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Los autónomos extranjeros se disparan en Galicia como refugio a la crisis del COVID

Los foráneos en alta por cuenta propia suben un 9%

El paro bajó en enero en Galicia. Solo eso ya es una enorme sorpresa porque el mercado laboral se reajusta siempre en el arranque de cada año tras el fin de los contratos temporales vinculados a la campaña de Navidad y las rebajas. A esa inédita caída hay que añadir, además, que la afiliación a día 31 sumó unas 3.700 nuevas altas a pesar de la destrucción de 9.800 empleos en la media del mes, en plena tercera ola de la pandemia y con duras restricciones otra vez a la hostelería y el comercio no esencial. Es muy probable que los efectos de las nuevas limitaciones, en vigor desde la madrugada del martes 26 al miércoles 27, se noten en el balance de febrero. Solo hubo un par de jornadas laborables para tramitar ceses de actividad y expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE), pero para entender este comportamiento tan excepcional de la ocupación en la comunidad hay que tener en cuenta también otras peculiaridades, especialmente lo sucedido entre los trabajadores extranjeros. Entre ellos se concentra casi un tercio (1.058 desempleados menos) de toda la caída (3.603). No es un colectivo indemne a la crisis, ni mucho menos. De hecho, sus especiales circunstancias, afectados por una mayor precariedad, les llevan al trabajo por cuenta propia en busca de un refugio en el duro varapalo laboral de la crisis del coronavirus.

Mientras que el global de las afiliaciones en Galicia descendió en cerca de 18.100 a lo largo del pasado año, un 1,8%, en ese mismo porcentaje, pero a la inversa, se movió el número de personas originarias de otros países cotizando a la Seguridad Social. El 2020 acabó con 725 trabajadores extranjeros más que en diciembre del ejercicio anterior, hasta los 40.300, según los últimos datos del organismo publicados por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Al igual que en el resto de población, las dos actividades con más sangría en la ocupación en el colectivo es la hostelería, donde se perdieron 1.326 puestos, una reducción del 17%; y las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento, con una merma del 13%. La afiliación disminuyó también un 1,4% en actividades profesionales, científicas y técnicas. Y ya. El resto de sectores arrojan saldos positivos gracias al acelerón en las altas como autónomos.

Prácticamente dos de cada diez extranjeros en Galicia trabajan por cuenta propia tras un incremento del 9% (614) en solo un año, alejándose así de la preocupante merma que el régimen de autónomos viene sufriendo en los últimos años por la falta de relevo generacional. “Hablamos incluso de perfiles cualificados que se buscan la vida en cualquier cosa. Supervivencia”, remarca Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA). Tanto es así, que únicamente hay un sector en el que disminuye el empleo autónomo de extranjeros durante 2020 en Galicia: un cotizante menos, concretamente, en actividades inmobiliarias.

  • “La crisis por la pandemia está desestructurando el mercado de trabajo”

    Eduardo Abad - Presidente de UPTA

Por crecer, las altas por cuenta propia del colectivo aumentan incluso en la hostelería, que sumó 49 autónomos extranjeros. Igualmente el comercio, con 76 más. En construcción y la categoría de otros servicios –que engloba las organizaciones empresariales, sindicales, políticas, religiosas y asociaciones–, el alza fue del 14%, con 87 y 65 nuevos ocupados, respectivamente. El gran bum, sin embargo, viene del transporte y el almacenamiento –incluida la logística, los servicios de mensajería y repartidores por el tirón del comercio electrónico y los servicios para llevar en la hostelería–, que dispararon los autónomos extranjeros un 45% (144 más que hace un año).

“Detrás de todo esto está la avaricia sin límite de plataformas y empresas aprovechando la crisis para esquivar sus obligaciones con la Seguridad Social y la Agencia Tributaria”, alerta Abad, que recuerda que una parte relevante de los trabajadores por cuenta propia en algunas de estas actividades son “claramente falsos autónomos”. “La crisis del COVID-19 está desestructurando el mercado de trabajo –asegura–. Por eso es tan importante que los agentes sociales hagamos esfuerzos para impedirlo”. El último de esos gestos es el acuerdo entre Gobierno, patronales y sindicatos para reconocer que los riders son, como apuntaba la mayoría de sentencias judiciales, asalariados. El líder de UPTA llama la atención de la cadena de consecuencias “que conlleva la minoración de derechos laborales”. “Deriva en empobrecimiento del trabajador y de su barrio porque es a él al que le vende la persona que tiene una tienda”, incide.

En educación, una de sus principales salidas por las clases de idiomas extranjeros y el apoyo de cuidadores, la subida de afiliados extranjeros en Galicia fue del 7,6% (29) y del 5,3% en el sector primario (19), a los que hay que añadir las 84 incorporaciones (7,3% de incremento) en el sistema especial agrario y los 70 (5,6%) del régimen del Mar. Las altas rebotan con fuerza, por encima del 26% (76 nuevas) en las actividades administrativas y servicios auxiliares, donde se integran, entre otros, los puestos de limpieza y jardinería.

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