrial protagonista de la recuperación es, sin duda, la automoción. Van hasta agosto unos 18.800 contratos, lo que supone un incremento del 68% y del 48% sobre 2020 y 2019, respectivamente. El incremento de las plantillas va en línea con la espectacular evolución de su producción, que creció entre enero y junio por encima del 32%, a la espera de ver cómo influye la falta de chips en la factoría de Stellantis en Vigo y el impacto que eso tenga sobre las auxiliares. La multinacional francesa tenía previsto volver a encender hoy la línea 2, pero por el momento el arranque quedó retrasado para el viernes.

La fabricación de productos metálicos roza los 10.000 contratos, un 34% más que entre enero y agosto del año pasado; y la subida entre las compañías de reparación e instalación de maquinaria y equipamiento es del 6,8%. Las dos todavía están lejos del ritmo que llevaban en 2019.

Sí remonta con fuerza la contratación para los productos de caucho y plástico: un alza anual del 54% y del 9,2% frente a los niveles prepandemia. ¿Qué más grandes ramas industriales registran datos positivos en ambas comparativas? La metalurgia (un 39% más que en 2020 y un 16% por encima de 2019); la industria de la madera, que duplica los contratos registrados el año pasado y crecen un 24,6% respecto a 2019; y la industria del papel, también con ascensos espectaculares: 92% y 107%, respectivamente.

La logística, segundo sector con más contrataciones y al alza

La situación de la hostelería en Galicia cambiará a partir de este sábado con la batería de nuevas medidas presentadas ayer por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, entre las que destaca la vuelta con condiciones a las barras y la premisa de que el interior de los establecimientos no volverá a cerrar. Otra ráfaga de aire tras el también importante balón de oxígeno que el sector recibió con el fin del segundo estado de alarma. Entre eso y que el verano fue mucho mejor de lo esperado para el turismo en la comunidad, los bares y restaurantes tiraron de refuerzos de personal. Pero tímidamente. Las contrataciones en la hostelería crecen este año un 12%, un porcentaje muy bajo en comparación con lo que es habitual en este tipo de negocios. La comparativa con 2019 lo evidencia: un 49% menos. El comercio minorista, que suma en su calvario las medidas de control de clientes y su propia crisis por el agotamiento del modelo tradicional ante el auge del online, elevó las contrataciones hasta agosto un 19%, pero le pasa lo mismo que la hostelería, que tira menos del mercado laboral que antes de la pandemia: un 18% menos. Todo lo contrario que la logística. Es el segundo sector que más contratos está haciendo en Galicia, solo por detrás de la restauración: casi 49.000 contratos en ocho meses, lo que supone una subida del 24% frente a ese mismo periodo 2020 y del 13% sobre 2019. En todos estos casos, al igual que en la industria, hay que tener en cuenta que una parte de los empleos son temporales. Que se hagan más contratos en un sector no significa que la ocupación crezca en la misma medida. Eso depende de la duración. Pero de momento todas las modalidades están subiendo muy a la par. Los indefinidos iniciales aumentaron un 18% y los temporales un 20%, con un 21% en el caso de los que duran menos de una semana y concentran una cuarta parte del total. Los de seis meses a un año avanzan un 24% y un 41% los de más de un año.

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