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Auxiliares de Barreras, rumbo a Santander: “Nuestros equipos ya no regresarán a Vigo”

El crucero “Evrima”, en un muelle de Astander. | // ELIANE GIROLA

Al otro lado del ordenador escribe, en un inglés peculiar, un empresario especializado en construcción y reparación naval. Es proveedor de segundo nivel de la construcción 1705 de Hijos de J. Barreras, el crucero Evrima. Adquirió los materiales para ejecutar su parte del proyecto a finales de 2019, poco después de la botadura del buque. Hasta ahora, que los desplazará a la pequeña localidad cántabra de El Astillero, a las instalaciones de la atarazana Astander (Grupo Astican). Se lo comunicaron la pasada semana. “Todos nuestros materiales y maquinaria se van para Santander, y no regresarán ya a Vigo”. Y no solo marcha su empresa, sino las otras dos con las que tiene contrato. De estas últimas, las de primer nivel, cuelgan al menos otras cinco. Es una extensísima escalera de subcontratas: de Team Electric, por ejemplo, dependían –al menos en Beiramar– una docena de firmas; de Martínez Otero, otras ocho. “Nuestro principal cliente –continúa este empresario– tiene que preparar ahora la organización” para ejecutar su cometido a 580 kilómetros de Barreras. De donde, según la dirección del astillero, el Evrima solo saldría durante “un mes” para los trabajos de pintura exterior.

Teniendo en cuenta el avance en la construcción del buque –faltan trabajos de tubería, electricidad, refrigeración, propulsión o el sistema de aguas–, las auxiliares de habilitación dudan que su traslado a Santander sea inminente. Necesitan cancha –unos mamparos no pueden instalarse si antes no se ha colocado el aislante de lana de roca, por ejemplo– para entrar. “Todos los materiales que entregamos a Barreras se pagaron”, constatan desde la misma sociedad. “Ahora tenemos que esperar a hacer la instalación”. Aun así, sus cosas abandonan la ciudad para “no volver”, incide. La pasada semana salieron de Vigo al menos dos contenedores dirección Santander, procedentes de las instalaciones del astillero en Beiramar; no fueron los primeros, como avanzó FARO. No serán los últimos. Porque Cruise Yacht OpCo, propietaria del 100% de la compañía, ya informó a Astander de que terminará el crucero en sus instalaciones, como desveló este periódico en primicia. Y por ese motivo invitó al presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, a una visita institucional, que tuvo que ser pospuesta tras el contacto del mandatario con un positivo por COVID. “Es el mayor pedido de España, se va a rematar en Astander”, reiteraron fuentes oficiales del Gobierno de Cantabria.

El "Evrima" abandona Barreras y pone rumbo hacia Santander

El "Evrima" abandona Barreras y pone rumbo hacia Santander R.V.

Doble mensaje

Frente a la comunicación formal ya trasladada a algunas auxiliares de que el buque no se terminará en Vigo –como pudo comprobar FARO con cuatro proveedoras más–, el equipo directivo de Hijos de J. Barreras no ha hecho lo mismo con las empresas agrupadas en torno a Aclunaga o Uninaval. En un encuentro con el presidente ejecutivo del astillero, Douglas Prothero, la información recibida fue “pobre”. “Han dicho que se pondrán en contacto con las auxiliares esta semana, para ver el plan de acción del Evrima”, incidieron fuentes conocedoras de esas conversaciones. “Que no está decidido si se termina en Santander o no”. El mensaje recibido de Barreras, al menos entre en dos casos, no ha sido el mismo para todas las proveedoras. Al astillero cántabro, donde el Evrima permanece amarrado desde el 20 de marzo, se han desplazado ya trabajadores de plantilla del astillero, sin avances en la construcción. Para las subcontratas de Vigo, su desplazamiento a Cantabria redundará en unos mayores costes (traslados, dietas), y encarecerá la construcción del barco premium. Para las proveedoras extranjeras, con base en Italia o Finlandia, ese inconveniente no existe.

En Beiramar, entretanto, la plantilla continúa con los trabajos de planificación para el desguace de los cascos del proyecto Havila, aunque sin modificar las medidas internas de ajuste –consumo de días pendientes, tiempo por tiempo–, y tras la rescisión de unos 40 contratos eventuales, tal y como publicó este periódico en su edición del 23 de marzo. La propiedad de la empresa continúa aguardando por la inyección económica del fondo de solvencia que gestiona la SEPI y de la Xunta (unos 38 millones, en total). Dado que formalizó su petición de ayuda a mediados de diciembre, y que ésta decae si a los seis meses no ha habido respuesta oficial, a Barreras le queda mes y medio de plazo para confiar en el respaldo público. La desconfianza de la banca a su proyecto (canalizada a través de Cesce, organismo semipúblico) es clave.

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El "Evrima" deja Barreras y pone rumbo hacia Santander Marta G. Brea

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