La discriminación deja en Galicia a la mitad de las mujeres por debajo del “mileurismo”

La discriminación deja en Galicia a la mitad de las mujeres por debajo del “mileurismo”

La discriminación deja en Galicia a la mitad de las mujeres por debajo del “mileurismo”

Julio Pérez

Julio Pérez

El dueño de una empresa de restaurantes franquiciados aprovechó el mismo mensaje en el que reconocía la prestación por riesgo de embarazo a su trabajadora para dar rienda suelta a la lengua. “Tanta insistencia en que te pague no es muy inteligente para tu estado de buena esperanza”, le soltó, junto a otras perlas del tipo “tu inteligencia emocional no está dentro de los cauces del puesto que representas en la empresa y lamento tu empecinamiento en trasladarme tus problemas personales”. Antes de anunciarle un cambio de horario a causa, supuestamente, de las restricciones por el COVID-19 y de menospreciar su afiliación a un sindicato, el jefe de la mujer lanza incluso una especie de aviso: “Mejor en el ERTE que fuera”. El comunicado es “claramente irrespetuoso, con descalificaciones cuya relación con su condición de mujer embarazada nos parecen tan evidentes como a la magistrada de instancia”, concluye el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) en la reciente confirmación de la sentencia del juzgado de los Social número 3 de Ourense que condenó a la compañía por vulneración de derechos fundamentales en la modificación sustancial de las condiciones laborales de la demandante a raíz de la pandemia. Otra vez una crisis se ceba con los colectivos que peor lo tenían ya antes, víctimas de la cara más precaria de la ocupación. Hay muchos ejemplos de discriminación laboral a las mujeres, pero posiblemente la diferencia salarial es el más evidente, con cada vez más trabajadoras en Galicia entre los peores salarios. La mitad de ellas no pasa del mileurismo.

La proporción de los salarios más bajos es del 19% entre ellas y un 7,3% en hombres

Las mujeres son el 52% de la población en la comunidad. Y ahí se acaba la paridad. En afiliaciones en alta en la Seguridad Social representan el 48,6% y casi el 58% de los parados. A pesar de su papel protagonista en las actividades de cuidados, las que necesitaron un especial refuerzo de plantilla para combatir del coronavirus, la destrucción de empleo en los primeros meses de la pandemia no distinguió los sexos. La ocupación bajó en ambos por encima del 4%. Sí afectó de lleno a las mujeres el gran peso de la contratación temporal y las jornadas reducidas, los primeros puestos diluidos en el inicio de la crisis. 

Esa es la misma razón que explica por qué ellas arrastraban una clara situación de desigualdad en la nómina antes de la llegada del COVID-19. El sueldo bruto anual se situó alrededor de los 22.244 euros en 2018 en Galicia, según el análisis publicado por el Instituto Galego de Estatística (IGE) a partir de los datos de la Encuesta de Estructura Salarial del INE. La retribución de los hombres supera los 24.800 euros, un 27% más que lo que cobran de media las mujeres antes de retenciones (19.543). La brecha se agrandó en plena recuperación de la anterior crisis financiera. La diferencia en la remuneración a las mujeres cuatro años antes, en 2014, era del 26,4%.

La distancia en las remuneraciones se nota desde el primer eslabón. El salario base de los hombres en Galicia (1.288 euros mensuales) es 200 euros más alto que en las mujeres (1.051). También ellos reciben en complementos salariales una cantidad mayor (507 euros) que sus compañeras (408), salvo por nocturnidad y fines de semana (29,7 euros los hombres y 33,8 las mujeres). Por horas extraordinarias los trabajadores ingresan cinco veces más que las empleadas (14,4 euros) y el doble en otros abonos extraordinarios (56,5). Limpio de cotizaciones y retenciones, el sueldo neto se mueve en los 1.474 en el colectivo masculino y un 18% menos (1.208 euros) en el femenino.

Pero eso son medias. La realidad para la mitad de las mujeres es que su retribución bruta al cabo del año no pasa de 16.146 euros (alrededor de 1.000 euros netos en 14 pagas), mientras que los hombres que se quedan por debajo de ese umbral son el 25%. El 13% de los gallegos tenía un salario bajo en 2018. Es decir, ganaba menos de 6,3 euros por hora trabajada. La distribución por sexos es muy distinta. La proporción de los sueldos más bajos entre los hombres es el 7,4% y del 19,1% en las mujeres, tres puntos más que en 2014 (16,3%).

La diferencia de nómina es del 50% en empleos básicos y faltan datos en puestos de dirección

Los cerca de 5.300 euros de diferencia de las mujeres frente a los hombres en el sueldo medio bruto al año en Galicia son el fruto de una brecha que empieza pronto, desde el mismo momento en el que se accede al mercado laboral. Ya en los salarios a los jóvenes de entre 25 y 34 años existe una brecha de unos 3.300 euros. Las chicas reciben un 17% menos que ellos. El porcentaje roza el 19% (4.400 euros) entre los 35 y los 44 años y, a partir de ahí, se dispara: un 25% (7.200 euros menos las mujeres) entre 45-54 años y un 23,6% (6.600 euros) de los 55 años en adelante.

La radiografía por las actividades está coja porque faltan los datos del salario medio en puestos de dirección en las mujeres por la escasa muestra de la encuesta, lo que evidencia su gran problema de promoción en las empresas. La brecha en ocupaciones elementales llega al 50%; al 35% en industria manufacturera; un 30,6% en hostelería, comercio y cuidados; y un 27% en trabajos de oficina. La diferencia baja al 13% entre los profesionales científicos y no existe en el grupo de operadores de maquinaria, donde la presencia de mujeres es mínima.  

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